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El hombre que fue jueves
Columna
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Mario Gas, en vena

El director teatral y su nueva tropa andan metidísimos en los ensayos de 'La hija del aire', de Calderón

Marcos Ordóñez

Mario Gas y su nueva tropa andan metidísimos en los ensayos de La hija del aire, de Calderón, en la CNTC. “Ocho semanas de zambullida. ‘Pura vida! Estrenamos el 7 de mayo y estaremos hasta el 23 de junio en la Comedia. Y luego, la segunda quincena de julio vamos a Almagro”. Helena Pimenta le llamó. “Me dijo: piensa en cuatro obras. Pensé en dos comedias y dos dramas, y al final me quedé con La hija del aire, que en el Clásico no se había hecho nunca”. Lluís Pasqual la montó en 1981 con Ana Belén, en el María Guerrero. En 2005, el propio Gas, que entonces dirigía el Español, coprodujo con el San Martín de Buenos Aires un montaje de Jorge Lavelli protagonizado por Blanca Portillo. Y, lo que son las cosas, Ignacio García, director de Almagro, presentará en el festival un espectáculo polaco, Hijas del aire, que combina la obra de Calderón con Balladyna, de Julius Slowaki.

La hija del aire es una gran historia de pasión y poder – me cuenta Gas - Arranca como La vida es sueño. Está basada en la figura de la reina Semíramis, aunque me recuerda el mito de Lilith. Los mejores exégetas calderonianos la comparan con las grandes tragedias de Shakespeare. Yo he recurrido a Benjamín Prado, un poeta que me gusta mucho y ha hecho una versión muy personal, con mucho rigor, que suena muy bien y es Calderón por los cuatro lados”. El entusiasmo de Gas es contagioso. “Es difícil, es compleja, pero muy atractiva. Hemos eliminado algunos personajes. Será una función de tres horas, con un descanso. Estamos haciendo, diría, un trabajo muy jouvetiano: buscar la emoción por la respiración, deteniéndonos mucho en cada verso. Rastreamos, sobre todo, la musicalidad, la inteligibilidad y el ritmo interior. Que todo fluya de modo natural. Ha de tener una música interior, ha de entenderse dramáticamente. Detrás del verso hay emociones, decisiones, personajes con alma y sangre”.

Me cuenta también que le han dado libertad total para elegir el reparto, de 15 intérpretes. “Hice audiciones con varias actrices, todas espléndidas, y escogí a Marta Poveda. Tiene un gran talento y una fuerza tremenda. Es una actriz disciplinada, hipertrabajadora, meticulosa… da gusto trabajar con ella. Encabeza un elenco donde están, entre otros, Marta Betriu, José Luis Alcobendas, Agus Ruiz, Lander Iglesias…”. ¿Y después? El no parar, por lo que veo. Primero, Viejo amigo Cicerón, de Ernesto Caballero, que protagonizará José María Pou: se estrenará en Mérida y luego irá al Grec, al Romea, y de gira. “También quiero hacer un Pirandello en el Teatre Akademia; hay peticiones ya para Amici miei, el recital de poemas y canciones con Bárbara Granados; Joan Maria Gual me ha propuesto El vestidor, de Ronald Harwood, con Tristán Ulloa, que aquí estrenaron Federico Luppi y Julio Chávez. Y quiero dirigir un Hamlet del que todavía es pronto para hablar, pero que se haría en 2020. Y sigo con algo que solo lo puede levantar un teatro público: Nápoles millonaria, de De Filippo.”

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