Y llegó el relevo

Esta nueva edición de Arco tiene dos directores: Carlos Urroz, que ha estado al frente de la feria en solitario desde 2010 y se despide este año, y Maribel López, que será su sucesora en 2020. Urroz siempre ha sido inquieto en eso de abrir y cerrar proyectos, arriba y abajo. Sus casi nueve años al frente de la dirección de Arco dejan uno de los trabajos más celebrados. El mejor si pensamos en la crisis interna que encontró cuando llegó. Lourdes Fernández había dimitido alegando “diferencias con la feria” después de una fuerte confrontación entre el comité asesor e Ifema y la admisión de galerías que no habían sido seleccionadas. El mundo del arte se puso en pie para quejarse y para aplaudir a Urroz. Un aplauso que no ha parado de crecer.

Seguramente, porque Urroz conocía perfectamente la cara a y la cara b de los intereses de una feria y de las galerías, tras su trabajo antes como director adjunto en Arco con Rosina Gómez Baeza y la dirección de la galería Helga de Alvear. No tardó en crear un comité de apelación para los desencuentros y tirar de ilusión. También, nuevas secciones como Opening, dedicada a galerías jóvenes y que entonces firmó Maribel López. Ella había dejado su propia galería en Berlín y conocía perfectamente la escena del arte tras muchos años poniendo la cabeza en proyectos como el de Estrany-de la Mota en Barcelona. Fue un antes y un después. Inimaginable pensar hoy en Arco sin esa sección que se ha convertido en el verdadero pulmón.

Los titulares de Urroz en 2012 ya iban por ahí. Arco como una feria de descubrimientos. La vimos más pequeña, con más calidad y más receptiva a la sorpresa. 2013 fue ya más austero, con menos rarezas y más selección. En 2014 se celebró la bajada del IVA y el regreso de las grandes galerías internacionales. Y de coleccionistas. Seducir a ese contexto ha sido vital para aportar oxígeno (y dinero) también en Madrid, apellido de la feria en 2015. Un año después, Arco celebró los 35 recuperando su carácter inicial y abriendo nueva sede en Lisboa. Por fin se vislumbraba ese algo “sexi” que se aclamaba como el futuro de la feria. Un futuro que llegó como tema en 2018, con una de las ediciones más intelectuales y exitosas que se recuerdan. Y polémica, con la retirada de la obra de Santiago Sierra Presos políticos en la España contemporánea. Tenía aspecto de bienal, de microexposiciones con cierto aire de Kunsthalle. Por ahí van los tiros: estands con pocos artistas pero muy bien representados, especialmente jóvenes, y con varias bienales detrás.

Pronto sabremos el paso que dará la nueva directora para la edición de 2020, aunque se vislumbran cambios. Es una profesional a la que le gusta dar contenido a las cosas, aunque se trate de mercado del arte. Por lo pronto, ya ha adelantado que no habrá país invitado y sí un tema sobre el que gravitar. Se conocerá el sábado de la feria. Urroz se va con la satisfacción de haberle devuelto el pulso a la feria. En manos de López está acelerarlo.