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El mercado del arte: la crisis que nunca termina

Arco 2019 es el próximo test de estrés al sector, que afronta un año marcado por la pujanza de los 'megamarchantes' y una nueva enfermedad cuyo síntoma es la fatiga de ferias y de coleccionistas

'The Evolution of Kings' (2017), de Maria Loboda. Obra en la Colección Kells ganadora del Premio A este año en Arco. 
'The Evolution of Kings' (2017), de Maria Loboda. Obra en la Colección Kells ganadora del Premio A este año en Arco. 

Están cambiando muchas cosas en el mercado del arte, desde la amenaza que se cierne sobre las galerías pequeñas hasta las grandes y descontroladas inversiones en arte. Por eso va a haber muchos ojos pendientes de Arco este año, ya que se celebra en medio de una situación internacional turbulenta y una desaceleración general del crecimiento mundial. España, para la que se prevé un crecimiento ligeramente negativo en 2019, representó solo el 1% del mercado del arte mundial y el 2% del europeo en 2016, según un informe sobre el sector elaborado por la economista del arte Clare McAndrew para la Obra Social “la Caixa”. También obtuvo cifras similares en el estudio de UBS Art Basel para 2018. La recuperación del mercado del arte en España está siendo lenta. Los compradores que podían gastar entre 10.000 y 15.000 euros en el pasado invierten ahora menos dinero y, si compran algo, lo hacen quizá a la mitad de ese precio. Es un dato de 2016, también de McAndrew: el precio medio de las compras en el sector del arte español ronda los 5.000 euros. De aquel apoyo de antaño de los bancos, volcado en las grandes adquisiciones en la feria, ha quedado la compra que hacen las instituciones, enfocadas cada vez más a los artistas jóvenes (y asequibles).

Ilustración de Fernando Bryce, de la serie 'Túpac Amaru-1971', 2019.
Ilustración de Fernando Bryce, de la serie 'Túpac Amaru-1971', 2019.Cortesía: Galería Espaivisor

Sin duda, el de España es un mercado pequeño, aunque eso no impide que más de 200 galerías lleguen este año a la feria, y muchas de ellas nuevas, como el caso de Timothy Taylor de Londres y Meyer Riegger de Berlín. En esta edición, además, Perú es el país invitado, y es de esperar que eso genere una relación más intensa con los países latinoamericanos en el futuro. Importante será, dada la difícil situación del mercado del arte mundial y las profundas transformaciones que vivirá en los próximos años. En estos casi 20 años que llevamos de siglo se han producido dos traspasos trascendentales de poder y de dinero en el comercio de arte: el de las subastas y el de las galerías. Si a eso añadimos el auge de las ferias y la llegada de nuevos actores —los consultores de arte y todo el mundo de la inversión en arte—, el resultado es un panorama en transformación constante.

Datos de la feria

▪ Fechas. Arco se celebra en los pabellones 7 y 9 de Ifema del 27 de febrero al 3 de marzo. Los días 27 y 28 están reservados para la visita de los profesionales. La feria se abre al público el 1 de marzo. Los precios de las entradas oscilan entre los 20 y 40 euros.

▪ Codirección. Este año se suma a la dirección de la feria Maribel López junto a Carlos Urroz, quien dejará Arco pasada esta edición.

▪ Galerías. Participan 205 galerías de 31 países, con un 70% de participación internacional. El programa Perú en Arco incluye a 23 artistas de 15 galerías, 4 de ellas españolas. Son Casado Santapau, Elba Benítez, Juana de Aizpuru y ProjecteSD.

▪ Solo Show. Cerca del 40% de las galerías participan con programas enfocados a la presentación de uno o dos artistas de distintos entornos, reforzando la idea de Arco como espacio para el conocimiento de creadores.

▪ Futuribles. El programa Opening, dedicado a galerías con un máximo de siete años, reúne 22 espacios españoles e internacionales.

Empecemos por las galerías. En los últimos tiempos hemos visto el fenómeno de la “megagalería”, algo que no existía antes. Hace dos décadas, aunque algunas firmas como Marlborough o Wildenstein contaban con más de un espacio, casi todas las galerías tenían un local único. El sector de los marchantes continúa muy fragmentado, con miles de galerías, en comparación con el duopolio existente en el mercado de las subastas, en el que dos nombres, Sotheby’s y Christie’s, dominan la cima. Ahora dos recién llegados, las casas de subastas chinas Poly y Guardian, están amenazando ese duopolio, si bien los máximos precios se siguen obteniendo en Londres y Nueva York. Ahora bien, la aparición de Larry Gagosian y algunos más a finales del siglo pasado ha tenido una enorme repercusión. Estos “megamarchantes” han construido unos espacios asombrosamente inmensos, a veces expandidos por todo el mundo. Solo Gagosian, por ejemplo, está en Hong Kong, Atenas, Ginebra, París, Londres, Roma, California y Nueva York, en algunos casos con varios locales, de forma que tiene un mínimo de 18 sucursales en el mundo. Digamos que en el “imperio Gagosian” nunca se pone el sol.

No es el único: Pace, Hauser & Wirth, Zwirner y White Cube también poseen unas galerías gigantescas y múltiples filiales, salvo White Cube. Al mismo tiempo, las galerías de nivel medio atraviesan dificultades. Muchas han cerrado o se han trasladado de un local a pie de calle a una planta superior que en algunos casos solo abren mediante cita. Los motivos son muchos y recuerdan a la situación del “pez grande que se come al chico” en otros sectores de la economía. Cuanto más grande es una galería, más posibilidades tiene de atraer a los artistas “ganadores”, exhibir el arte más famoso y más caro, animar a los compradores más ricos, dar las fiestas más ostentosas e incluso financiar exposiciones en museos públicos, cosas que le dan reconocimiento y convencen a los coleccionistas para que compren. Estas grandes galerías se han convertido en “marcas” en la misma medida que sus artistas; no hay más que ver las obras en serie que producen Tracey Emin, Damien Hirst, Yayoi Kusama o Jeff Koons.

Las casas de subastas suponen una amenaza para las galerías porque han asumido muchas de sus funciones

Por su lado, las galerías más pequeñas capean como pueden las dificultades para mantener un espacio cuando hay pocos visitantes y tienen que pagar alquileres que no paran de subir y asistir a ferias de arte cada vez más caras. La tendencia es que las galerías grandes les arrebaten a los artistas “más rentables”, porque pueden subir sus precios y ofrecerles un perfil más internacional. Para una galería de tamaño medio que ha invertido tiempo y dinero en construir la carrera de un artista, esa pérdida puede ser devastadora y provocar una grave disminución de ingresos. Otra amenaza para el sector de las galerías son las casas de subastas, que han dejado su papel tradicional, la celebración de subastas de arte en el mercado secundario, para asumir muchas funciones de los marchantes: organizar ventas, financiar la adquisición de obras de arte, prestar dinero con colecciones como garantías y servir de asesores en materia de arte. En 2016, Sotheby’s pagó 85 millones de dólares por AAP, una consultora fundada por la antigua directora de arte contemporáneo de Christie’s, Amy Cappellazzo, y el conservador Allan Schwartzman. Y un último elemento es que se ha generalizado el uso de instrumentos financieros como las garantías para animar a compradores y vendedores, por lo que las subastas se han vuelto más teatro que ventas reales, dado que la mayor parte de los lotes más importantes se vende con antelación, mediante garantías, antes de que caiga el martillo.

Algunas cifras

1%. Es la cuota de España en el mercado global del arte. Poco más del 2% del valor de las ventas de arte y antigüedades en la UE.

600 millones de euros. Es el optimista pronóstico que hizo Tefaf Art Market Report en 2016 en la facturación española ese año.

De las 83 galerías que forman el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo de España, sólo 33 están en Arco este año.

Las mujeres siguen infravaloradas en el mercado del arte. Según Artprice, las menores de 40 están reduciendo la brecha.

También podemos hablar de un “fenómeno de ferias” que ha alcanzado ya su apogeo. Si en 1970 había solo 3, hoy tenemos más de 300. Para las galerías con un único espacio son la forma de poder acceder a un mercado internacional, encontrar nuevos coleccionistas y descubrir nuevos artistas. Pero se han convertido en una espada de doble filo porque la proliferación de ferias hace que los coleccionistas ya no vayan tanto a las galerías. Por otro lado, el número de galerías está disminuyendo ligeramente, y muchas han decidido reducir la cantidad de ferias a las que asisten. Y no hay que descartar el elemento de “fatiga de ferias” conocido como fertiga, que hace que los coleccionistas no puedan acudir a todas. Un síntoma de cierta desaceleración es que MCH, la empresa matriz de Art Basel, haya decidido abandonar su intento de crear un grupo de ferias regionales. Y tanto Art Stage Singapore como NADA en Nueva York se han cancelado, mientras que Sommet, en Saint Moritz, se ha aplazado a 2020.

'Portrait of Edmond Belamy' (2018), creada por inteligencia artificial y subastada en Christies's por 381.200 euros.
'Portrait of Edmond Belamy' (2018), creada por inteligencia artificial y subastada en Christies's por 381.200 euros.Obvious

En general, el mercado del arte se prepara para un 2019 poco brillante. Los compradores chinos, importantes hasta ahora, se encuentran con el obstáculo de los controles de divisas, que les impiden sacar dinero del país. Eso tuvo consecuencias en Art Basel Hong Kong el año pasado, y a ello hay que sumar la desaceleración de la economía china, que ha mermado la confianza. Otra decepción ha sido el crecimiento de las ventas de arte a través de Internet. El comercio en la Red, frecuentemente presentado como el futuro del mercado del arte, en realidad ha disminuido en los últimos tres años. Según el informe anual de Hiscox, aunque las ventas por Internet crecieron un 12% en 2017, ese ritmo fue inferior al 15% de 2016 y el 24% de 2015. El remate es que la inversión en arte se ha convertido en una fuerza nueva y poderosa, pero que solo repercute en la parte más alta del mercado. Los inversores buscan obras seguras, “de primera categoría”, de artistas reconocidos como Basquiat, Twombly, Freud, Bacon, Picasso o Warhol. Son obras que el dueño puede almacenar y sacar de nuevo a la venta al cabo de unos años, y eso está elevando los precios a unos niveles extraordinarios porque todos los compradores buscan las mismas piezas. Además, la competencia se agudiza por la participación de multimillonarios que quieren adquirir “trofeos” para sus nuevos y relucientes museos privados. Esas cotas son inimaginables —e irrelevantes— para la inmensa mayoría de los compradores de arte, tanto en España como en cualquier otro lugar, que quizá no puedan gastar millones de dólares, pero sí pueden disfrutar de algo que han comprado por unos cuantos miles de euros. No tienen que preocuparse por el seguro, la seguridad ni el almacenaje, y, por si fuera poco, están apoyando la creación artística. ¡La mejor solución, sin duda!

Georgina Adam es periodista especializada en mercado del arte en ‘The Art Newspaper’ y ‘Financial Times’.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Las cuentas del arte

(Sobre)vivir del arte. En España sólo vive del arte un 15% de los artistas. Los datos son del informe La actividad económica de los/las artistas en España (Universidad de Granada, 2018), de Marta Pérez Ibáñez e Ignacio López Aparicio. Apuntan que el 15% de los 1.105 artistas encuestados son 165; el 15% de los aproximadamente 25.000 artistas profesionales que trabajan en España suman unos 3.750 artistas. Una cifra muy pequeña para un mercado del arte también pequeño que desde hace 10 años no puede mantener económicamente con la venta de obra a los artistas con los que trabaja y de los que depende.

Precios bajos. El 63% de las obras vendidas en el mercado español en 2016 no alcanzó los 5.000 euros, frente al 36% de estas obras en el ámbito mundial, y solo un 1% tuvo precios superiores a 250.000 euros, frente al 5% en todo el mundo. Ninguna superó el cheque de 500.000 euros, según Claire McAndrew en su Informe de mercado del arte en España, auspiciado por la Obra Social «la Caixa».

China, tras los pasos de EE UU. Tras dos años de caída, en 2017 las ventas aumentaron en un 12%, hasta alcanzar los 51.539 millones de euros en el mundo y con China en el segundo lugar, desbancando a Reino Unido. EE UU sigue a la cabeza, aunque habrá que ver los cambios que se avecinan con la política de confrontación comercial de Trump con China, con los problemas de crecimiento económico de esta, y Reino Unido, con la incógnita del Brexit.

Nuevas tecnologías. El año 2018 estuvo marcado por la venta de la primera obra de arte creada por una inteligencia artificial en Christie's por 381.200 euros. Frédéric de Senarclens, de Art Market Guru, augura que en 2019 el sistema blockchain y la realidad aumentada continuarán marcando la reforma de la industria del arte.

Polémicas. La ética ha entrado de lleno en el mercado del arte global: víctimas denunciando abusos sufridos por artistas de renombre, directores u otros profesionales del arte, museos volcados en el rescate a ultranza de mujeres y artistas racializados y compradores de subastas invirtiendo en artistas de ascendencia africana. Lo apunta Tim Schneider desde el blog The Gray Market.

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