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Antologías para el futuro

Editoriales especializadas en teatro asumen la misión de fijar el repertorio contemporáneo

Raquel Vidales
Libro con dos tragedias de Vicente Molina Foix.
Libro con dos tragedias de Vicente Molina Foix.

La recopilación en un solo volumen de varias piezas o de la obra completa de un autor es esencial para analizar con perspectiva esos textos y evaluar también el estado de la dramaturgia de un país en un determinado momento. Parte importante de este trabajo lo están haciendo últimamente las editoriales especializadas en teatro, que están asumiendo como propia la misión de fijar el repertorio contemporáneo no solo publicando obras sueltas, sino también antologías comentadas por especialistas.

En esa línea, Punto de Vista acaba de publicar el Teatro completo de Adolfo Marsillach (1928-2002), figura clave del teatro español del siglo XX, fundador de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y del Centro Dramático Nacional, conocido sobre todo como actor y director, pero que también fue autor de unas cuantas obras (no muchas, ocho en total) muy ligadas al sentir de la sociedad española en los primeros años de democracia tras el franquismo. Entre ellas está su mayor éxito, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, estrenada en 1981 con Concha Velasco y José Sacristán a la cabeza del reparto, que también protagonizaron la versión cinematográfica en 1994. Ya en aquella primera pieza se encuentran los rasgos distintivos de la escritura de Marsillach: una fina ironía, situaciones cotidianas y personajes muy pegados a sus recuerdos, que el autor utiliza para repasar de forma crítica los años del franquismo.

La misma editorial publicó el pasado noviembre otro valioso recopilatorio, Autoficciones, que incluye seis piezas del uruguayo Sergio Blanco, dramaturgo que ha cultivado con ahínco la autoficción en el teatro, hasta convertirse en el gran referente del género en español. No solo por las seis obras de esta naturaleza que ha escrito (Kassandra, Tebas Land, Ostia, La ira de Narciso, El bramido de Düsseldorf y Cartografía de una desaparición, todas ellas estrenadas en los últimos años en España), sino también por la investigación que ha desarrollado en torno a este tipo de escritura. De hecho, junto a este volumen, Punto de Vista lanzó el ensayo Autoficción. Una teoría del yo, en el que Blanco repasa la historia del género y expone su teoría. Dos libros básicos para bucear en el llamado teatro posdramático o, dicho de otra forma, las nuevas formas de la literatura dramática.

Y en noviembre llegó también a las librerías la interesante compilación Teatro griego contemporáneo, publicada por Antígona, que ofrece una panorámica de lo que es hoy el arte dramático en el país que fue la cuna del teatro a través de seis textos representativos. Poco rastro queda de los grandes mitos clásicos, pero aun así resultan singularmente cercanos por la fuerza con la que se vuelca en ellos la crisis económica y migratoria que aún azota a Europa. Quizá porque Grecia ha sido el país que más la ha sufrido.

No obstante, las viejas tragedias griegas siguen inspirando a los autores contemporáneos. Acaba de llegar a las librerías el volumen Dos tragedias griegas (Antonio Machado), que agrupa las versiones de Electra y Medea que escribió Vicente Molina Foix en 2012 y 2015, respectivamente. Molina Foix apunta a la médula del mito para reactivarlo: recoge lo esencial de los personajes para hacerlos reconocibles hoy.

Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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