“La industria audiovisual tiene los ojos en la televisión”
Profesionales del cine y las series debaten sobre la relación entre los dos formatos
"No es televisión, es HBO" es un popularísimo eslogan que acuñó en 1997 el canal de cable estadounidense y que marcaba distancias entre sus producciones de aquellos años (Oz, Los Soprano, A dos metros bajo tierra) con las de la "caja tonta". En los últimos años, el formato por capítulos ha empezado a tratar de tú al cine. Festivales como Cannes, Sundance o San Sebastián incluyen producciones televisivas en sus proyecciones. La mayor calidad formal y mayor ambición narrativa, además de la gran aceptación y difusión entre los espectadores gracias a los avances tecnológicos (mejores televisores, la explosión de las plataformas de vídeo bajo demanda...), ha hecho que dos formatos audiovisuales como el cine y las series estén más cerca que nunca. Las fronteras son tan difusas que en ocasiones algunos creadores hablan de sus series como "películas largas". El trasvase de profesionales de un medio al otro es también continuo.
De esa imbricación entre televisión y cine charlaron este miércoles en la Academia del Cine profesionales de ambos sectores en la mesa redonda "Nuevas series: ¿televisión o cine?". En ella han participado la guionista Ángela Armero, el productor Fernando Bovaira, la profesora de Comunicación Audiovisual Concepción Cascajosa, la productora y guionista Teresa Fernández-Valdés, el guionista Alejandro Hernández, el crítico de cine Fernando Lara y el director Ramón Salazar, con la guionista Isabel Vázquez como moderadora.
¿Premio Goya a la mejor serie?
Mientras que Reino Unido incluye en una misma academia (BAFTA) al cine, la televisión y los videojuegos, en España todavía son universos separados. ¿Los Goya llegarán a incluir las series en sus premios? “Es una opción; otra es ceñirse al cine en pantalla grande; otra es hacer otros premios... Desde la Academia no nos queremos cerrar a ser nosotros quienes respondamos, sino pulsar el sentir del sector”, dice Mariano Barroso. Por ejemplo, en la mesa redonda, Fernando Lara defendió la creación de una categoría en los Goya para las series con historias conclusivas, algo a lo que puso reparos Teresa Fernández-Valdés: "¿por qué unas sí y otras no?", se preguntaba.
Otro problema lo plantean las películas producidas por plataformas estrenadas directamente en la web. Netflix ha cambiado su estrategia, con estrenos también en cines, para que películas como Roma, de Alfonso Cuarón, puedan competir en los galardones cinematográficos, incluidos los Goya.
Según explica Mariano Barroso, director de la Academia de Cine, la charla nació de "la pregunta que nos hacemos mucha gente sobre los límites del cine y las series: hasta dónde somos cine, hasta dónde somos ficción audiovisual...". Así, la Academia pretende "tirar del debate, porque sabemos que es algo a lo que hay que dar respuesta, aunque aún no sé cuál", añade Barroso a EL PAÍS.
A la hora de encontrar diferencias y parecidos entre el cine y las series, Ángela Armero destaca la distinta concepción dramática de los dos formatos y la forma de consumo por parte del espectador. "Pero no veo tanta diferencia en cuanto a exigencia, ambición y presupuesto", puntualiza. "Si la gente ahora dice que las series son igual de buenas que las películas, es que llevan por lo menos 20 años metidos en una cueva, porque hace más de 20 años que las series son más exigentes que muchas películas o más caras. De hecho, es el cine el que pretende ir hacia las series. Star Wars empezó como trilogía y ahora es una serie. La serialidad se impone en el cine más que al contrario", añade la escritora.
Concepción Cascajosa valora el esfuerzo de la Academia de Cine por incorporar las series a su ámbito pero recuerda que la relación entre ambos mundos viene de atrás: "muchas de las grandes series de los años ochenta y principios de los noventa son hechas por directores de cine, con ambición temática, visual, un modelo de producción parecido al del cine...". Cascajosa recuerda títulos como Los jinetes del alba o La forja de un rebelde, que contaban con grandes presupuestos.
Para Fernando Bovaira, cine y televisión son medios distintos. "En televisión tienes que estar pendiente del ritmo, tener más dosis de melodrama y claridad formal y narrativa. Y tener muy en cuenta cómo se va a consumir. El cine antes era el plato principal y ahora es un ingrediente más de la sopa", comenta el productor. Para Fernando Lara, series y cine tienen los mismos elementos pero una estructura narrativa diferente.
Teresa Fernández-Valdés recuerda que la televisión se ha sentido "la hermana pequeña del cine" durante mucho tiempo y celebra que esto haya cambiado. "La industria audiovisual tiene los ojos en la televisión. Y eso se sabe no solo por la atención mediática, también por el dinero. Producimos con un dinero que no hemos tenido nunca".
La vida entre las dos pantallas
Alejandro Hernández, guionista de películas como 1898, los últimos de Filipinas o El autor y de series como Los nuestros (Telecinco) o El día de mañana (Movistar +) no encuentra diferencia entre trabajar para un largometraje o para una producción por capítulos. "La televisión y las plataformas se han convertido en un refugio para guionistas que venimos del cine. Yo he hecho mi carrera en el cine sobre todo, y miras la industria cómo va y el cine va hacia abajo y las plataformas están haciendo que la ficción en serie sea tu medio de vida y lo que más te compensa". Aunque no cree que permanezca la sensación de que la televisión sea el hermano pequeño del cine, sí reconoce que algunos complejos todavía se arrastran hoy en día. "La primera vez que me invitaron a hacer una serie, me llamó Salvador Calvo [director de 1898, los últimos de Filipinas] y lo primero que me dijo era 'disculpa que te pida esto' porque era una serie para Telecinco. Yo lo vi como una oportunidad y lo afronté con el profesionalismo con el que hago las películas", recuerda.
Ramón Salazar, realizador recién llegado a la televisión procedente del cine y que ha dirigido episodios de Vis a vis y de Élite, ve como novedad en las series actuales la forma en la que se consumen, donde el espectador no solo elige el ritmo al que lo ve, sino que también tiene opción de verlas en diferentes pantallas. "Se hacen pensando en ser consumidas de cierta manera. Como creador, me enfrento a una película y una serie con la misma pasión y entrega. Las dinámicas son diferentes, pero como lo son de una película a otra". Salazar destaca la televisión como escuela de aprendizaje. "Los mecanismos, la rapidez con la que empieza a funcionar tu cabeza, es fascinante", explica.
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