‘OT 2018’ gala 2: Pesadilla en el parque de atracciones
OT es un programa musical que sin embargo ayer pareció un capítulo de 'Black Mirror', una radiografía de cómo la telerrealidad está haciendo perder la cabeza a un hombre
En las películas americanas, que un personaje se quite las gafas solo significa una cosa: va a revelar que todo este tiempo ha sido guapísimo sin que nos demos cuenta y va a convertirse en un triunfador. Pero esto no es otra estúpida película americana, sino otro estúpido reality show y Alfonso se ha quitado las suyas para acabar siendo expulsado con uno de los mayores porcentajes de la historia de Operación Triunfo: un 78,8. Ana Torroja no está y en su lugar, como si de un thriller sobrenatural se tratase, aparece Rosana dejando escapar la oportunidad de incluir a la mujer de Juan Antonio en el jurado y que empiece todas sus valoraciones con "mira una cosita te voy a decir". Nada va a tener sentido esta noche, hasta el punto de que Rosana acabará siendo nuestra constante, algo que no ocurría desde el verano de 1998 cuando El talismán era la única canción que sonaba en las piscinas municipales de todo el país.
Roberto Leal, que está de muy buen humor pero acabará (spoiler) con un humor de perros, felicita el cumpleaños a su chihuahua Pepa y el novio de Sabela da el primer beso con lengua de OT desde que la novia de Alejandro Parreño se le encaramó hace 17 años. El vídeo que precede a la conmovedora actuación de Sabela es básicamente ella abrazándose con gente y celebrando su cumpleaños con una tarta de churros. Una tarta. De churros. Da igual lo que ocurra en las próximas 14 semanas, Sabela ya ha ganado. Pero Alfonso y Sabela no han sido más que los teloneros de la verdadera estrella de la noche.
Expulsada de Fama. Primera expulsada de OT 2017. Y cantante de la mejor canción salida de OT desde Vas a volverme loca de Natalia: Mimi es una fábula de superación. Mimi, que como decían en Showgirls "cuando baila es toda pelvis", se queda sin aire a los 17 segundos pero da igual porque su canción no tiene estribillo. Eso no le impide durar 12 minutos, tras los cuales Roberto Leal exclama "¡qué canción más bonita!" dejando claro que ha aprovechado este ratito para ir al lavabo.
Como Noelia llegó declarando su amor por el soul, le han dado una rumba. Que se aguante, que para eso es andaluza. Pero como tiene una voz estratosférica canta pura alegría en un tono que podría escucharse en Trappist-1, justo donde acaban las pelucas de todos los espectadores.
Un vídeo muestra a Carlos Right montando una broma que consiste en hacer que todos se vistan de blanco para una falsa fiesta ibicenca. Qué risas. Marta la define como la mejor broma de su vida (¿pero qué clase de vida ha tenido Marta?) y a continuación OT nos gasta la peor broma de la nuestra: África y María fingiendo ser negras cantando Friends. En chándal. Y ya sabemos lo que significa eso. La pobre África es una de esas personas que cuando quieren expresar actitud y empoderamiento ponen cara de que se les ha taponado la nariz y ambas están nominadas en cuanto acaba la canción. Al acabar Roberto Leal confirma, añadiendo una fecha más a la gira de OT 2017, que los concursantes de aquella edición viven atrapados en una distopía.
Miki y Alba cantan Alma mía con una puesta en escena (un trozo de leña tirado en medio del escenario) en la que David Lynch rodaría tres películas enteras y con ellos empieza una verdadera película de terror protagonizada por el público y Roberto Leal. Cada vez que el presentador da paso a un vídeo una chica aprovecha para gritar desde el foso "¡GUAPO!" como si la estuvieran estrangulando hasta el punto que parece un efecto de sonido de transición para los vídeos. Hasta cuando el vídeo cuenta la visita de un murciélago a la academia (que los concursantes reciben como si hubiera entrado un francotirador) alguien aprovecha las milésimas de segundo de transición para berrear "¡¡MARILIA GANADORA!!". El vídeo de los Javis haciendo llorar a la mitad de los concursantes obvia el momento que las redes sociales criticaron por su sadismo (Alba sufriendo un ataque de pánico mientras Javier Ambrossi le sugería que lo sacase bailando), pero vemos un vestigio del horror cuando Marta se pone a llorar y Ambrossi exclama extasiado "si es que esto es lo que queremos ver". Operación Triunfo ha sido muchas cosas a lo largo de casi dos décadas, pero hoy está coqueteando con la snuff movie.
Porque la actitud de Roberto Leal, un tipo que se caracteriza por conducir las galas a velocidad de crucero, enrarece el ambiente cada vez que se dirige al público. "Sería un poco incómodo ver una entrevista y que no se escucharan las preguntas", les recrimina a los asistentes guiñando un ojo con una pasivo-agresividad que es el equivalente en la televisión pública al "que te calles diablo de los cojones" que está gritando mientras tanto Aramís Fuster en Telecinco.
Joan Garrido y Marilia, que no se están enterando de nada, cantan Another Day of Sun no como dos estrellas del pop, ni siquiera como dos cantantes de una orquesta en fiestas, la cantan como una pareja de novios en su boda para abrir el banquete. Y el público reacciona como los invitados de esa boda: incómodos, aplaudiendo a destiempo y sonriendo nerviosamente por si les está grabando alguna cámara.
Damion y Famous cantan Déjala que baile, una canción que empieza con "hoy que la Tierra no es plana" y ya era hora de que Televisión Española apostase por la divulgación científica. Natalia y Marta cantan Tainted Love dejando claro que son mujeres empoderadas porque empujan a sus bailarines (eso ya lo hacía Norma Duval en los ochenta) y a estas alturas del programa (aproximadamente, las 4 de la madrugada) Roberto Leal ya se ha convertido en un mafioso que solo necesita estirar el brazo en alto para que todo el público se calle la boca. Para terminar la que probablemente haya sido la gala más extraña de la historia de OT, ocurre algo inexplicable: Julia y Carlos Right cantan Mi historia entre tus dedos (entrelazando los dedos, por supuesto) y en el momento en el que ella entra en el estribillo OT 2018 parece despertar de golpe. Terrassa se ilumina. Los ángeles giran la cabeza. Julia nos acaba de dar el primer momento de drama en esta edición y, de repente, Julia podría ganar este concurso.
Alfonso no va a ganarlo y eso quedó claro desde la primera vez que entonó "no eres tú, no eres tú, no eres tú, soy yo" hace una semana. A las 00.35 de la mañana observamos a Alfonso abrazar uno por uno a sus 15 compañeros y Roberto Leal da paso a las nominaciones no sin antes quejarse: "Me estáis dando una noche, de verdad". OT es un programa musical que sin embargo hoy parece un capítulo de Black Mirror, una radiografía de cómo la telerrealidad está haciendo perder la cabeza a un hombre. Un relato de un presentador empezando a odiar su propio programa. Y quizá la tragedia no sea tal, sencillamente Leal nos ha malacostumbrado a ser la persona más afable, más paciente y más positiva de la televisión actual.
Y hablando de positividad, Mimi estaba teniendo la noche de su vida hasta que Julia Gómez Cora pronuncia unas palabras que aparecerán citadas en su obituario: "Mimi no es bailarina, pero se lo cree". Es un ataque gratuito. Es un relato con giro dramático. Es clavar un puñal, esperar unos segundos, y girarlo. En ese momento Mimi se convierte en Dakota de Hermano mayor y le responde en Twitter: "Señora si no fuera bailarina no podría hacer lo que acabo de hacer". Y así culmina una noche en la que realmente no ha pasado nada y a la vez todo ha sido inquietante: su tuit es la traducción en el dialecto de la televisión pública de lo que en Telecinco se dice "la elegancia la llevo yo, vieja, amargada".
Y hablando de elegancia, la realización de esta gala ha decidido que el protagonista, ganador y trending topic sea el culo de Joan Garrido. Es como si ese culo fuese un concursante más (sale en pantalla más que Famous), porque la afición de Joan a llevar pantalones que no son de su talla hace que acabe siendo lo más comentado de la gala en redes sociales. Esto solo confirma que ha pasado algo raro esta noche. ¿Pero quién se atreve a señalar qué ha sido? Probablemente se te aparezca Roberto Leal para mandarte callar.
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