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Operación Triunfo
Columna
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‘OT 2018’ gala 1: Lo que te conté mientras te hacías la dormida

La moraleja de la noche: a menos que seas rapero o te llames Mel C, nadie puede ser una estrella en chándal

Joan Garrido durante la gala numero 1 de Operación Triunfo 2018
Joan Garrido durante la gala numero 1 de Operación Triunfo 2018G3-CAT (GTRES)

Ana Torroja comienza la gala 1 de OT 2018 explicando que Joe y Manuel Martos, sus compañeros del jurado, la han agregado a su grupo de WhatsApp. ¿Será el mismo grupo que el año pasado o, aterrorizados, han creado uno nuevo? ¿O quizá sigue Mónica Naranjo en ese grupo, que claramente ella siempre tuvo silenciado? ¿Qué porcentaje de los mensajes de Torroja son el emoticono guiñando un ojo? La gala de esta noche no resolverá ninguno de esos misterios porque, como ocurrió la semana pasada, OT continúa desaprovechando oportunidades.

La primera actuación es El ataque de las chicas cocodrilo de Miki y Carlos Right. A los chavales les piden una cosa bastante poco 2018: que chuleen de lo guaperas que son para ligarse a todas las nenas. Carlos aclara que a él nunca le ha hecho falta tener actitud porque con sonreír le suele bastar. Lo de las "chicas cocodrilo" que dan mordiscos es una metáfora de las niñas pijas (que llevaban polos de Lacoste) porque Hombres G, ese grupo al que sus fans lanzaban sujetadores, tenían una obsesión con la conciencia de clase y eran lo más parecido a un cantautor protesta que hubo en este país en los ochenta. Esto queda desfasado porque a estos chavales nacidos en los 90 la clase social les importa mucho menos que a sus padres.

Tras un vídeo de gente pronunciando mal el nombre de Damion y otro de Miki contando que se mea en la ducha y que la caca le huele fuerte con bastante más gracia que en su actuación, Deimon confiesa le cuesta expresar su sensibilidad y no sabe por qué (la respuesta es el heteropatriarcado, Damian) pero seguro que Perfect, a dúo con África, le ayuda a sacarla porque esta es una de esas actuaciones de OT en la que los dos cantantes acaban juntando las palmas de las manos. Pero Perfect no consigue ser Escondidos (porque nada es Escondidos), ni siquiera I Just Can't Stop Loving You, aquella actuación de Álex y Geno en OT 2011 que fue lo más cerca que hemos estado de ver una masturbación en el prime time español desde el consultorio de Elena Ochoa.

Y de repente sale Malú. La cantante cuenta que está machacando a su compañía discográfica (ella no ha tenido suficiente con machacar a Amaia Montero) para que saquen como single Todos los secretos porque expresa quién es Malú y de dónde viene. Qué ganas de averiguarlo. A Noelia por supuesto todo esto le flipa.

Sabela y Alfonso cantan Échame la culpa y a alguien habrá que culpar por su disparidad de estilismos. Ella va en chándal (no es una hipérbole, va vestida de Valle de Compañeros) y él lleva una chaqueta: son la versión musical de "pero cariño, ¿todavía estás así?". Dave y Marilia cantan Alfonsina y el mar. Es la canción favorita de Dave, lo cual Noemí Galera asegura que es una casualidad aunque él lo dijo en la gala 0, así que es posible que Noemí no la viera.

Como la actuación habla del mar, los visuales del fondo son de agua. Porque en OT todo es literal excepto las metáforas de Noelia: "bailo como una alcayata", "en esta litera me muevo como la virgen del Rocío", "creo que estoy evolucionando, como los pokémon". Alba canta Respect con ese inglés de la gente que dice "yo es que lo entiendo muy bien pero no lo hablo" (es decir, pronunciando solo las vocales) y Noelia recurre al clásico truco de cantante de reality para conseguir actitud: comportarse como una negra cabreada. Funciona. Respect es exactamente la actuación que el público esperaba de ellas, pero nada más.

Ella es una canción que Bebe cantó en 2003, cuando el mundo despreciaba a las feministas por ser mujeres como, precisamente, Bebe. Escuchar a María rapeando "hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser" da ganas de coger una máquina del tiempo, viajar al principio de la gala y boicotear la actuación de Miki y Carlos Right lanzándoles sujetadores, sí, pero tras prenderles fuego. A continuación ponen un vídeo de Dave haciendo chistes de penes, porque Roberto Leal sabe que cuando la energía decae no hay nada como recurrir a algún concursante andaluz.

Y entonces vuelve a aparecer Malú, quizá la cantante española que no ha salido de un reality que más parece haber salido de un reality junto con David Civera. Ella tiene un color de voz muy calentito, ella tiene un chorro de voz, ella es nuestra última folclórica. Ella canta Todos los secretos, una canción que en absoluto es igual que el resto de canciones de Malú, y una parte del espectador (en concreto, la que sigue despierta) desea con todas sus fuerzas que cante Toda. De arriba a abajo. Roberto Leal la despide dejando escapar la oportunidad de hacer un chiste sobre Paquita Salas y "el huevo áurico interferido de Malú".

Antes de dar paso a Joan y Julia cantando una canción de Malú (TVE no había emitido un homenaje de este calibre desde Rocío... ¡siempre!), Roberto Leal promete avisarnos cuando las canciones de la gala estén disponibles. ¡Qué ganas de escuchar El ataque de las chicas cocodrilo en Spotify! Joan y Julia cantan Vuelvo a verte, una de esas actuaciones trampa que por muy bien que salga es imposible que resulte memorable, y en las pantallas salen siluetas de una mujer muy delgada, así como de Victoria's Secret. OT necesita cuanto antes que entre en directo Amaia Montero para tener su propia Pantoja.

Famous y Natalia (tres palabras que jamás nadie creyó que leería juntas) cantan Feel It Still, la última actuación. Y tras 20 segundos se entiende que no es casualidad: esta gala ha empezado con dos ligones canallitas y ha acabado con una pamplonica tatuada acariciándose la entrepierna. A diferencia de sus compañeros, Famous y Natalia no se pasean por el escenario como concursantes sino como ganadores. Cuando se agarran del brazo y repiten "Is It Coming?", se ponen a bailar cuando ya nadie esperaba que lo hicieran y se contonean dejando bastante claro cómo se mueven en la cama el público siente que los 105 minutos anteriores han merecido la pena. De hecho, el público acaba de olvidar todo lo que ha ocurrido en esos 105 minutos. Podríamos enviar a Famous y Natalia al festival de Eurovisión, al festival de Benicásim y al festival de Cannes.

Hay dos tipos de concursantes de OT: los simpáticos (que se benefician de la fase de duetos) y las estrellas (para los que esa fase es un trámite que incluso los lastra). Aitana, que era las dos cosas, acompaña Teléfono con un cuarteto de cuerdas porque ella ya no tiene nada que perder y, tras cantar como si acabara de aprendérsela, repite la terrible costumbre de cruzar la pasarela chocando las manos con el público. ¿Es cercano? Mucho, pero también es anticlimático, cero épico y nada estético corretear con chepa. Claro que hace 17 años a Chenoa le costó una derrota no hacerlo.

A las 00.35 de la noche a Joe le parece una idea fenomenal contar quién es Aretha Franklin, que sacó 130 singles (ya son 130 más de los que ha sacado Amaia) y que África tiene misterio. África tiene muchas cosas (una voz preciosa, un color de piel perfecto y a todos los gays de su parte gracias a su abuso de la palabra "cariño"), pero misterio no es una de ellas. El jurado salva a Carlos Right porque resulta que sí, lo único que tenía que hacer era sonreír, y la favorita, Noelia, no ha tenido que usar su voto doble (probablemente más poder del que ha tenido en su vida) porque Joan arrasa en los votos de los concursantes. Los nominados son Sabela y Alfonso, así que queda en manos del público echarle la culpa a uno de los dos. Moraleja: a menos que seas rapero o te llames Mel C, nadie puede ser una estrella en chándal.

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