“Yo los vi cuando nadie los conocía” y otras claves del ‘postureo’ festivalero
El 'outfit', el 'glamping' y contar casi todo por Instagram son sus máximas expresiones
Los festivales son un universo paralelo en el que sobre todas las cosas predomina el postureo y la definición que hace la RAE de esta palabra es muy clara: "actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción". Por eso este artículo habla de aquellos festivaleros que escuchan el cartel completo una semana antes del festival para poder cantar durante los conciertos los estribillos de sus canciones y contar en Instagram —otra vez— que los han visto, y para los que sacan a relucir un par de camisas hawaianas de su fondo de armario —para no pasar desapercibidos—. A continuación, un listado con las máximas expresiones de esta corriente, habitual entre el público de los festivales más cools y populares:
- La Festipedia: entre las miles de personas que acuden normalmente a un festival uno se encuentra a auténticos expertos del circuito —o eso dicen— . "A está grupo ya lo he visto muchas veces en directo", "desde su primer disco no han vuelto a hacer nada igual" "yo los vi cuando nadie los conocía", "el primer año no había tanta gente", "ahora hay mucho niñato", "el año pasado tocaron muchas más canciones", "el cartel ya no es lo que era" o "antes el camping estaba en otro lugar" son las frases habituales de los veteranos, de los que dicen saber cada uno de los detalles de la historia de cada evento musical, y si no, se la inventan. Tienen más datos que la organización del festival y que tú, aunque no te hayas perdido ninguna edición.
- Empacho de Spotify: para compensar la sabiduría de los expertos, la gran masa de asistentes suele calentar motores escuchando las playlist oficiales de los festivales. Esta es una forma de conocer en tiempo récord a la mitad del cartel y a los que lideran la programación. Así, como si de un intensivo de verano se tratase, el público se aprende por arte de magia los nombres de las bandas y escucha en Spotify los temas más populares de cada grupo para poder decir frases típicas como "suenan bien" o "su último disco es el peor de todos".
- La fiebre del outfit: la piedra angular del postureo festivalero es el armario que eligen los asistentes para bailar en primera fila. Los estampados y los colores llamativos triunfan en la pasarela que va desde la entrada del recinto hasta los escenarios. La maleta se llena de flores, gafas de sol estridentes y camisetas de bandas musicales a las que muchos nunca han escuchado. Lo cierto es que los festivales además de ser una buena forma para conocer gente, son una oportunidad para dejar claro quién eres o qué quieres aparentar. No te extrañes si ves a gente vestida igual que tú, cada festival tiene un estilo definido y sus asistentes son el maniquí donde mostrarlo.
- Instagram, bésame mucho: Está claro que cuando se va a un festival muchos van a retransmitir el evento por redes sociales, o eso es lo que se puede ver cada uno de los fines de semana de verano en Instagram. Una de cada tres stories se produce en un concierto o en alguna parte del recinto, lugar en el que emulan las poses que hacen las supermodelos en Coachella. No te sorprendas si ves a alguien buscando cobertura nada más aterrizar, para algunos, la necesidad de compartir su ubicación está por encima de cualquier cartel.
- Azul oscuro casi negro: si contases la cantidad de veces que has odiado a los de la fila de delante por enturbiar tu visión con sus smartphones, perderías la cuenta. Se llama postureo móvil y es habitual en la mayoría de los conciertos, un espectáculo que en la mayoría de ocasiones sucede en plena noche, cuando lo único que se ve es un puñado de luces moviéndose en la oscuridad. Esto va de contar en directo lo que los asistentes están viendo (en realidad no se ve nada), unas conexiones festivaleras que encontrarás en tus redes y que serán de lo más innecesarias. Si vas a grabar cien vídeos para no volver a verlos nunca más o simplemente lo haces para presumir de ubicación, lucha contra ello, por favor.
- Ser VIP y dormir en tienda de campaña: cuando alguien dice que va a dormir en la zona de acampada los ojos de los más veteranos suelen mirar amenazantes al susodicho dejando entrever un "yo ya no estoy para ir a un camping". Pero los hay que sí, y muchos de ellos se sienten los más cools por hacerlo gracias a lo que hoy se conoce como glamping, una especie de zona de confort dentro del camping. Esto y las entradas VIP son la nueva fórmula para potenciar el postureo y todas sus vertientes. El objetivo: luchar por un Meet & Greet con el cabeza de cartel, codearse con famosos, sentarse en asientos blanditos, beber cócteles con nombres complicados o simplemente encontrar un hueco donde sentarse y no parecer una sardina en lata —aunque esto signifique perderse el auténtico festival—.
- Entrar con el pie cool: si has ido a un festival habrás visto a miles de personas haciendo su gran entrada triunfal tras colocar su pulserita en la muñeca. Cuando cruzan la barrera es como si un halo de luz y fantasía les protegiese y en lugar de caminar estuviesen levitando. Esto va de correr hacia tu concierto favorito mientras sujetas con una mano un vaso reutilizable gigante y con la otra grabas un directo para tu Facebook. Todo sin dejar de sonreír.
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