Supervivientes de ‘Supervivientes 2018’, estos son los finalistas

Una vez que el hambre y el aislamiento han hecho su trabajo, los concursantes de Supervivientes se han aquietado y solo piensan en el final, la final, en comer y el maletín del dinero que tienen a tiro. Y se han calmado de tal forma que hasta la inflamable Sofía Suescun parece reflexiva. Después de sobrevivir a tormentas, inanición, peleas, penurias, insectos y, sobre todo, a ellos mismos, solo cuatro quedaron anoche varados en Honduras para la gran final, tras una gala de Sonrisas y lágrimas (sin familia Trapp ni canciones): la citada Sofía, Logan Sampedro, Raquel Mosquera y Sergio Carvajal. Estos son los poderes de los cuatro finalistas.

Sofía Suescun. Carne de telerrealidad (y de MYHYV), la concursante navarra, de 22 años, parecía destinada a ser tan fugaz en las playas como Oriana Marzoli. Pero no: es una de las más firmes candidatas al triunfo porque ha puesto toda la carne en el asador, se ha peleado con todos y ha aprendido el arte de la pesca y la ciencia del fuego. Su amistad de última hora con Raquel Mosquera ha sido un bálsamo para su carácter desbordante, su incontinencia verbal, su bisoñez confundida con descaro y su tendencia a lo destroyer. Ha sido sin duda la estrella de la edición, hasta el punto de haber sido sometida a un acoso amoroso y sentimental, difícil para cualquiera, consistente en llevarle por turnos a la isla a su expareja (Hugo, expulsado anoche tras una entrañable autocrítica y una oda a su madre), su (¿) pareja (Alejandro Albalá pudo oír de ella: "Estoy enamorada de él") y un concursante que la tentaba (Logan). Verla anoche agarrada a una noria volteante mareaba a cualquiera, pero daba cuenta de que no es que sea fuerte, es que es poderosa aspirante a la victoria. Ella ya es finalista definitiva.

Sergio Carvajal. Una de las grandes incógnitas de Supervivientes cuando el reality comenzó, el modelo catalán, de 24 años, se ha mostrado potente, acerado de palabra, obra y omisión, pero educado al tiempo que implacable. Le ha dado a cada uno los suyo, pero ha sido especialmente duro con el cantante Francisco (lo más granado de la edición, sin duda, pese algunos de sus hábitos). Cuando él se vea en los vídeos, quizás piensa que le sienta mejor su actual delgadez casi primitiva que el aspecto musculado que solía lucir el influencer (roza el millón de seguidores en Instagram) hasta que la isla le robó masa muscular. Hace de todo, pero sobre todo influir (sí, mucho, como quien no quiere la cosa) en sus compañeros, con los que ha hecho más de una vez la goma. Logan y él parecen inseparables. Ha pasado la prueba de la isla, de los cayos, pero ahora le toca sobrevivir a los platós de Mediaset a su regreso. Una pega: cierto que su pelo es un instrumento de trabajo para él (ha sido imagen de Coca-cola o Adidas), pero ha rozado la obsesión. Ojo: puede ser el tapado.

Raquel Mosquera. Una de las favoritas de la audiencia, la peluquera de 48 años ha demostrado que, ante todo, es buena gente. Ha logrado superar hasta su amistad inicial con Saray, el forzado ostracismo al que fue sometida, su poca resistencia en las pruebas físicas, su mala suerte con la pesca... Todo. Es dura como el pedernal en lo físico (dura, no fuerte) y tierna, pero sin chorradas. La que fuera esposa de Pedro Carrasco (posiblemente el mejor boxeador español de todos los tiempos: fino, ligero, con un golpe personal), ha ejercido una influencia beneficiosa sobre Sofía Suescun, con la que ha trabado una relación materno-filial. La salud le ha jugado alguna mala pasada durante su estancia isleña, pero sus apelaciones a la audiencia para ganar y resistir han sido efectivas. Cae bien y sobre todo es como la vecina de al lado, como la peluquera del barrio. Puede ganar, sin duda, pero le queda el escollo de esta semana y superar la última incógnita del programa: si habrá expulsión el domingo que viene. Ya veremos.

Logan Sampedro. Natural de Oviedo, de 26 años y desconocido para los ignaros de Mister Global España 2017, aparenta ser la antítesis de un programa de telerrealidad. Estudiante de Economía, de extremada educación, prudente hasta lo soso en los primeros meses, ha sido una revelación en las últimas semanas, donde ha sacado un carácter y una firmeza que parecía no tener. Ha sido un auténtico Robinson que ha puesto literalmente casa (choza) a todos los concursantes y les ha dado de comer hasta que cometió un error que puede convertirse en fatal a la postre: negarse a compartir la abundante pesca que cosechaba. Su tira y afloja con Sofía se ha convertido en uno de los alicientes de Supervivientes, y su duelo de este jueves en la noria loca con la navarra un episodio para la historia de Telecinco. Surfista, futbolista (jugó en el Real Oviedo) y modelo es ya finalista total y, sobre todo, es el superviviente por excelencia, con quien seguramente te irías a una isla desierta pero quizás no a una tarde de tertulia. Sobrevivir a los platós será su próximo reto.