_
_
_
_

Israel celebra la victoria en Eurovisión como un regalo por el 70º aniversario de su nacimiento

Miles de personas se echaron a las calles tras el triunfo de Netta con la canción ‘Toy’

Celebración en la plaza de Isaac Rabin, ante el Ayuntamiento de Tel Aviv, del triunfo de Israel en Eurovisión.Foto: atlas | Vídeo: reuters / ATLAS
Juan Carlos Sanz

“Good Toy morning”. El primer ministro Benjamín Netanyahu no se resistió a aprovechar el ambiente de euforia que reina este domingo en Israel tras la victoria de la cantante Netta Barzilai en Eurovisión. Sus primeras palabras en el Consejo de Ministros dominical —al inicio de la semana laborable en el Estado judío— fueron precisamente para el éxito de la canción Toy (juguete) gracias al voto del público europeo. Miles de israelíes se habían echado a las calles de madrugada—en particular en la liberal ciudad de Tel Aviv—para celebrar como un regalo del destino el cuarto triunfo de su país en el concurso internacional, que llega en el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel. Batió récords locales de audiencia. El canal público KAN coronó sus emisiones con una media de 1,05 millones de telespectadores (35% de share), con un pico de 1,45 millones durante la actuación de la representante israelí.

“Jerusalén está siendo bendecida con muchos dones. Anoche recibimos otro más con la emocionante victoria de Netta: Eurovisión vendrá a Jerusalén el año que viene. Estaremos muy orgullosos de acoger (…) otro importante acontecimiento con amplia audiencia internacional”, se ufanaba el jefe del Gobierno, nueve días después de que el Giro de Italia arrancará su edición de este año precisamente en la Ciudad Santa.

Netanyahu hablaba también minutos antes de que aterrizaran en Israel Ivanka Trump y su marido Jared Kushner. La hija del presidente de Estados Unidos y su esposo, asesor de Donald Trump para Oriente Próximo, asistirán el lunes a un “auténtico acontecimiento histórico”, en definición del primer ministro: el traslado de la Embajada norteamericana a Jerusalén desde Tel Aviv, donde hasta ahora se encontraban todas las legaciones diplomáticas de acuerdo con un consenso global en busca de la paz entre israelíes y palestinos que quedó roto en diciembre por la Casa Blanca.

Eurovisión ha sido generosa con los cumpleaños del estado hebreo. Su primer éxito lo logró a los 30, con la pegadiza A ba ni bi interpretada por Yizhar Cohen, en la edición de 1978 celebrada en París. Lo revalidó el año siguiente en casa con el triunfo de la melódica ¡Aleluya! en la voz de la cantante Gali Atari, acompañada por el grupo (también de resonancias bíblicas) Leche y Miel. La española Betty Missiego quedó entonces en segunda posición.

Tras la euforia de la guerra de 1967, en la que Israel derrotó a los países árabes en menos de una semana, sucedió la crisis económica derivada del conflicto de Yom Kipur (1973). La prensa hebrea recuerda que cuando los responsables de la televisión pública sumaron las facturas de la organización de un eventual segundo certamen consecutivo en 1980, decidieron traspasar su organización a un tercer país (Holanda). Israel acaba de sellar la paz con Egipto.

Veinte años después de A ba ni bi, en la madurez del Estado judío, la canción Diva ganaba en Eurovisión. Interpretada por la transexual israelí Dana International, rompió una lanza a favor de la diversidad y abrió caminos de libertad moral en concurso europeo, que precisamente ha sido censurado ahora en China. El éxito de 1998 en Birmingham (Reino Unido), en el 50º cumpleaños, fue un espaldarazo de la audiencia de Europa al proceso de paz culminado en los Acuerdos de Oslo, que propiciaron la creación de la Autoridad Palestina, y el tratado de paz con Jordania.

Han tenido que transcurrir otras dos décadas hasta la victoria de Netta. Al amparo de un sampleado facilón, ha lanzado (o cacareado) un mensaje feminista dirigido a los jóvenes que adoran la música electrónica: “Chico estúpido, no soy tu juguete”. Las casas de apuestas —una vez contabilizadas decenas de millones de reproducciones en YouTube— jugaron sobre seguro.

El mensaje de un Israel innovador, liberal y hedonista transmitido por la joven cantante —el que se respira a diario en la costa mediterránea donde se concentra a la mayoría de la población— parece haber calado más en los eurofans y en el voto popular eurovisivo que el prolongado estancamiento del proceso de paz protagonizado por el Gabinete de Netanyahu o las imágenes de manifestantes palestinos abatidos por los disparos de los francotiradores del Ejército en la frontera de Gaza.

Israelíes celebran el triunfo en Eurovisión en la plaza Rabin de Tel Aviv.
Israelíes celebran el triunfo en Eurovisión en la plaza Rabin de Tel Aviv.REUTERS

Ni el Día de Jerusalén —que se celebra este domingo en medio de excepcionales medidas de seguridad— ni el traslado de la Embajada de EE UU a la Ciudad Santa han encontrado lugar en la primera página de Yedioth Ahronoth, el diario de mayor difusión en lengua hebrea. Con Netta y Toy a toda plana, los medios israelíes han venido a constatar también la victoria de la estrategia de relaciones públicas del Gobierno más conservador en la historia de Israel sobre la campaña del movimiento internacional propalestino Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en contra de la participación de la cantante en el escenario de Lisboa.

Como una mayoría de las mujeres israelíes, Barzilai cumplió cerca de dos años de servicio militar obligatorio. “Amo a mi país. El año que viene en Jerusalén”, fueron sus palabras de agradecimiento a Europa, que evocaban la invocación pascual que la diáspora judía ha repetido durante dos milenios. A los 70, el Estado de Israel sigue siendo un país pionero que busca sus raíces en 3.000 años de historia del judaísmo. Casi todo surfea la ola del nacionalismo en la vida cotidiana.

Las imágenes de miles de israelíes eufóricos en los jardines y el estanque de la plaza de Isaac Rabin— donde en 1995 fue asesinado por un extremista el primer ministro del mismo nombre por impulsar la paz con los palestinos—, no eran muy distintas de las de una nación que acaba de ganar la Copa del Mundo de fútbol. Pero los jóvenes que chapoteaban frente a la sede del Ayuntamiento de Tel Aviv, iluminado con la palabra Toy, celebraban por encima de todo el reconocimiento popular europeo a un país que se esfuerza por ocupar un lugar en el mapa.

Surgida como de un cuadro del pintor colombiano Fernando Botero, el humor judío impregnó la actuación de Netta, que ha sido elegida por aclamación reina del Desfile del Orgullo LGTB que recorrerá el mes que viene las calles de Tel Aviv. En este universo propicio a la broma, un malentendido digital achacable solo a las máquinas acabó arrancando sonrisas irónicas y reacciones de perplejidad en las redes sociales esta madrugada.

El mensaje de felicitación en hebreo del primer ministro “Netta, kapará alayij”— sembró la polémica merced a los duendes de la traducción automática de Twitter. Columnistas y lingüistas aún no se han puesto de acuerdo sobre el significado de “kapará" (expiación, en su acepción principal), pero que usado en el argot coloquial conduce a un intraducible concepto de afecto o bendición. Incluso en la nación start up, el foco de innovación tecnológica que aspira a encarnar Israel, la inteligencia artificial aún balbucea. Solo reconoció letras hebreas que conforman un insulto bovino. Así que, para los analfabetos en la milenaria lengua de la Biblia, Netanyahu tuiteó: “Netta, eres una vaca”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_