Cardi B, el mundo es suyo
La estrella femenina más rutilante del hip-hop actual firma Invasion of Privacy, un disco que combina con desparpajo sinceridad e inteligencia, persona y personaje
En un momento de 'Get Up 10’, el corte que abre el disco de debut de Cardi B, la rapera neoyorquina de origen dominicano proclama: “Lo único que es falso son mis tetas”. Y esta frase, de alguna manera, resume perfectamente qué tipo de artista es esta mujer de 25 años. Cardi B es exhibicionismo y humildad, ambición y cordialidad, sentido del humor y bilis. Suena underground sin quererlo y suena a millonaria sin pretenderlo. Y en este disco toca todos los botones correctos, en el momento adecuado y con los compañeros más selectos. Y a pesar de tanto cálculo, posee algo deliciosamente accidental e imprevisible que evita poder confundirla con ninguno de los productos con los que comparte espacio en la lista de éxitos.
Cardi B fue el año pasado la primera rapera desde Lauryn Hill en lograr colocar un single en lo más alto de las listas de éxitos estadounidenses. El tema se titulaba ‘Bodak Yellow’, una de esas canciones que logran poner de acuerdo a casi todo el mundo, hasta el punto de lograr seducir tanto al público masivo como a los paladares más supuestamente sofisticados. Fue elegido mejor tema del año por la página Pitchfork, conocida por sus puntuaciones de concreción decimal y por gustar de dar notas máximas a discos de Radiohead. En ‘Bodak Yellow’, Cardi B ya narraba su transición de bailarina de striptease a estrella. Antes se movía por dinero. A partir de aquel momento, iba a ser ella quien hiciera que el dinero se moviera. Una cenicienta de barrio, con una apabullante presencia en Instagram y dudas sobre hasta qué punto escribía sus rimas. Perfecta para ser consumida y regurgitada antes de lanzar su primer álbum. Estos juguetes están hechos para romperse.
Lo que demuestra este álbum es que habrá que esperar un poco más para ver a la estrella más rutilante del hip-hop actual colapsarse. Invasion of Privacy es un disco fabuloso, una obra que combina cosas aparentemente incompatibles. A saber, sinceridad e inteligencia, modernidad y autenticidad, persona y personaje. Y además lo hace con una concreción poco común en los recientes largos de hip-hop. Apenas 13 temas. Se tarda más en cocinar una boloñesa que en escuchar el álbum entero. Algunos atribuyen este ejercicio de contención tan contracultural a las prisas para tener el disco a punto antes de que el embarazo de la rapera complicara las labores de promoción.
Sea por lo que sea, lo cierto es que la sensación que deja el álbum es que Cardi B ha dado todo lo que quería dar y el oyente recibe todo lo que podía esperar. Aparece su novio, Offset (miembro del combo Migos), en ‘Drip’, un tema que es un éxito desde el segundo compás, y juntos logran que rimar sobre ‘Tinder’ suene a fin de semana en París. Offset vuelve a aparecer más tarde —esta vez solo en espíritu— en el tema ‘Be Careful’, donde en un delicioso ejercicio de pop casi crepuscular, Cardi le pega un rapapolvo de cuidado al díscolo muchacho.
En el disco también hacen cameos dos de los más grandes raperos de la actualidad: Chance The Rapper la rompe en ‘Best Life’ y YG parece apoderarse de la inquietante ‘She Bad’, hasta que llega Cardi y lo llena todo con su voz y ese fraseo imperial. Para el final, un himno a la independencia titulado ‘I Do’, en el que la del Bronx cuenta con la colaboración de la otra gran revelación musical del pasado año, SZA. Ahora mismo, el mundo es suyo y lo mueve como le da la gana.
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