La ternura despiadada de Nelly Arcan llega al Teatro Español
Marie Brassard estrena 'El furor del pensamiento', con textos de la atormentada autora canadiense
A Marie Brassard le gustan las coincidencias y, más, si son conmovedoras. Admiradora del universo despiadado y oscuro, pero a la vez sensible y tierno, que desprende la obra de la escritora canadiense Nelly Arcan, esta dramaturga y directora, también canadiense, quedó completamente seducida ante la propuesta de la actriz Sophie Cadieux de llevar al teatro una pieza homenaje a la autora que retrató como nadie la fragilidad femenina, la indecisión y la soledad. El Teatro Español acoge el estreno europeo de El furor del pensamiento, un montaje en el que no hay trama, sino un recorrido musical y literario con los textos más auténticos de Nelly Arcan, que se suicidó con tan solo 36 años, en 2009. El espectáculo, considerado por la crítica en Canadá como uno de los mejores de los últimos diez, acoge una escenografía de nueve habitaciones acristaladas. El furor del pensamiento se representará desde el viernes hasta el domingo, con dos funciones el sábado, día en el que el equipo artístico mantendrá por la mañana un encuentro abierto al público, hasta completar aforo.
“Era una mujer preciosa que emanaba un fuerte erotismo. Estaba obsesionada con el deseo de dar placer y atraer amor y admiración, a la vez que denunciaba la tiranía de la estética impuesta a las mujeres, que siempre debían aparecer como agradables y atractivas. Sus escritos son muy poderosos, ricos y profundos. Describe una visión de nuestro mundo con un ojo tremendamente lúcido a través de las lentes de su dolor”, explica Marie Brassard (Trois-Rivières-Canadá, 1959), en una entrevista concedida a este periódico a través del correo electrónico. Con una carrera íntimamente ligada al prestigioso dramaturgo Robert Lepage, Brassard ha escogido para El furor del pensamiento extractos de las obras más emblemáticas de Nelly Arcan (Puta, Loca y El niño en el espejo) todas ellas con grandes dosis autobiográficos. “Intenté retener los pasajes más vívidos, aquellos que describen en un flash la profundidad de sus reflexiones sobre la vida”.
Siete canciones, miles de obsesiones
La intención de Marie Brassard en El furor del pensamiento no ha sido que las actrices que están sobre el escenario representaran a Nelly Arcan, sino que funcionaran como "vehículos" para transmitir los pensamientos de la autora. "Como si fueran viento", asegura en la entrevista concedida a este periódico. Las siete canciones que aborda la función – El canto perdido, el de los espejismos, el éter, la sangre, el canto oculto, el de la sombra o el de las serpientes – abordan cada una las vivencias sobrecogedoras de esta autora que llegó a trabajar como prostituta para pagar sus estudios. No falta de nada. Ni el dolor, ni las ilusiones, ni las estrellas, ni la fe. Tampoco el destino o la locura. Y , como no, la muerte.
Aunque muy alejada de las obsesiones que atormentaron la existencia de Arcan, Brassard se muestra cercana y sensible a todas aquellas mujeres que no son capaces de tener una vida plena debido a su aspecto físico. ”Es algo que me horroriza. Puede que estemos entrando en una nueva era del feminismo y espero que la violencia de este cliché de la cultura de la belleza física que causa tanto dolor entre todas las mujeres, independientemente de su edad, cambien de una vez por todas. Nelly fue víctima de la sociedad. Estaba afectada por lo que ella veía como la cruel existencia de las mujeres, especialmente cuando nos hacemos mayores. Es triste que una mujer tan valiosa como ella fuese considerada únicamente como “una rubia sexy". Puedes sentir el dolor que volcó en cada frase de sus libros”, añade la dramaturga.
El universo de Nelly Arcan no fue un universo cerrado, pero sí privado. La escenografía, brillante y poderosa, creación de Antonin Sorel, acoge en un edificio de hormigón nueve habitaciones acristaladas, cubos con vitrinas, en los que se va revelando los pensamientos y escritos de Nelly Arcan. Dentro de seis de los compartimentos, seis actrices, expuestas frente al público, van desarrollando un tema diferente. Cada habitación está vinculada a una canción. Y cada canción es la expresión de un obsesión, un temor o una esperanza recurrente en los pensamientos y escritos de Arcan. Tres de las estancias están vacías. Una bailarina, a modo de fantasma, es la única libre, la única capaz de atravesar con libertad las habitaciones. La única que se comunica no a través de la palabra, sino del cuerpo.
El dolor y la desesperanza de esa mujer atormentada, confiesa Marie Brassard, se ha vuelto alegría, generosidad y placer con el montaje de El furor del pensamiento. “Ha sido muy fuerte la experiencia de esta inmersión colectiva en la obra de una mujer poseída y atormentada, que no fue nunca tranquila”.
Babelia
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