En el comienzo de todo fue el DJ
Se ha vuelto casi una figura totémica e inalcanzable, pero sus orígenes fueron más modestos. Descubrimos aquí la larga historia de los DJs
Cuenta el periodista y ensayista cultural Jon Savage en su imprescindible alegato sobre la juventud, Teenage: The creation of youth culture 1875-1945, —aún no traducido al español—, que los primeros pinchadiscos fueron aquellos que empezaron a amenizar las fiestas clandestinas de los jóvenes durante la Segunda Guerra Mundial. La Francia ocupada fue testigo de aquellos escarceos en los que improvisados DJs iban armados con sus discos en las tardes de contienda. París no podía disponer de bandas suficientes para tocar en los clubes privados que estaban dispersos por toda la ciudad y algunos intrépidos propietarios de salas, además de aficionados a los ritmos prohibidos por los alemanes, gramola en mano, comenzaron a ponerlos. Un acto que años más tarde va a guardar mucha relación con otros movimientos de protesta y reivindicación del colectivo gay. En ese momento era gente anónima la encargada de llevar su música y hacer bailar a los asistentes. Con el paso del tiempo esta función irá tomando más importancia.
Sin embargo, la acción del DJ (seleccionar y dar a conocer música) surge el mismo día en que la radio se hace profesional y necesita a una persona que se encargue de esa labor. Fue en la noche de Nochebuena de 1906 cuando se pinchó por primera vez una canción. El tema que sonó fue la parte del contralto del Largo de Jerjes, una ópera de Händel. Lo recogen Bill Brewster y Frank Broughton en La historia del DJ: Anoche un DJ salvó mi vida, una completa guía sobre la influencia del disc jockey en la historia de la música. Luego vendrían nombres como el de Ray Newby, que con 16 años ya empezó a pinchar discos de acetato en una modesta emisora norteamericana, o el de Ron Diggins, el artífice de la legendaria diggola, la máquina que permitía mezclar un disco con otro. Su función va a ser decisiva para que el DJ evolucione y consiga posicionarse entre los personajes más relevantes del siglo XX.
Brewster y Broughton, en el repaso que realizan a la historia del movimiento, inciden en el papel del DJ como transformador del público al que se dirige. Y es importante volver sobre ello. La música negra no se hubiera popularizado, ni hubiera llegado a la población blanca de la manera en la que llegó, sino hubiera sido por los pinchadiscos de estas emisoras.
Alan Freed es probablemente el DJ más importante, a él se debe el auge y difusión del rythm and blues y el rock más expeditivo. Lo mismo ocurre con la fusión de ritmos jamaicanos en la Inglaterra de los cincuenta gracias a Count Suckle. El obituario que firmó el diario The Guardian en 2014 lo dejaba claro: "Operando desde el corazón del West End de Londres durante la década de los sesenta, Suckle introdujo el ska al público británico, convirtiendo a la música en una de las favoritas entre los mods. Posteriormente, fue propietario del Q Club, uno de los locales más antiguos y populares entre los londinenses". Su labor será continuada por pinchadiscos más modernos que tendrán en el techno, el hip hop o el house otra manera de hacer llegar a sus oyentes las novedades de la música más innovadora.
Al DJ, además, lo asociamos con clubes, sonido y destreza tras los platos. Pero nada de eso es nuevo. Ya en Londres, en fecha tan temprana como 1963, encontramos salas como Scene o Tiles, encargadas de dar a conocer la música más puntera de esos años. Siempre con la asociación de importantes promotores, entre los que hay que mencionar a Jim Marshall, el propietario de los fantásticos equipos de sonido que empezaban a poblar los festivales de medio mundo. Son, por tanto, esas discotecas los embriones de todo lo que vendrá después. Con una potencia de sonido que haría palidecer a muchas de las que actualmente conocemos.
La gente necesitaba divertirse y el DJ permitía que no nos preocupáramos de nada. Terry Noel será el primero que realmente innove en una pista de baile: en 1967 en el club Arthur de Nueva York, propiedad de Sybil Burton. “Llegué al punto en el que ponía dos discos al mismo tiempo. Los mezclaba. Por un lado estabas escuchando el Foxy Lady de Jimi Hendrix y por el otro tenías una letra de los Beatles. En ese momento era buen amigo de Hendrix y salíamos juntos, a veces dos días seguidos”, confesaba el legendario pinchadiscos en una entrevista reciente para la Red Bull Music Academy. A Noel le seguirán verdaderos malabaristas de los platos como Larry Levan, David Mancuso, Jeff Mills, Frankie Knuckles, François Kevorkian, DJ Q Bert, Mix Master Mike, Fran Lenaers, David Guetta o Martin Garrix. Pero esa historia ya es conocida...