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Columna
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‘Dark’, la ilusión del tiempo

La serie alemana de Netflix juega con los viajes temporales y sus paradojas para contar de forma efectiva los misterios y secretos de un pequeño pueblo

Álvaro P. Ruiz de Elvira

Una vez más, la ciencia ficción, lo fantástico, no es más que una excusa para contar las historias, secretos y misterios de un pueblo aparentemente tranquilo, en este caso alemán, y sus habitantes. La serie Dark juega con este concepto hilvanándolo todo con viajes en el tiempo y con las eternas paradojas que surgen siempre con esto último. Pese a lo lioso del planteamiento de las historias y a su enorme cantidad de personajes, Dark es efectiva y entretenida. Y tiene a su favor el sello de ficción europea, con un ritmo diferente al habitual en las producciones anglosajonas.

 Ver Dark (que Netflix intentó traducir en España como Oscuridad y secretos cuando ya todo el mundo la llamaba Dark porque así se estrenó) requiere concentración, por todos sus personajes y las diferentes historias que se cuentan en diferentes periodos de la historia de ese pueblo en el que todo cambia con la construcción de una central nuclear (en los tiempos de Chernóbil, no contamos más...). La serie juega a ser críptica, a soltar detalles e imágenes que no se entienden hasta mucho después, e incluso algunos de estos misterios se han quedado en el aire a la espera de la segunda temporada. Lo mejor es dejarse llevar y verla lo más seguido posible.

Si ya le han recomendado esta serie y alguien le ha dicho que se parece a Stranger Things, ignoren ese comentario. No tiene nada que ver. Si acaso, tiene más de la atmósfera de The Revenants, aquella buena ficción francesa, también ambientada en un pueblo lleno de misterios, que le daba una vuelta de tuerca al género zombi. Y tomen nota también de la atmosférica banda sonora, tanto la música incidental de Ben Frost (compositor también en Fortitude) como las canciones elegidas, con artistas como Apparat, Mire Kay o Agnes Obel, y clásicos de los ochenta (aunque la serie no juega con la ya tan manida nostalgia por aquella década) como Tears For Fears o Nena.

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