Miet Warlop: “El escenario es un espacio de libertad”
'Mystery Magnet', la aclamada performance de la artista belga, podrá verse por primera vez en España, en las Naves Matadero de Madrid
Un hombre gordísimo está tirado en el suelo. Al fondo, un panel blanco, como un lienzo virgen. El hombre se levanta y ante sus ojos alucinados arranca un desfile de seres peludos, mujeres caballo, chorros de pinturas de colores, globos, animales hinchables, dardos voladores, coches teledirigidos. Es como una juerga de criaturas y objetos estrafalarios. El escenario inmaculado acaba convertido en un retablo viviente, pues eso es justamente esta performance: el rebobinado del proceso de creación de una obra pictórica.
Mystery Magnet se estrenó en 2012 en Bruselas y dio fama internacional a su creadora, la belga Miet Warlop, por su capacidad para imaginar nuevas formas de hacer teatro. Desde entonces la performance no ha dejado de mostrarse por Europa y esta semana podrá verse por primera vez en España, en las Naves Matadero de Madrid, acontecimiento que da pie (por invitación del Gobierno de Flandes) a una conversación con la artista en Gante antes de su viaje a la capital española.
Pero no es fácil pillarla quieta. Warlop, nacida en 1978 en una pequeña ciudad de Flandes (Torhout), vive y trabaja a caballo entre Gante, Bruselas y Berlín. La semana pasada estaba en Gante preparando dos nuevos trabajos, uno de ellos para público infantil. Allí nos encontramos, en un espacio diáfano difícil de definir, con varios sofás, mesas de trabajo, un pequeño escenario, una cocina. ¿Oficina, lugar de ensayo, vivienda? Las etiquetas no van con esta artista. “Yo estudié artes visuales y entré en el teatro desde un ángulo extraño. No soy coreógrafa ni actriz ni bailarina, tampoco pintora ni escultora. Eso me permite inventarme mis propias reglas, no tengo ataduras. Para mí el escenario es un espacio de libertad”, explica.
Warlop pertenece a una generación que se crio viendo a los pioneros de la vanguardia escénica flamenca (Jan Fabre, Anne Teresa de Keersmaeker, Ivo van Hove, Jan Lauwers, Alain Platel, Wim Vandekeybus, Guy Cassiers) que rompieron con las reglas teatrales clásicas. Ella contribuyó —con otros artistas de su tiempo— a dinamitarlas definitivamente. “Libertad no significa que todo sea válido. En mis trabajos parece que todo es caos, pero todo está coreografiado. Cuando en Mystery Magnet aparece una mujer sobre un hombre a horcajadas como si fuera un caballo, todo está medido. Esa imagen debe ser perfecta, icónica, para que se grabe en la mente del espectador y le suscite cuestiones: si pones a una mujer sobre la espalda de un hombre, ¿quién dirige?”, pregunta. Todas esas cosas raras son en realidad un pinchazo para provocar una reacción en el público. “El hombre gordo no es gordo, lleva un disfraz y eso lo hace chocante. Y es miope pero le pedí que saliera sin gafas para que tuviera una expresión incómoda”, confiesa revelando algunos de sus trucos.
No es raro, teniendo esa libertad por bandera, que sus obras sean muy diferentes entre sí y que exploren disciplinas variadas: Mystery Magnet, las artes plásticas; Fruits of Labor (2017), la música… “Cada uno de mis espectáculos nace de una crítica, de una reacción a algo. A partir de eso busco los materiales y los lenguajes adecuados para desarrollar esa crítica. Por eso son tan distintos”. Eso sí, todos tienen algo en común: un humor surrealista, una energía inesperada. Nada que se vea usualmente en un teatro.
‘Mystery Magnet’. Naves Matadero (Madrid). Del 9 al 11 de febrero.
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