Echar humo
En 'Animal Kingdom', la acción televisiva es mucho más trepidante que la austera realización del largometraje original
Animal Kingdom, el largometraje australiano escrito y dirigido por el debutante David Michôd, fue una de las grandes sorpresas de 2010. Recibió numerosos premios y todo tipo de elogios de la crítica en los que se resaltaba la sobria realización además de una excelente planificación visual: cada secuencia elevaba la tensión narrativa. Seis años más tarde, la cadena estadounidense de pago TNT decidió adaptarla a la televisión. Ahora se puede ver en España la primera temporada en Movistar +.
Pasar del cine a una serie de televisión exige un notable reto para los guionistas. Se trata de alargar una historia de 112 minutos hasta superar los 500 de la primera temporada. Jonathan Lisco es el responsable de un equipo de guionistas que supera dicho reto. Se alargan las historias colaterales, surgen nuevos personajes secundarios, situaciones originales pero conservando en buena medida la columna vertebral del largometraje: una familia de delincuentes en constante conficto interno comandados por una matriarca, la excelente Ellen Barkin, a la que llega un nieto adolescente tras la muerte de su madre por sobredosis: sexo, drogas, rock and roll, surf y atracos. Kathryn Bigelow y su Le llamaban Bodhi sobrevuelan ocasionalmente. Calificarla de familia desestructurada es quedarse corto si bien es cierto que el productor ejecutivo de la serie, John Wells, ya viene rodado al haberse curtido en la producción de Shameless en 2009.
La costa californiana es el nuevo entorno y el surf, casi, su religión. La acción televisiva es mucho más trepidante que la austera realización del largometraje. Es otra manera de entender la narración visual. Hay que ofrecer más en cada capítulo para crear la adicción suficiente en el espectador. Si como se ha dicho muchas veces el cine es, también, un patio de butacas que hay que llenar, las series de televisión son, también, un sofá que ha de permanecer repleto una vez a la semana o que las tablet y los ordenadores echen humo. Animal Kingdom lo consigue.
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