‘The Orville’, no puedo creer que no sea ‘Star Trek’
Seth MacFarlane lanza la serie más cercana a la saga de la televisión mientras Tarantino prepara su versión
Quentin Tarantino tiene una idea para Star Trek. Si aceptan sus condiciones y su reconocible estilo, él mismo dirigirá la película. Puede sonar extraño, pero no lo es. Numerosos guionistas de su generación crecieron con alguna encarnación de la serie. La disfrutaban en familia y de ella aprendían ciencia, política, valores y también escritura. Así lo recordaba Bryan Fuller, creador de Hannibal y Star Trek: Discovery: "No quería ser guionista, quería escribir para la Enterprise".
La carrera de otro célebre cineasta como Seth MacFarlane, responsable de Padre de Familia o Ted, puede parecer en las antípodas de las aventuras galácticas. Y, sin embargo, Star Trek era también su sueño. Sueño, que, tras años amasando dinero en Fox, ha logrado. The Orville, serie que escribe y protagoniza, es lo más trekkie en tiempo, incluso aunque esté plagado con su humor escatológico.
MacFarlane se atreve en esta ficción familiar a tocar dramas morales e interesantes sobre tecnología y medios (en un capítulo bebe directamente de Black Mirror), religión y transexualidad (temática que le quedaba grande) para mezclarlos con chistes sobre genitales y bromas dignas de prepubertad. La serie pasa en un mismo episodio de las tramas más imaginativas a los momentos más molestos y de vergüenza ajena de la televisión. Y, aun así, The Orville es lo más cercano a Star Trek actualmente, más que la propia serie de la saga que emite Netflix, demasiado entregada a la acción y con más guerra que descubrimiento.
30 años después de La nueva generación, MacFarlane ha logrado triunfar con una serie digna de aquella época, aunque no exenta de problemas. Pese a su clasicismo y la irregularidad de los capítulos autoconclusivos, la serie de Fox (que no paga un dólar por los derechos) se ha erigido como una de las sorpresas de audiencia de la temporada.
La factura interpretativa del protagonista puede ser limitada; sus alegorías moralizantes, demasiado facilonas y obvias, y sobra el humor y las referencias pop. Pese a todo, The Orville es distinta y divertida. MacFarlane ya puede retirarse tranquilo. Ahora toca a Tarantino llegar donde nadie ha llegado antes.
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