El desafío de rodar Más Allá del Muro
Islandia es plató natural para 'Juego de tronos' desde su segunda temporada
Islandia se unió a los Siete Reinos en la segunda temporada de Juego de tronos. Desde entonces, y a excepción de la sexta entrega, el equipo de la serie ha acudido a este país en el noroeste de Europa para capturar algunos de esos paisajes que los efectos especiales nunca podrían igualar.
Grabar en territorio Más Allá del Muro no es sencillo. En ciertas épocas del año, el frío congela las manos. Las escasas horas de luz —que pueden ser 4 o 5 en los meses invernales— obligan a aprovechar al máximo la jornada de rodaje. Las condiciones climatológicas pueden implicar cambios de planes en el último momento. "Supone mucho trabajo programar todo, ver cómo puede llegar todo el equipo... Pero al final preferimos gastarnos dinero en el terreno en las localizaciones que en efectos especiales, hace que todo sea más real", decía David Benioff, uno de los creadores de Juego de tronos, en un vídeo del making of de la séptima temporada.
"Cuando grabamos aquí, necesitamos máquinas que rompieran el hielo", cuenta Einar Sveinn Thordarson, responsable de localizaciones de Pegasus Pictures, productora de Juego de tronos en Islandia. Se refiere al cañón de Stakkholtsgja, un lugar de complicado acceso al sur de la isla y a unas dos horas y media de Reikiavik. Por aquí caminaron Jon Nieve, Jorah Mormont y un pequeño grupo de hombres en busca de un muerto viviente que llevar a Cersei en la séptima temporada. Cuando durante casi una semana Juego de tronos rodó en este lugar el pasado invierno, toda la nieve era real. "Es como estar entre montañas de azúcar, este sitio en invierno es precioso", destaca Thordarson a un grupo de medios internacionales, entre ellos EL PAÍS, invitados por HBO con motivo del lanzamiento en DVD y Blu-ray este martes 12 de diciembre de la séptima temporada de Juego de tronos.
Las localizaciones de la serie en Islandia se concentran, sobre todo, en el norte de la isla en los alrededores del lago Myvatn y los campos de lava de Dimmuborgir, por donde, por ejemplo, caminaban los salvajes en la tercera temporada o se enamoraron Jon e Ygritte, y el sur, con el parque nacional de Thingvellir que recorrieron Arya y el Perro en la segunda temporada, o la reserva natural de Dyrhólaey. Este fue el lugar que en la ficción ha sido el Muro en las últimas secuencias de la séptima temporada de la serie. Islandia pone la base y los efectos visuales multiplican un espectáculo que en pantalla incluye dragones, caminantes blancos y monstruos varios.
Ahora, muchos turistas acuden a estos lugares atraídos por la serie. El turismo se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos del país, con un incremento de visitantes que ha ido desde los 566.000 de 2011 (año en que comenzó Juego de tronos), hasta más de 1,3 millones en 2015 y más de 1,8 millones en 2016. Sin embargo, desde la oficina de turismo Promote Iceland restan importancia al efecto de la serie en esta explosión y lo achacan sobre todo a la erupción del volcán Eyjafjallajökull en 2010. "El turismo de películas y series influye, pero la erupción fue lo que nos puso en el mapa para mucha gente. Es curioso cómo algo tan malo puede repercutir en algo positivo", destaca Gunnar Sigurdarson, responsable de prensa de Promote Iceland.
Para un rodaje envuelto en tanto secretismo como el de Juego de tronos, el turismo es un inconveniente. En muchas ocasiones graban en lugares que no se pueden cerrar fácilmente al público. "Nunca ha habido problemas, los productores son muy amables y saben tratar al público. Intentan mantenerlos alejados, pero como no graban en orden cronológico, nunca se sabe qué están rodando exactamente. Aunque, claro, si ven ciertos personajes se puede sacar conclusiones...", cuenta Thordarson con la cascada Thorufoss al fondo, que en la serie sirve de telón de fondo al vuelo de uno de los dragones de Daenerys en la segunda temporada.
Pero la principal dificultad de rodar en Islandia viene por el clima. Aunque en alguna entrega han grabado en verano e incluso con calor —Thordarson recuerda como especialmente caluroso el rodaje del camino de Arya y el Perro hacia la Puerta de la Sangre (recreada por ordenador) en Thingvellir—, para la séptima entrega se esperó a que el frío y la nieve fueran reales. "En febrero y marzo hicimos viajes para buscar localizaciones y creo que ninguno de los sitios que señalamos sirvió porque cuando íbamos a grabar eran demasiado peligrosos", dice el productor islandés. "A veces un par de horas antes tienes que improvisar. Pero es un grupo muy diligente y no paran de trabajar y se adaptan a todo, son muy resolutivos", continúa. El miedo a las filtraciones también le han complicado las cosas y cuando desde HBO le piden buscar una localización no le dan ningún detalle, "solo dicen que es para una batalla, por ejemplo. Antes podía tener el guion en mi coche, ahora ya eso es impensable".
¿Volverán a Islandia para la octava y última temporada de la serie? Thordarson lo confirma, como también se da por hecho que la gran superproducción televisiva del momento regresará a España para dar carpetazo a esta historia de luchas de poder y fantasía con localizaciones reales que parecen de mentira.
Ficción y realidad
"El que usen tanto tratamiento por ordenador es una ventaja. Si tienes lluvia, puedes borrarla, por ejemplo. Aunque también es verdad que los productores odian escuchar 'lo arreglaremos en postproducción", bromea Thordarson. Pero en ocasiones, en series como Juego de tronos es imprescindible el uso de los efectos visuales, permiten multiplicar por 10 el tamaño del Muro o que un dragón quede atrapado en un lago helado que no existe.
A veces, son otras las razones que llevan a falsear la realidad. Por ejemplo, antes de entrar en la famosa cueva donde Jon e Ygritte intiman, él corre tras ella en los alrededores de las formaciones de lava de Kálfastrandavogar. La entrada a la cavidad es la de Grjótagjá, unas cuevas termales muy visitadas ahora gracias a la serie. Sin embargo, el calor debido a sus aguas a más de 40 grados y el escaso espacio obligaron a grabar todas las secuencias interiores en plató.
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