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Una ciudad en marcha

La relación de Madrid y de la España republicana con México procede de la generosidad del presidente Lázaro ­Cárdenas con el exilio

Confluencia de las calles Gran Vía y Alcalá, Madrid.
Confluencia de las calles Gran Vía y Alcalá, Madrid.Carlos Ramírez de Arellano (GETTY)

El Proyecto Madrid en la prestigiosa Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, arrancó con una frase como emblema: “Ganarás la luz”, título de un libro de poemas del poeta León Felipe, exiliado en México tras la guerra civil española. La relación de Madrid y de la España republicana con México procede de la generosidad del presidente Lázaro Cárdenas y el no menos generoso acogimiento del país americano a los vencidos. Después de 38 años de distanciamiento político, el 17 de marzo de 1977 se produjo el histórico intercambio de notas diplomáticas entre los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, con el que se inició una nueva etapa en la relación bilateral, y en este 2017 se han estado celebrando los 40 años del restablecimiento de relaciones diplomáticas. Desde el intercambio inicial se empezó a producir el regreso paulatino, temporal o definitivo, de muchos exiliados, pero León Felipe no pudo estar entre ellos; había fallecido en la Ciudad de México en 1968. Es bajo de luz de su recuerdo y de su emoción poética como Madrid, en representación de su variedad cultural, se presenta en Guadalajara para agradecer la invitación cursada por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2017, tan significativo.

La primera pregunta que nos hacemos es acerca de la identidad cultural de Madrid. ¿Qué es Madrid o qué creemos que es Madrid ahora? Desde el primer momento hemos jugado con una imagen nítida: la de que Madrid se define por sí misma como una ciudad abierta, una ciudad particularmente receptiva, una ciudad que no hace distingos entre los nacidos en ella y todos los que viven en ella, sea temporalmente, de paso largo o con residencia habitual. Si nos alejamos de la imagen folclórica del Madrid del chotis y el chulapo, la que vivimos ahora es la de una ciudad dinámica, amistosa, moderna y cosmopolita, con una efervescencia cultural y artística extraordinaria, con un grado de libertad y acogimiento sin precedentes. Consecuentemente con ello, en el aspecto cultural en concreto se puede definir sin complejos como una ciudad-crisol. Y precisamente porque lo es, ha sido el criterio de los organizadores, a la hora de elegir a los artistas y escritores como representantes de esa eclosión cultural, considerar madrileño a todo aquel que vive o ha vivido un tiempo significativo en Madrid, de acuerdo con la imagen de ciudad abierta y de acogida, sin trabas ni prejuicios, haya nacido en Madrid o en cualquier otro lugar.

Madrid es una ciudad dinámica y cosmopolita, con una efervescencia cultural y artística extraordinaria, con un grado de libertad y acogimiento sin precedentes

Madrid es una ciudad de aluvión, como la mayoría de las ciudades modernas. Definida en principio y un tanto despectivamente como “un poblachón manchego”, quizá proveniente de la amargura por la pérdida del imperio y la decadencia del país, fue evolucionando lentamente en cuanto a población, pero no es hasta el primer tercio del siglo XX cuando se puede hablar in extenso de una ciudad digna de la capitalidad que ostenta desde la segunda mitad del siglo XVI. Pero la ciudad de los teatros, los periódicos y los cafés, liberal y burguesa, política y castiza a la vez, que empezaba a abrirse a los movimientos del siglo XX en el mundo, queda secuestrada tras la insurrección militar de 1936. Y es en 1978, con las primeras elecciones libres y democráticas que se celebran en el país, cuando su dignidad de capital alcanza el máximo esplendor y modernidad.

Desde 1978 se manifiesta otra realidad. Madrid deja de ser la capital de la centralidad para convertirse en la capital de la descentralización del Estado: este es el segundo aspecto definitorio. Con la colaboración de todas las fuerzas políticas, el país centralista se descentraliza y la capital del centralismo se convierte en la capital de la descentralización. La incorporación a Europa incide de manera especial en la ciudad y de la mano de su alcalde más popular, Enrique Tierno Galván, empieza a proyectar una imagen y dimensión internacionales que no han hecho sino crecer; y si no puede presumir de muchos y grandes monumentos urbanos, sí es, en cambio, una ciudad de “momentos” debido a su extraordinaria vitalidad que se refunda día a día, de día y de noche, momentos de vida, de entusiasmo, de diversión y de conversaciones y bullicio callejero inagotables. Madrid es una ciudad de gente abierta a la gente, sin distingos. Por ello, todo el que vive en Madrid es madrileño y cabe bajo su cielo; y si el cielo lo miran y lo disfrutan (“De Madrid al cielo”, ya se sabe), nadie pretende subir allí, prefieren quedarse en la contemplación del famoso color velazqueño cuando el viento serrano expulsa la polución y nos deja verlo y disfrutarlo en su esplendor.

Los representantes del arte y la cultura madrileños —­una cultura cuya personalidad característica es la mezcla, la diversidad y la movilidad— que acuden a Guadalajara representan con toda propiedad este caleidoscopio que es la ciudad en marcha. Naturalmente no están todos los que son, pero son todos los que están. Escritores, editores, traductores, ensayistas, gentes del teatro y el espectáculo, cineastas, músicos… tratarán de ofrecer una panorámica lo más amplia posible de lo que sucede en Madrid día a día.

José María Guelbenzu es novelista y comisario para literatura y pensamiento de Madrid en la FIL 2017.

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