Las series en el cajón
A nadie le puede extrañar que la tercera temporada de 'Mr. Robot', que arrancó hace ya un mes, haya pasado tan desapercibida
Si no se tiene cuidado, hoy en día uno corre el riesgo de verse sepultado por las series. Hay tanto donde elegir, tanto que ver, tantas recomendaciones que seguir de tanta gente que te dice tienes que ver esto o aquello... Y, de momento, los días siguen teniendo 24 horas. Es un mundo inabarcable. Y ya no solo la cantidad de ficción televisiva que se produce en el mundo; ni siquiera se puede llegar a toda la que se estrena en España. La peak tv, esta era en la que se produce más series que nunca, obliga a ser selectivo y más exigente que nunca.
Por eso, a nadie le puede extrañar que la tercera temporada de Mr. Robot, que arrancó hace ya un mes, haya pasado tan desapercibida. Tras la sorpresa que supuso su primera entrega, la segunda no logró cumplir con las expectativas con una trama que tardó demasiado en arrancar y que se dejó en el camino muchos seguidores. En mi caso, aún no he logrado ir más allá del primer capítulo de la tercera temporada. Hay tantas otras posibilidades más entretenidas, tantas novedades que probar, que Mr. Robot se ha terminado quedando en el cajón de las series pendientes, esas que van acumulando capítulos y capítulos y capas de polvo hasta que quizá un día caen fruto de un maratón seriéfilo loco y desesperado. O no.
En ese mismo cajón se encuentran otras dos series que comencé con ganas. A Tin Star, thriller protagonizado por Tim Roth, le di el beneficio de la duda tras un capítulo piloto decente que plantea el drama personal al que se enfrenta un policía británico recién llegado a un pueblo canadiense con su familia y el enfrentamiento local en el que se verá inmerso. Pero dos capítulos después, la historia no había arrancado y no daba lo que había prometido. La mera presencia de Tim Roth y unos bonitos paisajes no son suficiente motivo para seguir. Al cajón. Algo muy parecido ocurre con Absentia, la nueva serie de Stana Katic. Con un ritmo pausado y un tono bastante más oscuro y serio que el de Castle, la ficción que dio fama a la actriz, la historia de esa agente del FBI que reaparece tras años dada por muerta y sin recordar lo que ha ocurrido en ese tiempo no lograba interesar. Tampoco motivaba a seguir el que el espectador no pueda sentir el mínimo interés por ninguno de los personajes que rodean a la protagonista.
Muchas más irán cayendo en ese cajón al que mando series que no quiero descartar del todo por algún extraño motivo. La realidad es que mandarlas al cajón es prácticamente sentenciarlas de muerte para mí, que tengo unas 25 series —sin exagerar— a la espera. Pero quién sabe, los milagros pasan.
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