‘Stranger Things 2’, bien, pero...
La segunda temporada del fenómeno de Netflix funciona y es divertida, pero no ofrece nada nuevo ni arriesga como debería
Más de lo mismo no siempre significa algo malo. Ni todo lo contrario. Y la segunda temporada de Stranger Things es más de lo mismo. A favor: que sigue siendo divertida, ideal para ver en maratón, para buscar guiños al pasado (los homenajes se han ampliado a películas como Alien o Cazafantasmas, libros como IT o discos de Queen, The Clash o The Police) y evadirse por completo. En contra: que no ofrece nada nuevo, que han repetido de forma descarada dinámicas que funcionaron bien en la primera entrega (de las luces de Navidad hemos pasado a empapelar la casa con dibujos), que, sabiendo que quedan dos temporadas más, apenas han arriesgado a tomar nuevos caminos y que, pese a todo lo anterior, queremos saber cómo sigue la historia de estos niños (y adultos, que esta temporada han formado grupo) contra ese mal que viene del Mundo Del Revés, ¡y que para eso queda mucho tiempo!
Quizá una de las cosas más interesantes ha sido una de las más criticadas: la aparición de un personaje relacionado con Once (Eleven en la versión original) que también tiene poderes. En esta temporada, para muchos ha sido una historia innecesaria, un capítulo perdido (el antepenúltimo), pero precisamente por ser algo diferente, y porque deja la puerta abierta a nuevos caminos en las dos próximas temporadas, parece esencial aunque no esté muy bien ejecutada (esa banda de delincuentes resulta demasiado típica, falta ahí personalidad).
Bueno ha sido también el personaje de Maxine, la niña que ha cambiado un poco la dinámica de ese grupo de niños frikis que salvan al mundo, o al menos a su pueblo, de una amenaza a lo Lovecraft. Pero malo ha sido también que ese mismo grupo ha estado desmembrado a lo largo de gran parte de los capítulos, con uno de los personajes favoritos del público, el antes desdentado Dustin, con su propio arco argumental.
Dicen los creadores de la serie que en la tercera temporada habrá un salto temporal. Por un lado, porque los niños crecen a una velocidad endiablada. Por otro, esperemos, que porque hace falta una evolución (y así también se podría explotar la nostalgia por los años noventa). Sí, más de lo mismo ha funcionado en esta segunda temporada. Ha habido emoción, sustos y momentos cómicos en una historia más tenebrosa. Pero en el futuro no se debería abusar de todo esto. Lo que no hay duda es que Stranger Things seguirá siendo un fenómeno un año más...
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