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sillón de orejas
Columna
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Caca, miedo y un homenaje

Los 'Relatos de la Kolimá', de Varlam Shalámov, constituyen un impresionante testimonio para entender el Gulag

Manuel Rodríguez Rivero
Johnny Depp y Helena Bonham-Carter en un fotograma de 'Sweeney Todd'.
Johnny Depp y Helena Bonham-Carter en un fotograma de 'Sweeney Todd'.

1. En Halloween

Escribo en Halloween (que es como la globalización designa el día en que conmemoramos a nuestros muertos) esta página semanal de mis lecturas y desvelos. Ignoro cómo lo celebrará en Bruselas, si es que aún está allí, el Gran Manipulador, quien, se marchó de rositas con cinco de sus consellers para intentar formar una torre de xiquets indepes en la capital de Europa (y lograr de ese modo internacionalizar el conflicto), mientras dejaban con el cul a l’aire a los partidarios de la efímera república catalana proclamada en este siglo (ya antes, explica alguna pomposa enciclopedia, altres formes politiques de segregació respecte a l’estat espanyol han estat proclamades). Quizás los seis conjurados hayan tenido tiempo de sentarse en alguna sucursal de Chez Léon cercana a la Grand Place para degustar unos mantequillosos moules con frites regados con buena cerveza Delirium Tremens, ahora tan apropiada, mientras recuerdan la frase atribuida a Talleyrand acerca de la dulzura de los días de antes de la revolución o, siguiendo a Rimbaud, cuando la vida era “un festín en el que se abrían todos los corazones”. Estas semanas en las que allí y aquí se ha desplegado toda la panoplia de “emociones corrosivas” (le robo la expresión al neurocientífico Ignacio Morgado, que titula de ese modo un muy legible ensayo que acaba de publicar Ariel) y en la que la mayoría de los políticos no ha cesado de emitir clichés expletivos y fórmulas de relleno que solo sirven para enmascarar su oportunismo (lo de la señora Colau ha sido particularmente escandaloso), ha caído en mis manos uno de esos libros de “autoayuda” que atraen desde el mismo título: Conozca su caca y lo que dice de su salud (Urano), en el que el doctor Adrian Schulte, que lleva años analizando heces de todo tamaño, temperatura, aroma y color, explica cómo averiguar a partir del aspecto de las deyecciones y meconios, la salud física (¡y mental!) de los que las expulsan, así como los remedios para mejorarla. Casi podría afirmar que, mutatis mutandis, no me absorbía tanto un libro sobre la mierda desde que leí (subrayándolo en rojo y azul) el capítulo que el (desdichadamente) olvidado Norman Brown dedica a la “visión excremental” (a propósito de Jonathan Swift) en su Eros y tanatos (1959; publicado por Joaquín Mortiz –la estupenda editorial mexicana de Díez Canedo­– en 1967). Y qué quieren que les diga, tal como van transcurriendo los acontecimientos, no he podido evitar imaginarme a los seis prófugos más conspicuos de la democracia española analizando concienzudamente sus deposiciones. Quin fàstic!

2. Terror

Cada época tiene el entretenimiento que se merece. Miren a su alrededor: la nuestra está saturada de cuentos de miedo. Vivimos una reedición del romanticismo gótico, pero esta vez a todo color: eso es lo que nos suministran las industrias de contenidos de los aparatos ideológicos del imperio. El nuestro es un tiempo de zombis —criaturas menos románticas y complejas que los vampiros de los felices sesenta—, de gore y mondongos al aire, de truculencias de cartón piedra, de payasos asesinos, de muertos vivientes trastabillando sin glamur. Consumimos miedo inane —hasta en los parques temáticos a los que llevamos a nuestros hijos— para alejarnos del que no lo es. Podemos también leer sobre horrores pasados que creemos irrepetibles, como el portentoso y terrible monumento literario que conforman los Relatos de la Kolimá, de Varlam Shalámov (1907-1982), cuyo sexto y último volumen (en realidad, un conjunto de sustanciosos “ensayos sobre el mundo del hampa”) acaba de publicar Minúscula, y que constituye, junto con el imprescindible Un día en la vida de Iván Denísovich, de Solzhenitsyn, un impresionante testimonio para entender el Gulag, la máquina de destruir almas del terror burocrático-estaliniano. Menos mal que, para aliviarme con terrores de otra índole, después pillé en la tele Sweeney Todd, la peli (2007) de Tim Burton basada en el musical que Stephen Sondheim pergeñó sobre uno de los más famosos “folletines de a penique” victorianos, y que se centraba en los crímenes y descuartizamientos del barbero loco de Fleet Street. Y, ya puestos, si de verdad les gusta el miedo que no afecta gravemente a sus vidas, no se pierdan la nueva edición de la portentosa Aura, de Carlos Fuentes, una de las mejores novelas cortas de terror “gótico” en español en el siglo XX; la acaba de publicar Libros del Zorro Rojo en una cuidadísima edición (no se asusten: 16,25 eurillos), magníficamente ilustrada por Alejandra Acosta, que constituye un regalo ideal para la Navidad poselectoral (si es que llegamos).

3. Trotta

Encuentro muchas razones para homenajear a Trotta, la editorial fundada en 1990 por ese estupendo editor (si no existiera, habría que inventarlo) que es Alejandro Sierra. En su cuarto de siglo largo de actividad, Trotta ha logrado un puesto de honor en el palmarés de las editoriales hispánicas de ensayo, como demuestra su extenso catálogo interdisciplinar particularmente exigente en disciplinas como religión, filosofía, antropología, psicología o derecho, o en las prestigiosas bibliotecas y series “de autor” (entre otros, Kierkegaard, Weil, Jung o Aranguren), los grandes pensadores del siglo XX y XXI, los clásicos orientales, o los poemarios de autores menos frecuentados, como Paul Celan, Thomas Merton o Stefan George. Pero hoy quiero homenajear desde aquí a la editorial y a su editor-propietario por la publicación de Filosofía iberoamericana del siglo XX, el volumen con el que se clausura ese enorme, casi prometeico, proyecto de la Enciclopedia iberoamericana de filosofía, cuyos 33 volúmenes demuestran que en español y portugués también se ha filosofado con autonomía, nivel científico y originalidad. Felicidades, Trotta.

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