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Columna
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Puzle

¿Se puede hacer una serie en la que intervengan Dorian Grey, Víctor Frankenstein, Drácula, el lejano oeste, un explorador británico, hombres lobo y el Londres del siglo XIX? Se puede: 'Penny Dreadful'

Ángel S. Harguindey

¿Se puede hacer una serie de televisión en la que intervengan Dorian Grey, Víctor Frankenstein, Drácula, el lejano oeste, un explorador británico, hombres lobo y el Londres del siglo XIX? Se puede: Penny Dreadful (disponible en Movistar +). Naturalmente las tres temporadas de esta coproducción británico-estadounidense, escrita por John Logan y producida por Sam Mendes para Showtime, es irregular y sorprendente. Pasar del laboratorio de Frankenstein a un lejano rancho de Nuevo México para retornar a un fumadero de opio o a un burdel londinenses no deja indemne al espectador, y sin embargo la serie —con numerosos y brillantes efectos especiales—, conforme avanzan sus capítulos engancha más y más a quien la contempla.

Resulta inevitable pensar en aquellas extrañas noches de junio de 1816 en Villa Diodati, en el lago de Ginebra, con Lord Byron de anfitrión y a las que asistieron Shelley, su novia Mary, Polidori y Matthew Lewis, entre otros. Años después las recrearía Gonzalo Suárez en su película Remando al viento. Si John Logan hubiera compartido gastos en el alquiler de la villa, habría invitado también a O. Henry y a Zane Grey, incluso a J. K. Rowling y a su licántropo Remus Lupin. Y de ahí saldrían, además de Frankenstein o El vampiro, el guion de Penny Dreadful.

Esa mezcla de inframundos, pistoleros, prostitutas, vampiros, chozas, palacios, opulencia y miseria remite a una trama caótica y abigarrada que, pese a las iniciales apariencias, consigue encajar todas las piezas de ese puzle inimaginable. El casting con una extraordinaria Eva Green, Timothy Dalton, Josh Hartnett y Harry Treadaway en los papeles protagonistas; los diálogos que con frecuencia demuestran el talento de Logan y un excelente uso de la tecnología virtual, permiten superar con creces las iniciales reticencias, sin olvidar que el niño prodigio del cine español, Juan Antonio Bayona, dirigió sus dos primeros capítulos.

Con series como Penny Dreadful, la televisión vuelve a demostrar su capacidad seductora más allá de los concursos y realities.

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