‘Penny Dreadful’, amor y muerte

Si lo piensas, tiene su gracia que dos directores españoles hayan abierto y cerrado una de las sagas más británicas de la televisión actual. Una vez, de casualidad, me crucé con Jota Bayona en un avión a Cannes y le profesé mi admiración por los dos primeros capítulos de Penny Dreadful. ¿Quién me iba a decir que acabaría dirigiendo los últimos cuatro episodios de la saga? ¿Quién me iba a decir que… cuidado ¡spoiler al canto!,  acabaría siendo el hombre que mató a Vanessa Ives? Nadie. Ahora que lo pienso debería hacerme una camiseta con esa leyenda 'El Hombre que mató a Vanesa Ives', aunque probablemente acabaría ganándome una buena somanta de palos por parte de una horda de Dreadfuls (también conocidos como Fans Acérrimos de Penny).

La primera vez que visité el plató de Penny Dreadful se me cayeron dos lagrimas como dos catedrales góticas, no solo por la responsabilidad que se me venía encima, sino por poder subir las escaleras de la mansión de Sir Malcolm, rebuscar entre los tubos de ensayo del laboratorio del Doctor Frankenstein o sentarme en la celda acolchada de Vanessa. Sentado en esa celda me puse a repasar el storyboard que había estado preparando durante semanas pero lo que no sabía es que nada podía prepararme para los desafíos que se me iban a presentar.

‘Penny Dreadful’, amor y muerte

¿A que suena muy literario? Pues nada más lejos de la realidad, no es que Penny Dreadful no fuese un gran desafio pero me lo pasé como un niño chico rodando y disfrutando de cada momento. Lo siento, pero no tengo anécdotas escabrosas que compartir, ni historias de terror terribles sobre el rodaje. John Logan [creador y productor de la serie] es un amor, es un talento de sensibilidad increíble y probablemente una de las personas con las que más he conectado trabajando. Mi peor momento, quizás, fue cuando me vi sólo en una habitación de hotel con Eva Green y me dio por ponerme a hablar de gotelé. No es broma, estaba haciendo reformas en su piso de Paris y le dije que si había pensado en poner gotelé. Eso me dijo [Nacho] Vigalondo cuando le conté la anécdota, los directores españoles somos los Manolo y Benito del cine mundial.

¿Cómo es un día de rodaje de Penny Dreadful? Pues normalmente has dormido poco la noche anterior después de rodar un tiroteo en una capilla o de asesinar a 54 vampiros así que vas y asaltas la maquina de café lo antes posible, después vas a plató y empiezas a ensayar con los actores… Comienza el baile, jugar con los actores en escena es como un baile y en esta serie he aprendido a disfrutar de ese baile, después llegaba John y le mostraba “El baile” de la escena y John solía decir, dos o tres cosas, pequeñas notas, mayormente de dialogo que siempre acababan siendo muy útiles… Y a partir de ahí, a rodar! Se habla mucho de que el director de series es solo un realizador y que el Showrunner es el que corta el bacalao, pero en mi caso pude rehacer las escenas de acción a mi gusto, mover la camara a mi antojo y por supuesto trabajar con los actores y cuando John se acercaba a compartir sus pensamientos muchas veces Eva o Tim le decían “Justo Paco me acaba de decir lo mismo”.

Ayer lloré viendo el último episodio de nuevo. Para mi Penny Dreadful habla de muchas cosas, de vampiros y hombres lobo, del Diablo y de Dios, de la corrupción del alma, de una familia de freaks, o frikis o como quieras llamarlos, que están solos y que se necesitan desesperadamente. Pero concretamente el último episodio en mi opinión habla sobre el amor y la muerte, algo tan lorquiano, quizás este ahí el elemento español que Logan quería. Sobre que a veces, amar significa dejar ir al ser amado, ya sea Vanessa Ives o el hijo del monstruo de Frankenstein.

Dejar ir.

Como nosotros, fans y creadores de Penny Dreadful, no veo diferencia, debemos dejarla ir, para que muera y viva para siempre dentro de todos nosotros.

El cineasta Paco Cabezas dirigió los últimos episodios de Penny Dreadful. En el cine es el responsable de películas como Carne de neón, Tokarev o Mr. Right.