Manipuladores de emociones
El documental sobre compositores de bandas sonoras 'Score' funciona muy bien como introducción a la música de películas
La nave cierra su puerta, despega, y se lanza hacia el espacio dejando una estela multicolor. Desde abajo, un niño mira, con cara de satisfacción, cómo su amigo vuelve a casa con los suyos sano y salvo. El final de E.T., el extraterrestre es conmovedor de por sí, pero prueben a verlo sin esa música de John Williams in crescendo con un guiño al tema principal. Es bonito, pero no tan emocionante. Detalles como este se pueden apreciar en el documental Score: Compositores de Oscar, que acaba de estrenar Movistar y está disponible en su servicio bajo demanda.
La película, que recorre por encima cómo ha evolucionado el cine con el trabajo de algunos de los mejores compositores de bandas sonoras de la historia no aporta nada nuevo, pero para quien le guste la música y el cine, ofrece una hora y media de buenas vibraciones a través de los testimonios, algunos demasiado simples y obvios, y otros realmente interesantes, de estos manipuladores de emociones, dicho de la forma más positiva posible.
El documental mezcla un poco la historia con el proceso creativo y técnico (se da importancia también a arreglistas, directores musicales, mezcladores, ingenieros de sonido...), destacando siete músicos que han marcado hitos en la historia del cine: Max Steiner (King Kong) Bernard Herrmann (Vértigo), Jerry Goldsmith (El planeta de los simios), John Williams (Tiburón), Danny Elfman (Eduardo Manostijeras), que recuerda que su trabajo se basa en lo mismo que el de Herrman: "hay una sola regla, no hay reglas", Thomas Newman (American Beauty) y Hans Zimmer (Gladiator). Con este último, recomendado también buscar en internet su concierto en el festival Coachella o los de su gira alemana y apreciar cómo este tipo de música puede llegar también a un público amplio sin necesidad de las imágenes.
Es difícil no terminar de ver Score y buscar bandas sonoras para escuchar. Lo bueno es que salen muchos compositores hablando. Lo malo es que muchos dicen obviedades, Por eso es una buena guía de iniciación a quien le interese saber más sobre este mundo. A los que conocemos un poco más, lo curioso es descubrir las personalidades de estos egos (que también los hay) o los pequeños trucos de algunas grabaciones, como el piano de viento usado para la película Deuda de honor por Marco Beltrami o el juguete de 60 dólares que se usó (y se perdió) para crear el tema principal de Los Rugrats.
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