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Maestro del escapismo

Valcárcel Medina, artista en eludir las redes del sistema, llega al C3A de Córdoba tomándole medidas a la ciudad

Isidoro Valcárcel Medina posa en el C3A. A la izquierda, mapa de la exposición.
Isidoro Valcárcel Medina posa en el C3A. A la izquierda, mapa de la exposición.juan lópez lópez / c3a

Entrar al museo para salir del museo. Eso es lo que propone Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, 1937) en el nuevo C3A de Córdoba. Y un viaje en el tiempo, a 1974. Por aquel entonces, el artista tenía 37 años y muy claro que lo que le interesaba nada tenía que ver con la norma y lo repetitivo. Hacía dos años de Los encuentros de Pamplona, seguramente el principal acontecimiento de arte público que ha tenido lugar en nuestro país, y Valcárcel Medina andaba imbuido en la idea de disolver el arte en la vida, como otros artistas conceptuales. Su obra se relacionaba más con las situaciones y la realidad que con la producción de objetos. Lo que él perseguía era construir lugares donde la gente pudiera estar.

Eso hizo en 12 ejercicios de medición sobre la ciudad de Córdoba, que ahora revive en formato mapa. Hay muchos a lo largo de las salas, y otro tipo de cartografías, notas y documentos. Para eso, hizo un estudio previo de trama urbana mediante planos que cogió de una guía turística. Luego fue a contrastarla sobre el terreno, primero de forma individual, viendo las diferencias entre la representación y lo representado, y luego buscando colaboración entre varios ciudadanos. Tiró del hilo de la psicogeografía para ver cómo las personas, al igual que los planos, construyen su propia realidad.

Los 12 ejercicios se basaron en el estudio sistemático del trazado de una extensión de 2.656 kilómetros cuadrados, y alrededor de 300 calles y plazas, realizando diferentes recorridos y a distintas horas del día. En uno de ellos, pedía recomendaciones de lo más destacado de la ciudad. En otro, contrató a un guía y anotó todos los nombres propios que este utilizó en sus explicaciones. En los más especiales catalogaba mediciones: números de naranjos en un patio (97), el cáliz de Collini (29 centímetros de alto) o el pedestal de Maimónides (115 × 93 × 114).

La obra habla del arte conceptual, pero también de su contexto, y se expone por primera vez en Córdoba, en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, escondido en las siglas C3A, que inauguró hace apenas unos meses y dirige Álvaro Rodríguez Fominaya. Y este detalle es importante, porque si algo urge en los museos españoles, con empacho de exposiciones itinerantes, es apostar por dinámicas de producción artística. Rescatando estas acciones, el centro pone en valor a un artista que ha trabajado sobre la ciudad, el artista convierte el centro en un foro crítico y el público ejerce el derecho a ser creativo, que es el mayor propósito tanto del artista como del centro de arte, e inventarse otra Córdoba posible. Salir del museo para entrar al museo.

Hacer novillos es una de las prácticas preferidas de Valcárcel Medina. Él es, de hecho, un maestro del escapismo. Desde los años sesenta ha procurado escaquearse de todo cuanto ha podido hacerle caer en las redes del sistema del arte. No tiene galería, no hace retrospectivas y rehúye que sus obras engrosen colecciones. Hasta cuando se lanzó a escribir poesía, a sus 20, los títulos eran más largos que los versos. Un hombre normal, aunque no habitual, suele decir, que atesora los dos premios más importantes en arte contemporáneo del país, el Nacional de Artes Plásticas y el Velázquez. En vez de seguir un camino trazado, él va por otro, sin sometimientos y con autonomía. El de las ideas, siempre iluminadoras. Y aunque lleva años advirtiendo de que no escribirá arte con mayúsculas, aquí se gana una más.

‘12 ejercicios de medición sobre la ciudad de Córdoba’. Isidoro Valcárcel Medina. C3A. Córdoba. Hasta el 7 de enero de 2018.

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