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Matar es un placer

‘The Love Witch‘, una apuesta por un terror de technicolor, barroquismo de telenovela y feminismo militante, se estrena a la vez en cines y en Movistar Xtra

Gregorio Belinchón
Samantha Robinson. en 'The Love Witch'.
Samantha Robinson. en 'The Love Witch'.

El cine de Anna Biller le nace de su sangre. “Mi padre era artista visual, y mi madre diseñadora de moda”, cuenta por teléfono desde su ciudad natal, Los Ángeles. “La ironía es mía”, cuenta entre risas a continuación. Tras Viva (2007), una película más experimental, con The Love Witch, que se estrena hoy en cines y en Movistar Xtra (22.30), se abre a todos los espectadores. “Me apetecía contar una historia para el gran público, sin abandonar mi cine feminista”, asegura.

En The Love Witch, una joven bruja se muda a San Francisco para seguir con su acoso y asesinato de hombres guapos en un mundo de tonos pastel de un tecnicolor a medio camino de la serie Embrujada y una fotonovela, con aroma camp y meticuloso cuidado por los escenarios y el vestuario estilo años cincuenta y sesenta. “Todo es mío. He estado siete años y medio buscando la financiación, así que en esos tiempos muertos he estado cosiendo y dibujando”, confiesa Biller, que recuerda la suerte que ha tenido con el estreno en su país, tres días después del triunfo de Trump: “Siento decir esto, pero fue buenísimo para la película. Contra su misoginia, un cuento de hadas y brujas con una heroína poderosa”.

Para Biller, el acierto de The Love Witch estriba en su sentido del humor. “Me planteé que pasaría si los hombres amaran a las mujeres tal y como las mujeres quieren. Los hombres soléis ser menos emocionales que nosotras. Eso se puede contar con mucha ironía, mezclando comedia y terror, contando de forma oscura una venganza femenina”.

La directora Anna Biller
La directora Anna Biller

Desde la escritura del guion, Biller pensó en esas mujeres brujas rodeadas de “hombres ¿normales?”. “Ellas ponen el misterio y la belleza, ellos la inocencia y el amor. En la realidad, me parece que cuando una joven se incorpora a la vida diaria, tras una infancia y adolescencia enmarcada como un cuento de hadas y mensajes del tipo ‘si tú quieres, tú puedes’, entra en una confusión mental al chocar con estereotipos sexuales, con el machismo recalcitrante social. ¿Qué pasa si le damos la vuelta en la pantalla?”.

Para darle una guía a Samantha Robinson, la actriz protagonista, Biller le recomendó ver diversas películas: “Nos juntábamos para ver títulos del Hollywood clásico, como Cara de ángel, Ceremonia secreta... Aunque en el fondo me atraía recuperar los grandes personajes femeninos de antes de que se impusiera el Código Hays, esos papeles que bordó Barbara Stanwyck”. O Joan Crawford, Bette Davis... Cuando una mujer podía ser ángel y demonio sin tener que pedir perdón.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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