Retorno al asociacionismo compostelano
El movimiento cultural alternativo perseguido durante el mandato del PP busca proyección con el gobierno de la marea
Cuando llevaba apenas tres meses en la alcaldía de Santiago, Gerardo Conde Roa (PP) asistió a la ópera El barbero de Sevilla en el Auditorio de la capital gallega. Los actores mostraron al final unos carteles reivindicativos que formaban parte del espectáculo. El regidor los vinculó a los del 15-M y saltó como un resorte: llamó “mamón” al operario de iluminación y advirtió de que el Auditorio “no está para que se cuelguen mensajes de los indignados”. Tras décadas de gobiernos socialistas y un breve bipartito PSOE-BNG, Conde Roa, miembro del Opus Dei, aludía a las dificultades por mantener “una programación de nivel” en la capital de Galicia. En busca de esa “excelencia” canceló también una actuación del italiano Leo Bassi, con las entradas ya a la venta, y reconoció que el clown le producía “especial repugnancia”.
Los encontronazos del gobierno del PP en Santiago con parte del sector cultural fueron sonados. El exalcalde recelaba de algunas entidades, que llegó a asociar con grupos violentos y amenazó con revisar “una a una” las licencias de los locales y redoblar la vigilancia sobre el movimiento alternativo criado al calor de un potente asociacionismo con mas de 45 centros bombeando las arterias culturales de la ciudad.
No tuvo tiempo. Tras 10 meses de un mandato de vértigo, se vio obligado a abandonar la alcaldía acuciado por una imputación judicial que acabó en condena de cárcel por defraudar a Hacienda. La marea ciudadana integrada en Compostela Aberta, aupada en buena medida por el sector cultural del que Conde Roa renegaba, desalojó al PP en 2015.
Los cambios han sido significativos. Aunque hay matices: “Se notan más en lo que se deja hacer que en lo que se hace”. Lo dice Julio Vilariño, histórico representante de los movimientos culturales de Santiago a través del activo Cineclub de Compostela.
“Hay una importante vuelta a las actividades culturales en bares, muchos conciertos y una recuperación del tejido asociativo muy perseguido por el PP y también algo durante la época del PSOE”, sostiene Vilariño. No obstante, asegura que faltan iniciativas para “cambiar tendencias e inercias” y echa de menos una reactivación en el uso de los centros socioculturales “repensándolos” para poner en marcha actividades del tejido cultural de la ciudad “que es enorme pero tiene escasa proyección”.
Si Conde Roa desconfiaba de la cultura del asociacionismo, Vilariño, aún destacando la “diferencia descomunal”, enumera como “fracaso” de la gestión del gobierno en minoría de Compostela Aberta que no conceda “mayor visibilidad” a esta cultura “más local, más de barrio, más pequeña” que late en la capital gallega.
No es la única queja. Mientras el gobierno local incluye entre las novedades de su legislatura un programa de residencias de compañías teatrales como la iniciada en 2012 por el grupo Chévere en el Ayuntamiento vecino de Teo (consiste en implicar a la compañía en un entorno local en beneficio de los profesionales y de la comunidad de acogida), los críticos echan en falta un “verdadero impulso” a este sector. “Está más adormecido ahora que hace 15 años”, sostiene Vilariño, aún reconociendo que la Mostra de Teatro Universitario “tan alejada de los vecinos”, depende de la Xunta (gobernada por el PP) y no del Ayuntamiento.
Compostela Aberta sostiene que está rompiendo las inercias. “Por primer vez en más de 30 años ha salido a concurso público la plaza de gerente del Auditorio, hasta el momento de libre disposición”, responden desde la Concejalía de Acción Cultural. Y puntualizan que se han reducido en un 33% las subvenciones nominativas mientras se potencian las de concurrencia competitiva.
Entre las nuevas iniciativas destaca la creación de un censo de músicos vinculados a la ciudad del que el gobierno local tira, en exclusiva, para contratar los cuatro días de la fiesta de la Ascensión, la más importante de la ciudad después de la del Apóstol, y la SELIC (Semana del Libro de Compostela) que tiene como criterios éticos básicos el uso de la lengua gallega, la igualdad de género, la atención a la diversidad y el cuidado del medio ambiente.
Tras dos años en el poder, las salas más perseguidas por el PP se mantienen activas y dentro de la legalidad y se han recuperado espacios infrautilizados como los de la Zona C (un inmueble para el arte de vanguardia en el que artistas noveles presentan proyectos que una comisión evalúa y financia) y el Matadoiro Compostela: un edificio industrial que una potente movilización ciudadana salvó del derribo programado por los populares. Mientras tanto, va aumentando la partida presupuestaria. Este año, en un 14%.
A favor y en contra
SON APLAUDIDOS POR... Haber recuperado el Matadoiro Compostela como un espacio autogestionado, el edificio, anteriormente Casa de la Juventud, se convirtió en un emblema tras la gran movilización contra su derribo programado por el gobierno local anterior. Haber impulsado la Zona C, un espacio destinado a artistas noveles que presentan proyectos evaluados por una comisión y posteriormente financiados. Recortar en un 33% las subvenciones nominativas, y poner en marcha la primera Semana del Libro de Compostela, una propuesta de la Mesa do Libro de Santiago en la que están incluidas librerías, editoriales y otros agentes literarios.
SON CRITICADOS POR... PP y PSOE han cuestionado el soporte legal para la autogestión como método de trabajo en el Matadoiro Compostela. El PP ha reprochado al alcalde su ausencia en los actos de carácter religioso como la Ofrenda al Apóstol, así como de prescindir del tradicional belén de Navidad de la plaza del Obradoiro o de haber retirado la financiación municipal a las cofradías que participan en la Semana Santa compostelana.