Un baño de masas (literal): los mejores y peores aseos de los festivales
Participa en la encuesta y opina sobre tu experiencia festivalera en los baños
Es hora de hablar de un tema tabú, del único espacio físico que no escapa a la atención de nadie en un festival, el baño. El excusado es todo un lugar de reunión en este tipo de eventos musicales, un punto para darse un buen baño de masas —literal—, pero también un enclave para hacer amigos y odiar al mundo. Sin embargo, esta relevancia por encima del bien y del mal, contrasta con su discreción en las crónicas de los festivales. Un reclamo que este blog pretende visibilizar a través de una encuesta donde se decidirán cuáles son los mejores y los peores baños de los festivales de música españoles.
Estas familias de retretes de plástico son inevitables y es aquí dónde se viven algunas de las escenas más turbias de los festivales. Y sí, a veces preferirías hacer tus necesidades en cualquier otra parte. Que se lo digan a las víctimas de la estafa del Fyre Festival de Bahamas.
Precisamente Ticketea publicaba recientemente un estudio que resaltaba el protagonismo del lavabo entre los festivaleros. Concretamente por obtener la peor nota media por parte de los asistentes, que evaluaron punto por punto la organización de estas citas musicales. Y si lo que más gusta al público son las bandas y artistas seleccionados para actuar, lo que más polémica genera entre los asistentes son los baños, que aprueban por los pelos y con la peor nota de todas. Lo sorprendente es que esta mala calificación por parte de los encuestados se sitúa por debajo de cosas tan fácilmente criticables como el precio de las entradas y de la bebida de los festivales.
Esta controversia se ha gestado a lo largo de muchos años y se fundamenta en una ira provocada por interminables colas de espera, olores demasiado evidentes y por la soledad que se siente en esos cubículos grises e inestables llamados WC. La creatividad de los festivaleros ha generado todo un manual de supervivencia que se ha ido pasando de generación en generación. Desde las famosas maniobras de equilibrismo que se deben realizar en el interior, hasta el equipo con el que debes adentrarte en la zona de baños, donde un buen calzado y un clínex te harán la vida más fácil.
Pero no todo son penas, y es que esta descarga de ira histórica ha provocado que muchos festivales hayan mejorado sus servicios y hayan visto en esta debilidad, un punto a favor para ganarse a sus fieles. Festivales como el Mad Cool, por ejemplo, lograron en su primera edición estrenarse con unos retretes donde ha sido posible hacerse hasta un selfie. Baños como estos son la realidad que muchos festivaleros desean revivir cada verano cuando visitan un festival. Al fin y al cabo, el festival es eso que pasa cada vez que vas al servicio.
Babelia
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