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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Superficial Z

'Z: The Beginning of Everything' se queda corta en su reivindicación de la esposa de Scott Fitzgerald

Avance de 'Z: The Beggining of Everything'.
Álvaro P. Ruiz de Elvira

Z: The Beginning of Everything ("el principio de todo", por algún motivo, Amazon Prime Video en España no traduce al castellano los títulos de sus series) es la historia de una mujer que, pese a lograr fama como celebridad, siempre tuvo que vivir a la sombra de su marido, el escritor F. Scott Fitzgerald. Como si su mayor logro fuera ser 'esposa de'... Y ahí entra Christina Ricci, protagonista y productora de la serie, para reivindicar a una mujer que, sin llegar al éxito deseado, quiso ser escritora, bailarina y actriz y que acabó falleciendo en el incendio del hospital psiquiátrico en el que estaba ingresada.

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La época está retratada con encanto. Hay el suficiente jazz, fiestas, ginebra y acento sureño para hacerlo, pero lo que no está es bien explicada. Aunque el matrimonio fue famoso por sus fiestas y su buen vivir, los años veinte fueron mucho más que eso. Pero por la ambientación y el diseño de la producción, la serie gustará a quienes aprecien los dramas de época. Y algo parecido pasa con la relación del matrimonio. Quizá el retrato que Ricci hace de Zelda sea demasiado superficial, incluso benigno. Zelda fue una mujer complicada, al igual que Scott, pero el ansia de reivindicarla deja en el aire demasiados aspectos. La actriz está ante uno de los papeles de su vida, aunque lo interpreta de una forma en ocasiones demasiado exagerada.

La serie se queda un poco en tierra de nadie, se deja ver con gusto —ayuda que los capítulos sean solo de media hora—, pero en todo momento se tiene la sensación de que le falta algo, quizá más y mejores explicaciones de por qué ella quería llegar más allá de lo que logró. Pero, siendo justos, también es solo una primera temporada en la que ni siquiera la pareja ha llegado a París ni, salvo en el inicio del primer capítulo, se avanza la enfermedad mental que hizo que Zelda tuviese que ingresar en más de una ocasión en un hospital psiquiátrico.

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