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Adiós al buen mal sexo de ‘Girls’

La serie de Lena Dunham estrena su sexta y última temporada reivindicando las mujeres normales

Riz Ahmed y Lena Duhman, en el primer capítulo de la sexta temporada de 'Girls'.
Amanda Mars
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Cuando Sexo en Nueva York apareció por primera vez en las pantallas, en 1998, Lena Dunham era una niña de 10 años. Aquella serie contaba romances y percances de un grupo de amigas de Manhattan que vestían alta costura, acudían a fiestas de relumbrón y vivían en apartamentos solo al alcance de millonarios. 14 años después, Dunham creó la alternativa radical a aquellos enredos: Girls, en la que un grupo de chicas de Brooklyn, gordas y delgadas, feas y guapas, se metían en líos poco poéticos y eran propensas al sexo descarnado, a veces bastante torpe —no apasionadamente torpe, ni entrañablemente torpe, sino torpe a secas—. Estados Unidos se acababa de levantar, tiritando aún, del soponcio de la Gran Recesión, de una crisis financiera sin par desde el crash del 29 —cortesía precisamente de los excesos que tan bien ilustraba Sexo en Nueva York—, y las Girls de Brooklyn representaban esa generación millennial que se incorporaba patosa y lentamente a la vida adulta, los primeros trabajos, las primeras relaciones.

La exaltación del mal sexo, del revolcón insatisfactorio o anodino, es una de las señas de identidad de la serie, el símbolo de su realismo, y marcó un modo de hacer en la ficción. En un encuentro con periodistas en Nueva York, Dunham explica que, para ella, su escena sexual favorita es la que protagonizan Marnie y Charlie (episodio seis, temporada cinco), cuando vuelven a acostarse después de haber estado separados. “Es romántico, pero no es muy bueno, y resulta algo premonitoria… Me gusta lo vulnerable y asustada que está Allison [Williams, la actriz que encarna a Marnie]”.

En la madrugada del domingo al lunes, HBO España y Movistar Series (04.00) estrenarán la sexta y última temporada de la serie en versión original subtitulada —Movistar Series emitirá la versión dual desde el miércoles 22 de febrero (23.00)—. Y a su creadora la preguntan por “el legado” que cree que deja. “Espero que la gente la recuerde como una de esas historias en las que las mujeres pueden ser algo desastre, como los hombres han podido serlo siempre”, dice. Antes hubo series en las que las mujeres metían la pata con frecuencia, pero eran imperativamente guapas. “A mí me encantaban Ally McBeal y Felicity… pero eran delgadas como palos”, explica.

En la ficción ella interpreta a una Hannah entrada en carnes (a la que en la primera temporada se puede ver compartiendo la ducha con su novio, en lo que parece que va a ser una escena caliente, hasta que él orina allí mismo). Y aunque el resto de amigas (Marnie, Jessa, Shoshanna…) son flacas, no tienen lo que Dunham define como “cuerpos de estrella televisiva obsesivamente ejercitados”.

En una séptima temporada, Dunham difícilmente hubiese podido esquivar ponerse a contar algún matrimonio, alguna primera maternidad de esos personajes de Brooklyn, y esa ya no es la historia que quiere contar. No veremos qué pasa con Hannah al cumplir los 35. Por eso su serie acaba aquí.

Girls quería relatar esa llegada al mundo real de unas jóvenes, aunque, en realidad, se han pasado seis temporadas tratando de crecer y, por lo que avanzan los creadores de la serie, tampoco esta vez lo han conseguido y siguen bastante perdidas, algo parecido a lo que —según sesudos estudios sociológicos— le pasa a una ristra de treintañeros. Y cuarentañeros. “Mi abuela murió este año, a los 96, y creo que a veces aún se sentía como una chica de 17”, dice Dunham.

La “misoginia interiorizada” que derrotó a Clinton

Lena Dunham ve en su show muchas ansiedades estrechamente ligadas a lo que el mundo espera hoy de la mujeres. Y, también, en lo que Estados Unidos le reclamaba a Hillary Clinton, la candidata demócrata a la Casa Blanca, a la que Dunham prestó su apoyo entusiasta durante la campaña electoral. "Las mujeres tienen que ser todo: fuertes y dóciles, divertidas pero adorables, poderosas pero cercanas, sinceras pero no estridentes… Pusimos todas expectativas, que no son realistas, en Clinton. Y esa misoginia interiorizada que, incluso muchas mujeres tienen, contribuyó a que el candidato presidencial más preparado de la historia haya perdido las elecciones".

No habrá guiños a este asunto en la serie. Tampoco sobre Donald Trump planea escribir algo. “No quiero emplear mi creatividad en ese tipo”, remacha.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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