‘El final del camino’, la reconquista de las aventuras medievales

La península Ibérica del siglo XI, con Santiago de Compostela y la construcción de su catedral de fondo, forman el marco narrativo de El final del camino, la nueva serie de TVE que se vuelca en el pasado tras Águila Roja, Isabel o Carlos, Rey Emperador. De hecho, bien podría suponer una mezcla entre la acción, la aventura y los enredos amorosos de la primera y la solemnidad histórica de las otras dos. La 1 estrena el miércoles (22.40) esta ficción de ocho capítulos, coproducida por Voz Audiovisual.

Gonzalo (interpretado por Antonio Velázquez), Pedro (Javier Rey) y Esteban (Guillermo Barrientos) son tres hermanos gallegos que deberán enfrentarse a diversas situaciones, como la toma de Toledo por Alfonso VI en 1085, la invasión almorávide, la construcción de la catedral en Santiago, el declive de los reinos de taifas o las luchas entre los reyes cristianos en plena Reconquista. Gonzalo, el mayor, es un soldado, que “a priori puede ser el héroe ñoño, porque es honrado y está enamorado, pero su arco narrativo va cambiando; se va a ir contaminando de lo que les ocurre a otros personajes”, explica Velázquez. Pedro, el mediano, acaba convirtiéndose al islam tras ser raptado de niño. Y el pequeño, Esteban, es un constructor obsesionado con erigir un gran templo en Compostela y convertir a la ciudad en “la Jerusalén de Occidente”.

“Desde el primer capítulo, la serie no deja de crecer, tanto en tramas como en personajes, según va avanzando la construcción de la catedral”, explicó ayer en la presentación de la serie en Madrid Fernando López Puig, director de Ficción de TVE. “El final del camino está pensada para recuperar el espíritu de las historias de corsarios, piratas y soldados: lucha, acción y personajes heroicos, pero sin perder el marco histórico”, añadió.

Creada y escrita por Alberto Guntín, Xosé Morais y Victor Sierra, la serie apuesta por un relato a varias voces. Cuenta también en su reparto con Ismael Martínez (como Animal), Juan Fernández (el obispo Diego Peláez, señor de Compostela), Patricia Peñalver (doña Urraca), Paco Manzanedo (el emir almorávide Yusuf Ibn Tasufin, que quiso devastar Compostela) y Jaime Olías (el obispo Diego Gelmírez, principal impulsor de la construcción de la catedral), entre otros intérpretes de personajes históricos o no.

“Al espectador le gusta conocer la historia si se la novelan y si se la cuentan de una manera entretenida; así la integra y la recuerda mejor”, opina la actriz Cristina Castaño, quien de ser Judith en La que se avecina pasa a encarnar a Constanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI (Asier Etxeandia). El suyo y el de la boticaria compostelana Elvira (Begoña Maestre) son los principales personajes femeninos, dos mujeres “adelantadas a su tiempo”, como dijo Maestre en la presentación. Elvira, que emplea métodos no aprobados por la Iglesia para tratar a los enfermos —como abrir un cuerpo humano—, tiene el corazón dividido por su amor por dos de los hermanos protagonistas.

Constanza es “una superviviente absoluta”, en palabras de Castaño. “El siglo XI era un tiempo dirigido y gobernado por hombres. Ella tiene poder como reina, pero en el momento que el rey dice ‘sota’, la mujer obedece. En ese sentido siempre estaba supeditada a la última palabra real”, añade. “Es bonito interpretar a una mujer con tanto poder femenino, que es capaz de dejar a un lado su sufrimiento por poner por encima otros valores, y conseguir que su hija Urraca se convierta en reina, apostilla.

Galicia medieval

Si en Águila Roja los alrededores de Madrid funcionaron como fondo para las aventuras del justiciero, en El final del camino es Galicia la gran protagonista. Incluso parte de su reparto, como Cristina Castaño o Javier Rey son de allí. Con la localidad pontevedresa de Silleda como base de operaciones, la serie ha sido rodada en su mayor parte en localizaciones naturales e históricas gallegas para recrear las murallas de Compostela, sus alrededores, la catedral, la basílica de Alfonso III, el palacio del Obispo de Iria Flavia (en el convento franciscano de Herbón), las calles de Toledo o el palacio del rey Alfonso VI o el castillo leonés de Luna. En las instalaciones de la Feria Internacional de Galicia se construyeron 2.500 metros de decorados para las tomas de interiores.