Chile cambia de cara
Varias propuestas artísticas aluden al fenómeno de la inmigración
En Chile rige la Ley de Extranjería y Migraciones de 1975, decretada en dictadura, y con una tendencia restrictiva por motivos políticos. Su artículo quince, punto primero, es un indicativo: “Se prohíbe el ingreso al país de los siguientes extranjeros: Los que propaguen o fomenten de palabra o por escrito o por cualquier otro medio, doctrinas que tiendan a destruir o alterar por la violencia, el orden social del país o su sistema de gobierno, los que estén sindicados o tengan reputación de ser agitadores o activistas de tales doctrinas y, en general, los que ejecuten hechos que las leyes chilenas califiquen de delito contra la seguridad exterior, la soberanía nacional, la seguridad interior o el orden público del país y los que realicen actos contrarios a los intereses de Chile o constituyan un peligro para el Estado.” Mientras la revisión de esta ley sufre una nueva postergación, varios proyectos artísticos aluden a este fenómeno, el de la inmigración, que ha experimentado un aumento en el país: de representar el 2,48% de la población total en 2014, al 6,63% según el último registro.
El artista Claudio Correa ha instalado la estructura superior de un bergantín a escala real en el interior del Museo Nacional de Bellas Artes. Sigue un modelo del siglo XIX, siglo en el que se promulgó en Chile la Ley de Colonización, por la cual se entregaron terrenos de poblaciones indígenas a inmigrantes alemanes. Es uno de los orígenes del actual conflicto mapuche. La obra de Correa, titulada “Libertad, Igualdad, Fatalidad”, hace referencia a la inmigración económica y a la importación del ideario republicano francés en Chile. El hecho de que se exponga en este museo, copia del Petit Palais de París, y junto con copias escultóricas de obras de la Antigüedad Clásica provenientes de Europa, y que sirvieron durante décadas como modelo de dibujo para los artistas chilenos, añade otra capa semántica a la obra. La velas del bergantín se inflan mediante ventiladores que se accionan con sonido: el de la reproducción de la voz de inmigrantes colombianas, venezolanas y peruanas cantando tres versiones de La Marsellesa en castellano: La Marsellesa Anarquista (1970), La Marsellesa Socialista de Chile (1936) y La Marsellesa de la Alianza Popular Revolucionaria Americana de Perú (1931). El bergantín funcionaría como metáfora de cómo los ideales de la Modernidad, provenientes de una inmigración europea, son finalmente interpretados por una inmigración sudamericana de nivel económico bajo. El que el barco no tenga cubierta ni quilla, remite al fracaso de la doctrina de la Modernidad. Que los trabajadores del museo estén actualmente en huelga por motivos que vienen de lejos, es otra fatalidad significativa.
Sirva como contraste a esta muestra el número de septiembre de la revista de tendencias chilena Paula, “Especial inmigrantes”
En Las Condes, uno de los barrios de clase alta de Santiago de Chile, se expone “Muchedumbre: Geografía de la piel”, una serie de retratos a gran tamaño que el fotógrafo Jorge Brantmayer ha realizado a esta “nueva inmigración”. El artista da protagonismo a los rostros de afroamericanos, centrándose en los detalles de sus caras, peinados e indumentaria. Sin sonrisas en sus caras, es el tamaño de las imágenes y dignidad de la pose las características que definen el trabajo. Destaca entre la gran orla la presencia de muchos haitianos, cuyo arribo al país ha aumentado en un 731% en los últimos tres años, ello a pesar de que es la nacionalidad que más expulsiones sufre en la aduana (En el 2012, por ejemplo, Extranjería rechazó al 53.34% de haitianos).
Sirva como contraste a esta muestra el número de septiembre de la revista de tendencias chilena Paula, “Especial inmigrantes”. Presentaba a cuatro modelos afroamericanas en su portada. Las últimas hojas de la revista están dedicadas a las denominadas “páginas sociales”: la élite económica del país retratada en eventos lúdicos o culturales. En esa edición, como en todas, se puede constatar una presencia mayoritaria de chilenos rubios, de ojos azules, y con apellidos europeos.
Quizás fruto de la anticuada Ley de Extranjería y Migraciones, o de los prejuicios clasistas, ciertos sectores políticos advierten acerca de los problemas derivados de la inmigración. Los datos, como que los años promedio de escolaridad en la población migrante es de 12,6, y en el caso de los nacionales, 10,7, o que la población inactiva entre migrantes es de un 23%, mientras que el porcentaje en nacionales asciende al 43%, contradicen dichas inquietudes. Un ejemplo retratado por otro artista, Cristian Ochoa, y que actualmente se expone en las calles de Valparaíso, lo presentan Don Ostilio y David. Panaderos chilenos que enseñan a Donald, un haitiano recién llegado, la rutina de su nuevo trabajo. Es la otra cara que cambia en Chile.
Datos obtenidos del Departamento de Extranjería y del Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo.
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