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MÚSICA

Mozart en los Urales

Teodor Currentzis culmina la trilogía Da Ponte con una extraordinaria versión de 'Don Giovanni'

El director de orquesta griego Teodor Currentzis, durante un ensayo en Moscú en julio.
El director de orquesta griego Teodor Currentzis, durante un ensayo en Moscú en julio.vyacheslav prokofyev (getty)

Encontrar a Mozart en los Urales. He aquí la tarea que ha resuelto Teodor Currentzis cinco años después de haberla emprendido. Y no porque pretendiera encabezar una misión arqueológica en busca del cadáver perdido, sino porque la ambición de reconstruir la trilogía que el compositor austriaco escribió a partir de los libretos de Lorenzo da Ponte—Bodas de Fígaro, Don Giovanni, Così fan tutte— requería un ejercicio de aislamiento y hasta de abstracción, quizá para despojar a Mozart del prosaísmo, del amaneramiento o de la robotización al que tantas veces se lo expone.

Currentzis ha tenido a su lado una multinacional discográfica tan poderosa como Sony. Y ha obtenido incluso la lealtad davidiana de una orquesta, Musicaeterna, construida a su medida y dispuesta a hibernar en Perm. Que se llamó Molotov en homenaje al incendiario ministro soviético y que aloja un teatro de ópera donde Currentzis ha ejercido de director y de médium. Ya lo hizo con las memorables entregas de Las bodas de Fígaro y Così fan tutte, pero la aparición de Don Giovanni lleva más lejos todavía el requisito trascendental en la coyuntura del erotismo y la muerte.

El triple disco es un cofre en todas sus connotaciones polisémicas. Ya decía Kierkegaard que Don Giovanni es la cima de la creación humana

El triple disco es un cofre en todas sus connotaciones polisémicas. Ya decía Kierkegaard que Don Giovanni representa la cima de la creación humana. Ya demuestra Currentzis que la ópera debía interpretarse, concebirse, como un viaje de iniciación sin descanso, pudor ni paradas intermedias. Tanto desde el punto de vista formal —las arias y los recitativos se encadenan a semejanza de las cuentas de un rosario— como desde la perspectiva conceptual en la propia naturaleza del misterio. “Qué bella noche, es más clara que el día”, proclama Don Giovanni en el segundo acto aludiendo a la ambigüedad del “drama jocoso” y a la complejidad derivada de resolverla. La versión de Currentzis, en efecto, capta el claroscuro de Don Giovanni desde una lectura esencial, pero también puede y debe disfrutarse desde presupuestos hedonistas, un placer sensorial que proviene de la exuberancia, de la sensualidad, de la tensión teatral que el maestro griego incorpora a su papel de mediador.

Lo hace desde la reivindicación del libertino mismo. No cree Currentzis que Don Juan sea un criminal ni un violador, sino más bien un “hombre coherente con su pasión que desnuda la hipocresía de la sociedad que le rodea y que lleva hasta la muerte su propia concepción de la vida, dilatándola lejos de todas las convenciones”.

Habla Currentzis al otro lado del teléfono con una voz timbrada y abaritonada. Se diría que antes de interpretar las tres óperas las ha cantado, más o menos como si se tratara de un proceso de interiorización o de ósmosis felizmente inculcado en el espejo de su orquesta. “Lo que hemos hecho en Perm es crear un hábitat musical. Nos hemos despojado de la rutina occidental, de la frivolidad con que tantas veces se tergiversa la ópera. Y hasta nos hemos propuesto cultivar al público. Educarlo. Acercarlo al conocimiento profundo de esta música. Don Giovanni es una ópera honda que Mozart escribió enfermo, doloroso y deprimido. Es un acto creador extremo que te deja estremecido”.

Es Currentzis un perfeccionista. Lo demuestra la decisión que adoptó nada más haber recibido la edición completa del disco: había que repetir la grabación. Y no porque fuera estética o interpretativamente deficiente, sino porque al Don Giovanni resultante de tantas horas de estudio y de trabajo le faltaban sensualidad y metafísica.

Son los extremos de la ópera misma. Que no están en la superficie, sino en la profundidad, igual que las corrientes marinas. Currentzis logró sumergirse hasta reconocerse en el Don Giovanni que creía verosímil. Y que le ha proporcionado el derecho a convertirse en sumo exégeta. La prueba está en que el Festival de Salzburgo va a encomendarle a partir del verano que viene los grandes proyectos mozartianos. Nadie mejor para afrontarlos que un director de orquesta griego, radicado en Perm y desintoxicado del manierismo que confunde a Mozart con el sabor de los bombones de chocolate y mazapán tan atractivos para el paladar de los turistas cuyos hábitos frecuentan la ciudad natal del maestro a orillas del Salzach.

W. A. Mozart. Don Giovanni (3 CD Deluxe Edition). Teodor Currentzis y Musicaeterna. Sony Classical. 29,99 euros

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