“Nos planteamos la edición como una fiesta”
La Señora Dalloway es una editorial recién nacida marcada por una política y una ideología muy determinada: el feminismo
La Señora Dalloway es un bebé de tan sólo cuatro meses de vida. La Señora Dalloway es una editorial recién nacida que tiene dos anfitriones entusiastas: Ángelo Néstore y Carmen G. de la Cueva. Estos dos emprendedores culturales se conocieron en un recital de poesía y pronto supieron que sus ideas a la hora de crear una nueva editorial de corte feminista encajaban a la perfección. Ángelo -profesor de chino, actor y gestor cultural- y Carmen -periodista y gestora cultural también- apostaron por la casa como logo para su editorial, pues se trata del verdadero refugio de los libros - “queríamos como Virginia Woolf reivindicar ese cuarto propio de las mujeres y escritoras que les sirve también para conectar con otras mujeres de otras procedencias y épocas”, explica Néstore-. También, como el relato de La señora Dalloway de Virginia Woolf, sus protagonistas se preparan para una gran celebración: “Nosotros nos planteamos la edición como una verdadera fiesta. Todo el proceso de creación de un libro lo concebimos como una fiesta en la que las editoras somos las anfitrionas junto a las escritoras y traductoras”, comenta Néstore.
El asunto económico es, sin duda, uno de los obstáculos más grandes a la hora de poner en marcha una nueva editorial que, si bien nacía de un proyecto ya consolidado como La Tribu, ha tenido que superar ciertas dificultades para ver finalmente la luz: “Editar no es algo barato. Distribuirlo mucho menos. Hemos empezado con cero capital. Hemos puesto parte de nuestro dinero para sacar un primer título. Con las ganancias del mismo, iremos pagando los siguientes. Aquí todo el mundo tiene que cobrar desde el principio, aunque sea poco. No sólo tenemos una ideología feminista sino que queremos ser justos y pagar a los profesionales inmersos en este proceso”, afirma Carmen G. de la Cueva.
La línea editorial está marcada por una ideología (“creemos que hay que seguir sumando muchas voces porque se corre el riesgo de caer en la trampa del patriarcado y la norma hegemónica”) y una política determinadas, muy vinculadas ambas a los estudios de género pero siempre desde la perspectiva literaria: “Somos una editorial feminista, pero eso no implica que sólo se trabaje con relatos de mujeres. Queremos hablar también de las masculinidades para luego cuestionarlas”, concluye Ángel Néstore. Este proyecto bebe directamente de las teorías queer que nacen a comienzos de los años 90. Del corpus teórico de uno de sus miembros más destacados, Judith Butler, los editores se acercan al concepto de 'cuerpos abiertos', entendidos estos como aquellos relatos que se escapan de la norma. “Apostamos precisamente por esa clase de libros raros. Ya sean escritos por hombres o mujeres. Aunque es cierto que buena parte de ellos son de autoras”, confirma Néstore.
El catálogo editorial está en plena construcción y tres serán las colecciones sobre las que se sostengan unas obras cuya parte estética corre a cargo del diseño gráfico de Martin de Arriba, tercer elemento esencial de La Señora Dalloway junto a sus editores. “Habrá una colección llamada El cuarto de atrás en homenaje a Carmen Martin Gaite donde publicaremos diarios, correspondencias, biografías, etc..; otra colección llamada La sala de estar que estará compuesta por libros antológicos de continuidad anual y del que ya hemos publicado el primer número; y por último, una colección poética donde vamos a recuperar la obra de tres autoras muy interesantes: la norteamericana Rachel Zucher, la alemana Eva Strittmatter y la inglesa Hollie McNish”, explica Carmen G. de la Cueva.
La Tribu (Volumen 1), “un libro híbrido, extraño y hermoso compuesto por poemas, relatos autobiográficos, ensayos políticos y fotografías de Sandra Lara” en palabras de su editora, está a punto de alcanzar ya la tercera edición. El próximo mes de noviembre la editorial lanzará los diarios de Teresa Wilms Montt, una escritora chilena singularísima, “mezcla de Victoria Ocampo y Sylvia Plath” que tuvo una vida apasionante: “Vivió encerrada en un convento tras ser descubierta en una infidelidad. Vicente Huidobro le ayudó a huir del convento e instalarse en Buenos Aires. De ahí se marchó a Nueva York donde la confunden con una espía alemana. Una peripecia vital que narra en los diarios y que termina en España siendo amiga de Gómez de la Serna y Valle-Inclán”, detalla De la Cueva.
Casi no haría falta preguntar a estos editores por qué es necesario creer en los libros, pues su proyecto es toda una declaración de intenciones. Su respuesta sorprende porque da la vuelta, nuevamente, a lo establecido: “La pregunta no es por qué creer en los libros, sino cómo no hacerlo. La escritora Jeanette Winterson decía que en la lectura es donde está lo salvaje. Alfonso Berardinelli escribió que leer es un riesgo. Pero es precisamente en la lectura donde siempre hemos encontrado refugio ante los momentos más extraños de la vida”, concluye la editora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.