Ponce, Talavante y Manzanares reivindican los toros en Palma

Los diestros Enrique Ponce, que cortó tres orejas, y Alejandro Talavante, que logró dos, salieron a hombros en el festejo nocturno celebrado ayer en Palma de Mallorca, cuyo coliseo registró una gran entrada en los tendidos, que gritaron "¡libertad!" para la fiesta en Baleares. El cartel lo cerró José María Manzanares, que se fue de vacío. (Es posible que este festejo sea el último que se celebre en esta plaza, pues el Gobierno balear tiene previsto aprobar en otoño una iniciativa para prohibir los espectáculos taurinos).

Con tres cuartos largos de entrada, se lidiaron tres toros —primero, segundo y tercero— de Núñez del Cuvillo, y otros tantos —cuarto, quinto y sexto— de Juan Pedro Domecq, cómodos, mansos y blandos a partes iguales.

Enrique Ponce volvió a impartir una clase magistral, esta vez en el amenazado coliseo balear de Palma, que pudo haber acogido su última corrida de toros si nadie lo remedia.

El valenciano sorteó en primer lugar un toro justito de todo, al que hilvanó una faena de muy buena técnica. No hubo profundidad pero sí mucha suavidad y, sobre todo, belleza en la interpretación.

En el cuarto se obró el milagro que solo Ponce y su magisterio son capaces de llevar a cabo. Fue ese ‘cuvillo’ un toro muy descompuesto, al que el valenciano ahormó poco a poco, lo enseñó a embestir para acabar en un último tramo de faena sublime, que, tras la estocada, le valió para pasear el doble trofeo.

Manzanares no tuvo suerte con el lote más deslucido en conjunto. Su primero fue un toro excesivamente blando para ensayar siguiera el toreo a media altura, y el cuarto se negó en rotundo, fruto de su manifiesta mansedumbre, rajado, además, a las primeras de cambio. El alicantino estuvo afanoso en dos proyectos de faenas que apenas pudieron tomar vuelo.

Talavante llevó a cabo una labor de auténtica maravilla a su buen primero, al que cuajó muy bien de capote e instrumentó una labor de muleta en la que la naturalidad, la hondura y la imaginación se aunaron para dar al conjunto tintes de obra grande. El único lunar fue la falta de contundencia con los aceros, y todo quedó en una solitaria oreja.

El sexto fue otro toro manejable al que Talavante exprimió de principio a fin en una faena premiada nuevamente con otro apéndice, salvoconducto para acompañar a Ponce en la salida a hombros.

Los Maños lucirá divisa negra

La ganadería de Los Maños lucirá de aquí a final de temporada divisa negra en señal de luto y recuerdo por el torero Víctor Barrio, corneado mortalmente por uno de sus toros el pasado 9 de julio en la plaza de toros de Teruel.

Debido a la tragedia que se vivió hace menos de un mes en el coso turolense, el ganadero ha decidido cambiar el habitual verde y amarillo que suele lucir las divisas de todas las reses que lidia por el negro, color con el que debutará este sábado en la novillada picada de la ciudad francesa de Parentis en Born, y en la que tomarán parte David Fernández y los colombianos Guillermo Valencia y Juan de Castilla.

Los Maños es una ganadería de bravo, de encaste Santa Coloma, situada en la finca Vistahermosa, en Luesia (Zaragoza). Su historia más reciente tiene su punto de partida en 1988, año en el que ingresa en la Asociación de Ganaderos de Lidia con reses de José Santolaya Gallego, aunque después su propietario decidió eliminar lo anterior y adquiriró vacas y sementales de Pablo Mayoral Benito y, más recientemente, de Bucaré, ambos de encaste Santa Coloma.