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Ángeles Afuera, arqueóloga de los sonidos

La documentalista de la SER evoca sus hallazgos desde 1989

Juan Cruz
Ángeles Afuera.
Ángeles Afuera.Bernardo Pérez

A Ángeles Afuera (Madrid, 1954) la ató a la radio la escarlatina cuando ella tenía siete años y esa enfermedad duraba tiempo. Periodista, en 1976 trabajaba en UCD, con Carmela García Moreno; idearon un programa de radio, sobre mujeres, y le fueron a llevar el proyecto a Tomás Martín Blanco, un hombre mítico de la radio y de la SER. Las ciudadanas. Un programa para la nueva mujer. Esa fue la primera aportación radiofónica de Ángeles Afuera a una antena a la que, desde 1989, ha aportado la memoria y los datos: ha sido, como ella dice, “la arqueóloga de los sonidos” de la principal cadena española. Esta semana Ángeles Afuera se jubiló; seguirá vinculada a la SER, estudiando esa “arqueología” para un trabajo académico.

En esa memoria que ella ha guardado hay desde el sonido de las avutardas reales hasta todos los capítulos de Ama Rosa, el serial que mantuvo en vilo a la España de la posguerra, cuando la radio se hizo imprescindible para sobrevivir en medio de tanta sombra.

Después de aquel programa “sobre la mujer de hoy” (el divorcio, los permisos del marido para que la mujer sacara el carnet de conducir, aquellas antiguallas que la historia convirtió en polvo añejo), Ángeles pasó a los Informativos con Fernando Ónega, en 1989, y en 1989 le sugirió a Augusto Delkáder, director general de la SER en ese momento, organizar un departamento de documentación, “que montamos en un chiscón en el que sólo cabía yo”. Ese chiscón se llenó en seguida de cajas con las que ella lidió en solitario durante una década. “La fe de Delkáder en este trabajo que me permitió hacer fue el empujón para que la SER se tomara en serio su memoria sonora y desde entonces ya fuimos más”.

Ella no hizo sólo un archivo, “esa palabra tan polvorienta”; visibilizó (puso en antena) los datos sonoros de la emisora, aportó a los informadores “sonidos que pudieran contextualizar sus trabajos", y ayudó "a crear formatos en una atmósfera radiofónica más cultivada". "Y, mientras tanto, hemos ido recuperando un patrimonio histórico”. Ella ha sido la memoria de la radio. Ahora se siente orgullosa de haber nadado entre miles de cintas guardadas en los almacenes de la SER y revividas gracias a la pasión con la que rebuscó.

“Pudieron haberse perdido maravillas guardadas, sin identificación alguna, como en la tumba de Tutankamon… ¡Descubrí un Hamlet de 1948 protagonizado por Fernando Rey!. Y recuperé, y esto sí que fue emocionante, toda Ama Rosa. Había encontrado dos capítulos perdidos en un despacho viejo. ¡Y después, entre esas dieciciete mil cintas, hallé todo el serial, 68 capítulos. Pedro Pablo Ayuso, Matilde Conesa, Juana Ginzo… Imagínese qué fue aquello para nosotros”.

Y recuperó, en medio de esa tumba de sonidos vivientes, la primera grabación del chotis más famoso, Madrid, de Agustín Lara, que fue interpretado por primera vez, en 1947, por Ana María González ante los micrófonos de Radio Madrid… “¡Escuchar eso, descubrirlo… Mira cómo se me ponen los pelos!”

La misma emoción le produce evocar el día en que, para hacer una broma a un político invitado, Carlos Llamas le pidió para Hora 25 el sonido de una avutarda real. “¡Y teníamos el sonido de la avutarda real!” Para un documentalista, “eso es como llegar a la Redacción con una exclusiva”. Esa expresión, “¡lo tenemos!”, es la que ha mantenido la ilusión de aquella chica que escuchaba la radio atacada por la escarlatina y que ahora evoca feliz sus tiempos siendo la mujer que buscaba tesoros en la tumba de Tutankamon…

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