'Banshee', que corra la sangre
Vaya por delante una advertencia: aquellos a los que no les guste que la sangre salpique sus palomitas, que se alejen de Banshee. Este es territorio plagado de violencia y sexo gratuitos. Sus guionistas parecen tener libertad para hacer cualquier cosa, por loca que parezca. Todo puede encajar. Ahora está en su última temporada, la cuarta (en España, en Canal + Series), con una historia —también muy loca, no nos iba a defraudar— que combina asesinatos en serie por parte de unos tipos la mar de perturbados, un grupo de nazis haciendo cosas de nazis, policías que tratan de respetar los límites de la ley aunque no siempre lo consiguen (o no siempre quieren), y un puñado de personajes a cada cual más malo y/o atormentado. Como ese Hood que protagoniza esta historia y que ha pasado de suplantador del sheriff del pueblo a ermitaño. Lo mejor de cada casa. Y todos reunidos en un pueblo que no aparenta tener más de 1.000 habitantes, tirando por lo alto. Un lugar en el que, para más inri, todas ellas, oh casualidad, tienen cuerpos 10 (entre los hombres hay un poco de todo) pero, eso sí, reparten leña igual que ellos.
Banshee me hace sentir culpable. Es la definición perfecta de "placer culpable". Mi mente no entiende cómo puede disfrutar con este sinsentido excesivo en todos los sentidos, violento y loco. Pero encima, esa mezcla funciona. Conecta con alguna parte primaria del cerebro y engancha sin que sea capaz de encontrar una explicación. Funciona como mero entretenimiento, sí. Pero funciona. Con tal conjunción de elementos tiene mucho mérito.
A Banshee no hay que buscarle el sentido. Suficiente tienen con unir una escena tras otra y que el resultado se medio mantenga. Tras una tercera temporada a la que no sobrevivieron varios personajes principales, la cuarta ha arrancado dando un salto temporal con el que nos hemos reencontrado con los supervivientes en situaciones dispares. El antiguo sheriff ha vivido apartado de la sociedad durante un buen tiempo. El malo de la historia se ha convertido en alcalde del pueblo (no se podía esperar menos). Y, a través de flashbacks, conocemos qué pasó con la amish rebelde hasta llegar a la situación en la que la encontramos y que sirve de punto de partida a la temporada final.
Ahora solo podemos esperar de Banshee más muerte y destrucción, más retorcimiento, muchos tiros, puñaladas, sadismo y sexo ocasional. Esto es la última temporada y esperamos la traca final. Ya todo vale. Los personajes de Banshee son hombres y mujeres de pocas palabras pero de mucha acción, en todos los sentidos. Y los espectadores ya sabemos a qué nos enfrentamos. Banshee no engaña a nadie. Es lo que es. O te encanta o te repugna. Así de simple, y así de básico.
Mientras decides de qué bando estás, que corra la sangre.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.