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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

“Lávate la boca”

Nos hemos acolchado tanto de escuchar en la televisión lo que unos se dicen contra los otros, y viceversa, que ya no nos asustamos de nada

Juan Cruz

Nos hemos acolchado tanto de escuchar en la televisión lo que unos se dicen contra los otros, y viceversa, que ya no nos asustamos de nada. Empezó la prensa del corazón desatado, o del corazón partío, y siguió la que antes se creía prensa seria.

Las tertulias han desmejorado tanto que ahora no solo se parecen a las que antes despellejaban al próximo sino que las han superado en vulgaridad y en una agresividad acuciada por los propios regidores de las cadenas. Hace algún tiempo, la muy moderada alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, una de las personas más educadas de la vida pública, reveló que en una de esas contiendas televisadas los responsables de un programa de debate la instaron a ella y a su contrincante a pelearse de veras, pues la audiencia se estaba yendo a pique.

A estas alturas ya puede decirse que esa es norma de las distintas cadenas, con la excepción que ustedes quieran. El sábado pasado laSexta Noche acogió la metáfora más grosera del estado de la lengua en el uso de periodistas y políticos. En ese escenario dos de los más habituales, el político Ramón Espinar, de Podemos, y Eduardo Inda, periodista, afrontaron la tarea de batirse con armas que les fueran propicias. En un momento de mucho calor oral, el político le dijo a Inda: “Lávate la boca”. Quería que fuera más limpio en sus juicios. A lo que el periodista replicó: “Lávate la boca tú”, para mentar de inmediato al padre de Espinar, al que acusó de apropiarse de una famosa tarjeta black.

Iñaki López, el moderador del programa, que suele salir indemne de estas refriegas, pues acostumbra a poner orden sin quemarse, guardó esta vez una distancia que permitió que aquello subiera de tono sin que desde casa tuviéramos otra alternativa que levantarnos para lavarnos los ojos. Y la boca.

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