Chumi Chuma, cuando niños y adultos hablan el mismo idioma
Alberto Rodrigo y un monstruo interdimensional forman esta banda arropada por Vetusta Morla
Comenta Chumi, o lo que es lo mismo, el músico Alberto Rodrigo (Zaragoza, 1980), que es necesario tratar a un niño como el adulto en potencia que es. Que los niños no son tontos. Y que es una elección del propio adulto ponerles música buena o mala, cine bueno o malo o darles de comer comida basura o de calidad. “El niño es una esponja que lo capta todo. Creo que es una responsabilidad y un placer poder darle a un niño buena comida, buena lectura y buena música”. En esa ardua pero ilusionante tarea, la de ofrecer un producto de calidad y “crear un espacio común entre la música infantil y la adulta” anda inmerso el 50% de Chumi Chuma. La otra mitad, tal y como explica Chumi mientras aparca su bici en una terraza de la céntrica plaza de Olavide (Madrid), hoy no ha venido. “Chuma se ha quedado en el local de Vetusta Morla. Esta tarde tenemos ensayo y necesitaba descansar”. El próximo sábado 9, actúan en el Nuevo Apolo, dentro de Los Matinales de EL PAÍS.
La historia entre Chumi y Chuma comenzó a finales de 2015, cuando el entrañable monstruo peludo de casi dos metros de altura irrumpió en el concierto de fin de gira de Vetusta Morla en el Blaycard Center de Madrid. “Chuma estaba de gira interdimensional con sus amigos y tuvo un accidente con su vici (Vehículo Interdimensional de Crucero Individual). Durante ese accidente cayó al escenario del Palacio de los Deportes”. Chuma, además de desconcertar al público en ese momento y a las redes sociales durante varios días, también consiguió que Vetusta Morla se encariñara con él. Tanto es así que los de Tres Cantos han lanzado a través de su propio sello discográfico, Pequeño salto mortal, el primer disco de Chumi Chuma, ¡¡Baila sin parar!!.
"Esta particular pareja sabe rodearse de amigos: “En la presentación en Madrid contaremos con una bandaza. Estarán Nacho García (que toca también con Cooper o Jero Romero), a la batería, El Indio, de Vetusta, en la percusión, Sara Oliveira, de Rufus T. Firefly, al bajo, Ester Rodríguez, de Amigos Imaginarios, a la guitarra, Charly Bautista a la guitarra y piano y tendremos también a los vientos a Marcos Crespo y Alejandro Serrano”.
Cansado de la “intensidad y la seriedad del mundo del indie”, la vida de Alberto, que ha labrado su trayectoria musical acompañando a bandas como Tulsa, Fuel Fandango, Russian Red o Christina Rosenvinge, cambió por completo cuando conoció a Chuma. “Sucedió algo especial y pensamos que estaría bien traer su música a esta dimensión”, cuenta. El resultado ha sido un auténtico ejercicio de estilo en el que el swing, el folk, el country, el rock and roll o el glam rock se suceden a través de canciones irresistibles para padres y divertidas para niños: “Queremos recuperar ese espíritu que tenían los programas infantiles de antes”. Y añade: “Recuerdo ser pequeño y flipar viendo a Alaska o a Kiko Veneno en La Bola de Cristal. La versión americana de Barrio Sésamo tenía actuaciones espectaculares como Stevie Wonder y aquí en España había grupos como Parchís, Enrique y Ana o Teresa Rabal que eran algo maravilloso”. Esta última es, para Alberto, la June Carter de la música infantil española.
Como si de Han Solo y Chewbacca se tratase, Alberto es la única persona que sabe descifrar lo que hay detrás de los gruñidos de Chuma
Sus canciones tienens diferentes niveles de lectura: “Hay temas que tienen un mensaje para el padre que el niño no llega a entender. En Zombi, zombi, zombi pasa eso. Ahí hablamos de la plaga del móvil, que es algo que nos afecta a todos por igual”.
Como si de Han Solo y Chewbacca se tratase, Alberto es la única persona que sabe descifrar lo que hay detrás de los gruñidos de Chuma. Y, como el grandullón peludo de La Guerra de las Galaxias, Chuma despierta ternura allá por donde va. No es de extrañar que músicos como Vetusta Morla, Anni B. Sweet, Fuel Fandango, Pájaro Sunrise, Russian Red, Havalina, Tulsa o Egon Soda hayan querido implicarse en la grabación del disco, que se realizó en El lado Izquierdo, junto a Dany Richter. Pero no solo eso, el proyecto interdimensional también ha despertado curiosidad entre músicos internacionales como Jake Ingalls, guitarrista de The Flaming Lips o Miley Cyrus.
Bakea, ilustrador manchego reconocido en todo el mundo, es otra de las piezas fundamentales de este proyecto. El artista experto en monstruos no solo se ha encargado de ilustrar el libro que acompaña al primer disco de Chumi Chuma. También es el autor de la portada del trabajo. Una carátula en la que lo digital, la ilustración y la fotografía se funden en un mismo espacio: la plaza de Olavide en la que se está desarrollando esta entrevista. Al final, las dimensiones se mezclan pero el mensaje permanece.
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