‘Juego de tronos’: personaje en funciones

A George R. R. Martin, el autor de las novelas en que se basa Juego de tronos, los actores de la serie le preguntaban, angustiados, si su personaje iba a morir pronto. Y le rogaban: “Por favor, no me mate”. En 2013, durante la gala de preestreno de la tercera temporada, Martin se dio cuenta de que estaba manteniendo “una conversación deliciosa con tres actores que estaban muertos”. Pero solo uno era consciente; los otros dos no se habían leído los libros.

El creador de la saga Canción de hielo y fuego lo contaba entre risas en una entrevista con Conan O’Brien, quien le reprochaba su crueldad al hacernos coger cariño a personajes a los que matará de repente. “Me gusta lo inesperado”, respondió. “Quiero que mis lectores tengan miedo de la próxima página”. Pero los guionistas de la producción televisiva también dan vueltas de tuerca por su cuenta. “Y son más sanguinarios que yo”, bromeó el escritor.

Juego de tronos estrena su sexta temporada en abril —la emitirá Canal + Series— y tiene al público expectante sobre si uno de los personajes principales ha muerto de verdad, después de que los avances jugaran a sembrar dudas. Por primera vez llegará antes la versión televisiva que la literaria —“soy un escritor lento”, se justifica Martin— así que nadie sabe todavía quién (o quiénes, muchos quiénes) están sentenciados.

Para un actor, la muerte de su personaje es un despido. Y actuar sabiendo que ese papel se extingue es lo más parecido a estar en funciones. Pero, a diferencia de los gobernantes, los protagonistas de Juego de tronos caen cuando están en lo más alto, y no se enfrentan a una penosa decadencia en que se les va escapando el poder. Como el guion de la política española parece escrito por alguien también muy cruel, son muchos los cargos que ignoran si su fin llegará en primavera, otoño o más allá. Están muertos, pero actúan como si no lo supieran.