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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Odisea

La ciencia-ficción toma las pantallas como en tiempos del viaje lunar, para alegría de la NASA

Ricardo de Querol
Matt Damon en una escena de 'Marte (The Martian)', de Ridley Scott
Matt Damon en una escena de 'Marte (The Martian)', de Ridley Scott

Cuando Bowie grabó Space Oddity en 1969, Kubrick ya había estrenado 2001. Una odisea del espacio y el mundo vivía con excitación el primer viaje a la Luna. La hazaña marcó la cultura popular. Luego la ciencia-ficción recibió otro impulso con La guerra de las galaxias. Pero no eran terrícolas ampliando horizontes gracias al progreso, sino gente de hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana. Fantasía pura. En 1977 arreciaba la crisis del petróleo y se había enfriado el entusiasmo por la exploración del cosmos.

Hoy, bombardeo promocional mediante, la épica espacial nos rodea otra vez con motivo de la nueva Star Wars. El género da para bastantes noches de sofá y manta. En TNT reponen el Star Treck de 2009 de J. J. Abrams, espectacular como todo lo que hace, con guiños a la saga clásica, un guion endeble y seudociencia patatera, como ese agujero negro por el que llega del futuro un envejecido Spock (el último papel de Leonard Nimoy). En Canal + Estrenos, Interstellar también deforma el espacio-tiempo, pero con una trama más compleja y mucho mejor asesorada, porque la relatividad sí permite imaginar que un astronauta resulte ser más joven que su hija.

La de arena: en el mismo canal, Los últimos días en Marte cae en el delirio de que los colonizadores de ese planeta se infecten con una bacteria que los convierte en zombis. No resiste la comparación con Marte (The Martian), película más que solvente y documentada en que Matt Damon aprende a cultivar patatas en la tierra roja.

Este revival de la ciencia-ficción agradará a la NASA, interesada en crear expectación en torno a Marte, de donde llegan bonitas postales (e indicios de vida) cada poco. La agencia necesita seducir a la opinión pública para que algún día le suelten el dineral que cuesta el viaje. Como la guerra fría ya no anima la carrera espacial, los nuevos pasos dependerán de que el público haga suya la idea mientras come palomitas.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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