Uñas rotas
Como pasó conCisne negro en el cine, tras ver la miniserieFlesh and Bone es más complicado mirar con los mismos ojos a esos gráciles bailarines y a esas delicadas bailarinas que parecen hechos de goma. Las vidas de las protagonistas de Flesh and Bone son turbias, truculentas, oscuras, viviendo siempre al límite. Drogas, sexo, prostitución. Desesperación.
En esta miniserie (que perfectamente podría haber tenido más temporadas con la historia que plantea) todo se lleva al límite. Una historia oscura tanto en su argumento como en la iluminación y fotografía. Flesh and Bone es la primera ficción de su creadora, Moira Walley-Beckett. Procedente de la sala de guionistas de Breaking Bad, serie de la que llegó a ser productora y donde firmó capítulos como La mosca o el grandísimo Ozymandias (por el que ganó el Emmy al mejor capítulo dramático), ahora se ha lanzado a la aventura en solitario y la jugada no le ha ido mal del todo. La serie rascó dos nominaciones a los Globos de Oro (en las categorías de mejor miniserie y mejor actriz de miniserie) y ha tenido cierta resonancia en el superpoblado panorama televisivo. Ahora llega a Canal + Series Xtra, donde arrancó el pasado miércoles.
Sus ocho capítulos siguen la historia de la joven bailarina Claire, recién llegada a Nueva York desde Pittsburgh, huyendo de un pasado bastante oscuro y una complicada situación familiar que trata de mantener en secreto. Rápidamente, Claire despunta como una gran promesa en una de las principales compañías de ballet de la Gran Manzana. A partir de ahí vendrá una historia en la que se funden aspiraciones, envidias, celos, esfuerzo, dolor y la exigencia del ballet profesional. De hecho, su reparto está formado por actores bailarines profesionales como la propia protagonista, Sarah Hay, bailarina que debuta en la interpretación con esta serie —aunque participó en Cisne negro, lo hizo como bailarina—.
Con altibajos y algunas tramas sobrantes, sin embargo Flesh and Bone tiene algo que engancha. Quizá sea su oscuridad y crudeza. Es truculenta y, a la vez, bonita de ver, con una puesta en escena y una fotografía cuidadas al detalle. La serie no se anda con miramientos y lo que otras dejan caer, esta lo muestra sin problemas. Si hablamos de incesto, vemos incesto. Si hablamos de prostitución, vemos prostitución. O violaciones. O uñas rotas de tanto ensayar.
Nadie dijo que la vida fuera a ser fácil. Y menos la de estas bailarinas. Ni la de los responsables de una compañía con problemas financieros que buscará desesperadamente fuentes de financiación. O la de las divas que ven cómo chicas más jóvenes las van relegando a una esquina. O los problemas físicos que pueden truncar toda una carrera profesional.
"La fama cuesta y aquí es donde váis a empezar a pagar", decían en Fama. Pues eso.
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