Pilar Cebrián, la nueva celestina de la televisión

Cuando Salva se enteró de que su pareja, Manoli, estaba embarazada, decidió huir y volver con su exnovia. Una vez recuperado del susto inicial, regresó con Manoli, pero la relación ya estaba en la cuerda floja. Pasados tres años, ella no consigue olvidar el abandono y vive en un estado perpetuo de celos. A esto hay que sumar que la situación económica de ambos les obliga a vivir en el hogar familiar de Manoli, en el que residen otras seis personas, lo que hace que la pareja esté al borde de la ruptura. En semejante desaguisado entra en juego Pilar Cebrián (Zaragoza, 1980), psicóloga especializada en terapia de pareja convertida ahora en presentadora del nuevo programa de Cuatro, Mejor llama a Pilar (hoy, 22.30).

El espacio es la apuesta de la cadena para sumergirse en el terreno de las crisis amorosas que necesitan ayuda profesional, territorio no explorado aún por este tipo de formatos. Una suerte de Supernanny para las relaciones sentimentales.

De entre centenares de parejas que acudieron a la llamada del programa, seis fueron las seleccionadas para protagonizar las seis entregas de esta primera temporada. Con perfiles y problemas diferentes, lo que sí tienen todas en común es que entre ellas "hay amor", aclara Cebrián, y que realmente están dispuestas a trabajar por su relación, condición indispensable para solucionar la crisis, según la terapeuta, que pone como ejemplo el fracaso a la hora de dejar de fumar por falta de fuerza de voluntad.

Cada episodio constará de una estructura similar: en un primer momento, "el espectador va a tener evidencias visuales del conflicto", explican desde la cadena; a continuación, la terapeuta se pondrá a trabajar para resolver los problemas; en la parte final del programa los pacientes se deben comprometer a seguir las pautas que han recibido de la experta. "Lo que no va a ser este programa es un juicio, un proceso sumarísimo contra la pareja o alguno de sus miembros", dice Mariano Blanco, director de Producción de programas de Cuatro.

Cebrián, que, en su consulta de Zaragoza (donde también tiene una agencia matrimonial), suele resolver los conflictos de pareja en unos seis meses a razón de una cita por semana, tendrá el reto de ayudar a las parejas del programa en un tiempo mucho menor, "entre siete y nueve días". Reconoce que esta experiencia ha ampliado sus conocimientos profesionales al poder tratar in situ las discusiones de la pareja, en lugar de hacerles frente después de que ocurran.

La rapidez del formato, no obstante, hace que la experta mantenga el contacto con los participantes para hacer un seguimiento a posteriori. "El programa no es la panacea", admite la psicóloga. "Les abre un camino muy positivo y esperanzador, pero son unos días concretos: ellos terminan el programa con unas herramientas y con unas estrategias para seguir practicando", explica. Si no hacen ese esfuerzo posterior al programa, argumenta, "es como si tú te vas al gimnasio, te dan una hoja de ejercicios y luego te tiras en el sofá".

Para evitar esa situación, de vez en cuando se ponen en contacto con Cebrián a través de WhatsApp "de forma puntual" para hacerle preguntas o para que les recuerde cómo resolver puntos de conflicto concretos que pueden hacer que vuelvan a la crisis inicial.