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Emocional, no sentimental

Stephen Dixon firma en 'Ventanas y otros relatos' una fascinante colección de cuentos en los que la extrema desnudez del realismo da cabida con naturalidad a lo inverosímil

El amor a la luz de la luna es uno de los temas de Dixon.
El amor a la luz de la luna es uno de los temas de Dixon.Getty

Stephen Dixon (Nueva York, 1936) es un escritor norteamericano prácticamente desconocido fuera de Estados Unidos. Debo adelantar que me parece un cuentista de la estatura de un Tobias Wolff o un Raymond Carver. Su escritura parece obedecer al principio del realismo, pero con una prosa de extrema desnudez donde lo inverosímil tiene un acomodo perfecto. En esto se parece a uno de sus autores preferidos: Kafka obtuvo el máximo efecto de una situación absurda (La metamorfosis) apoyándola en un relato de minucioso realismo. Así alcanzó un efecto expresivo que hizo dar un paso de gigante a la literatura de su tiempo; pues Dixon opera de manera parecida con personalidad propia. En él, la sencillez no excusa una compleja disposición de los elementos de la narración y el resultado es fascinante.

Los temas tratados en este volumen giran preferentemente en torno a la pareja, la separación (y la pérdida) y los hijos. En su escritura se ve claramente que primero escribe y después reescribe buscando desnudar su prosa hasta dejarla como un lápiz recién afilado. La clave de esa sencillez está en una declaración particularmente afinada que hizo una vez en una entrevista: “Me encanta la escritura emocional. No me gusta la escritura sentimental”. La emoción que propone Dixon está en localizar la escondida verdad de los actos humanos y servirla a la imaginación del lector de manera indirecta. Para ello no sólo se vale de esa prosa sencilla pero minuciosa, sino también de la estructura del relato, porque en esta es donde apoya la sugerencia, como sucede en el relato titulado Love & Will.

Utiliza magistralmente lo que yo llamaría la técnica del escamoteo. En el relato ‘Dijo’ construye una historia de dos personas que conversan entre sí, pero escamotea los diálogos creando en su lugar un vacío sólo ubicado por las acotaciones (él dijo, ella dijo, ellos dijeron), lo que crea un efecto extraordinario en el lector, que se ve obligado a aceptar lo que le están contando y lo que le están ocultando sin que ello afecte al entendimiento de la historia de que se trata. Esta técnica la emplea también en Love & Will, un ejercicio de interacción entre realidad y memoria hasta la descomposición paulatina de la mente del narrador. Dixon es capaz de contar una historia en que una hija y su padre son absorbidos por el exterior al abrir por descuido una puerta de emergencia del avión, y aquí la fantasía es sustituta del drama (‘Volando’). Una pareja deja escapar la ocasión del amor, entonces él sale a hablar con la luna, a su luz contempla la geografía carnal de la mujer y entonces lo hacen: una bella y distinta historia de amor (‘Luna’). No es infrecuente que el relato se despliegue en surtidor desde un momento concreto (‘El pintor’). Hay también una preciosa historia de amor y mala suerte contada por un desdichado entusiasta incapaz de aceptar la realidad, relato en el que de nuevo utiliza la técnica del escamoteo…

A diferencia de un Carver, Dixon no es minimalista; en su realismo, de extrema desnudez, la verdadera invención tiene un lugar y un acabado perfecto. Su capacidad de experimentar recuerda a otro gran cuentista recientemente publicado en España: George Saunders. Una vez más, el cuento norteamericano hace avanzar la literatura frente a la ramplonería del realismo trasnochado. Bendito cuento norteamericano.

Ventanas y otros relatos. Stephen Dixon. Traducción de Ariel Dilon. Eterna Cadencia. Buenos Aires, 2015. 160 páginas. 18 euros

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