Cuando la pintura se hace indagación
La fuerza de Borremans, que llega a Málaga, radica en la fertilidad de significados y su vigor, en el potencial alusivo o metafórico
En un sistema de representación científica, la imagen posee un significado preciso. La medida, aun del color y la luz, desvanece toda inexactitud, y si estos controles no pueden aplicarse directamente, la imagen ha de ser procesada de modo que pierda toda ambigüedad.
La imagen artística es lo contrario: su fuerza radica en la fertilidad de significados y su vigor, en el potencial alusivo o metafórico. Los sistemas de comunicación basados en ella ocupan un lugar intermedio: evitan la plena concreción que genera rechazo, pero su capacidad alusiva puede recortar la intención persuasiva o ideológica del emisor. La fecundidad de la imagen es inseparable de su poder de ilusión y engaño. De ahí que la pintura se convierta en un ejercicio de reflexión. Es el caso de Michaël Borremans (Geraardsbergen, Bélgica, 1963), que a la meditación sobre la imagen une la atención a la tradición pictórica.
Lleva al cuadro fotos de prensa, estudia la relación de la pintura con la fotografía y la escenografía. Fixture parte de una puesta en escena que fotografió, luego llevó al lienzo y volvió a fotografiar el cuadro. Esta última cayó, llenándose de harina, y Borremans llevó al cuadro la visión cenital de la foto manchada. La harina quedó como mobiliario habitual (fixture) de la obra. Este modo de entender la pintura, cercano al ready made, aparece en The Knives y Girl with Feathers, pero otras obras aluden a la tradición pictórica: en The Egg, el autor da a la mujer cuerpo y mundo, ese valor de presencia definitorio del mejor realismo. Otras veces potencia la incertidumbre de la imagen: en The Preservation, la manipulación del cuerpo puede ser agresiva o protectora, y Sleeper desconcierta porque la cabeza quizá carezca de cuerpo. Todo esto se hace con versatilidad pictórica, tanto en la sensualidad de la materia como en la vibración del color. Hay en Borremans una poética, pero el conocedor de la pintura encontrará, además, el placer de un sabio uso de los recursos del antiguo arte.
Michaël Borremans. Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. Hasta el 17 de enero.
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