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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El entierro

Allí estaba la Esteban dispuesta a arrasar: “Voy a contarlo todo, y si yo digo una cosa, se va a caer Telecinco todo”, afirmó

Ángel S. Harguindey

Bueno, si alguien quiere saber lo que es la cultura popular, incluso lo popular sin más, sólo tiene que ver un Sálvame Deluxe como el del pasado viernes, desbordado por una catarata sentimental que para sí quisiera Douglas Sirk o Lo que el viento se llevó. Allí estaba la Esteban dispuesta a arrasar: “Voy a contarlo todo, y si yo digo una cosa, se va a caer Telecinco todo”, afirmó. No contenta con la frase, la matizó: “Yo voy a ir a hablar de este tema y del tema de mis sentimientos”. El tema, naturalmente, era el de la perversa relación entre su representante Toño Sanchís y la interfecta. En resumen: él, presuntamente, le estafó una gran cantidad de dinero después de años de relación fraternal. La codicia, ya se sabe.

Pero ese resumen de los hechos es demasiado simplista. Allí se mostraron impúdicamente los hábitos de la nueva picaresca: ese trasiego de decenas de miles de euros por las exclusivas del corazón y el caché de los presentes en los realities. Es la oferta y la demanda, estúpido. La presentadora del programa nos alertó: “Van a ver una escena dantesca”. Y vimos una fugaz secuencia de Kiko Rivera y sus guardaespaldas preservando con uñas y dientes la llegada de la novia con la recién nacida a la casa del pinchadiscos. ¡Hasta luego, Dante, ya ves para lo que has quedado! Belén, por su parte, subía y bajaba su impresionante montaña rusa sentimental, risas, lloros, amenazas, desplantes... y siempre tras preguntar: “¿Cuál es mi cámara?”.

El momento cenital llegó cuando un conocido abogado habló telefónicamente con nuestra aguerrida protagonista para comentarle una reunión con su representante cuando peor estaba en su duro tratamiento de desintoxicación. El abogado le mostraba su preocupación por la salud de Belén Esteban. Toño Sanchís, al parecer, no lo dudó: “No te preocupes, que, si llega esto, vendemos el entierro”. Bukowski: ¡eres un boy scout! 2.708.000 espectadores pueden dar fe de ello.

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