¿Quién es Jessica Jones? La heroína Marvel que rompe tabúes
Netflix estrena en todo el mundo la nueva serie basada en un cómic de la famosa editorial
Ella es Jessica Jones y es (casi) una superheroína. No tiene disfraz de licra, ni un apodo llamativo. Bebe mucho y tiene una vida sexual activa. Y, además, es mujer. Todos son elementos que nunca le harían parecer uno de los principales protagonistas de un cómic de capas y poderes. Y, sin embargo, lo ha conseguido: Jones es uno de los pocos personajes Marvel no creados en los sesenta y setenta en haberse convertido en pilar fundamental de este gigantesco universo de cómic. Ahora, sus andanzas saltan a la televisión de la mano de Netflix. Y, como ocurrió con su cómic, su serie no se parece a nada de lo que se haya visto hasta ahora en las adaptaciones de superhéroes.
Una de las críticas más habituales a las versiones cinematográficas de los tebeos Marvel es, precisamente, la ausencia de mujeres protagonistas relevantes. En Vengadores: La era de Ultrón la Viuda Negra ni siquiera tuvo muñeco articulable. Un fenómeno bastante lógico si se tiene en cuenta que el material original fue publicado hace cinco décadas y que, todavía hoy, el mundo del cómic sigue siendo terreno de hombres. Pero la televisión lo ha hecho mejor, gracias a la entretenida Agente Carter y las agentes femeninas de SHIELD. Jones va un paso más allá. El personaje interpretado de Krysten Ritter es, además de hija de su época, la primera respuesta de la empresa a una nueva manera de escribir superhéroes.
La primera lesbiana de Marvel
El universo audiovisual de Marvel no es conocido por su diversidad. Después de años de éxitos en la cartelera, por fin está a punto de presentar a su primer superhéroe negro, Pantera Negra, y en 2019 una mujer protagonizará una de sus superproducciones, Capitana Marvel. Jessica Jones contribuye a esta paulatina apertura y presenta al primer personaje principal abiertamente homosexual. Carrie-Anne Moss (Trinity en Matrix) interpreta a la abogada Jeryn Hogarth, una abogada que lleva paseando en las viñetas desde los setenta, aunque con un aspecto muy distinto. En el cómic era un hombre. Hogarth es uno de los confidentes y asesores de la familia de Danny Rand, alter ego de Puño de Hierro, que protagonizará su propia serie en Netflix.
Es verdad que su protagonismo parece secundario en la serie de Jones, pero es de esperar que sea una pieza clave para el universo que está construyendo Netflix camino a reunir a sus superhéroes en Los Defensores.
Su primera aparición fue en 2002 como protagonista de Alias, del guionista Brian Michael Bendis y el dibujante Michael Gaydos. Jones era un personaje diferente a lo visto hasta entonces. Lo dejaba claro desde el primer bocadillo, en el que se leía el primer fuck de la historia de Marvel. La página estaba escrita solo con improperios. La protagonista era una detective privado que recorría las bambalinas más oscuras del universo Marvel, tras haberse retirado de la carrera de superheroína y vengadora. Un trauma cuando llevaba la licra le había enseñado que el mundo de los poderes no era tan idílico como pintaban los cómics. “Su éxito ha sido por los fans. No me lo creo. Empezó como una serie de culto y ha acabado en televisión”, reconoce por email Bendis, también encargado de crear a Miles Morales, el primer Spiderman afrolatino.
Para conocer sus orígenes en las viñetas debemos remontarnos a una Marvel muy distinta a la que reconocemos hoy, una que trataba de recuperarse de la quiebra económica de los noventa. La editorial buscaba cambiar su imagen, dando a sus autores libertad para que pudieran crear cómics diferentes y adultos, no pendientes de la larga continuidad. Que los autores trabajaran como si estuvieran en una marca independiente. Este nuevo equipo de creadores tenía hasta su propio piso en la sede neoyorquina. Eran “los chicos malos”. Incluso el director Kevin Smith estaba invitado a la fiesta.
En medio de esa revolución nació la línea Max, un sello que dejaba a los creadores libertad absoluta para contar historias adultas dentro del universo Marvel. La casa de las ideas se abría al mundo del sexo, drogas y rock and roll. ¿Qué ocurre cuando emparejas estos elementos con poderes? Asesinatos misteriosos, yonkis del poder y abusos. Alias, al igual que Powers -también creada por Bendis y con adaptación televisiva-, era una novela negra disfrazada de cómic, con sus decrépitos despachos, sus femmes fatales y sus policías corruptos. “Las historias sobre sexo y control pueden entenderse muy mal en este género”, reconoce Bendis.
Fue Bendis, encargado de relanzar Daredevil en una de sus etapas más recordadas y oscuras (en la que se basa en parte la serie de Netflix), quien propuso la idea de la serie sobre esta antigua superheroína depresiva y malhablada reconvertida en detective privado, aunque lo dejó claro: podía bajar el tono para adaptarlo a Marvel. El editor Bill Jemas, sin embargo, quería la serie como era, con todas sus profanidades. Le quitarían el sello Comics code (que marca las buenas prácticas en el cómic para todos los públicos y censura apropiadamente) tras 50 años usándolo y podría incluir los tacos que quisiera. Lo más importante era, sin embargo, que dejaban intacta la profunda caracterización de esta antiheroína compleja e inteligente. Era en el fondo un relato sobre la depresión y el síndrome post-trauma.
La escena de sexo censurada
La narrativa de Bendis, con viñetas repetidas y diálogos rápidos y constantes referencias, no tardó en ser comparada con la de las obras de David Mamet, Quentin Tarantino, o Richard Price. El dibujo era sucio y lleno de sombras, aunque también muy expresivo. El cómic incluía, eso sí, imágenes no aptas para los más conservadores. Los que seguían pensando que el noveno arte era cosa de niños. Al final del primer número, el lector asistía a la primera escena de sexo explícito de la historia Marvel, contada a través de expresiones faciales. Una secuencia degradante que emparejaba a Jones con Luke Cage, un héroe con una larga y complicada historia y evolución (que había protagonizado numerosas series), cuya vida estaba a punto de cambiar. Algunos de los editores, como la imprenta principal en Alabama, se negaron a imprimirlo. “Quería escribir cómo algunas personas utilizan el sexo para castigarse Ese era mi personaje”, explica Bendis: “No imaginaba hacerlo en un cómic Marvel”. Tras unos años de una Marvel aburrida, la editorial volvía a demostrar la valentía que le llevó a hablar del efecto de las drogas, la segregación racial y los escándalos del presidente Nixon en sus cómics.
Alias, además, contentaba también a los seguidores más clásicos. Como había hecho la decimonónica Marvels, de Kurt Busiek y Alex Ross, paseaba por las calles de Nueva York para dar una mirada cínica sobre cómo una persona normal vería este mundo de semidioses. Un paseo realista por los recovecos de uno de este gigantesco universo de ficción. Un cómic de superhéroes sin superhéroes. En un primer momento, Bendis quería utilizar a una de las Spiderwoman, Jessica Drew, de protagonista. Al final utilizó simplemente una estudiante salida de una viñeta olvidada de las primeras aventuras de Spiderman y tiró de retro-continuidad para incluirla en la formación de los Vengadores de los ochenta.
En Alias, el abogado de Jessica Jones es Matt Murdock (Daredevil); su amor de juventud, Peter Parker (Spiderman), su mejor amiga, Carol Danvers (Ms. Marvel), y su ligue puntual, Scott Lang (Hombre hormiga). Por su agencia de detectives un día pasaba el Capitán América y otro Rick Jones, un niño prodigio caído en desgracia tras años acompañando a diferentes supertipos.
Esta nueva línea para adultos acabó influyendo en todo lo que se haría en Marvel en la próxima década, aunque Jones, tras 28 números de Alias, evolucionó hasta formar parte del universo Marvel para todos los públicos. “Tras repasar todos los puntos temáticos en Alias, hablamos de dónde encajarla. Queríamos que fuera un personaje que al contrario de lo que habitualmente ocurre pudiera caminar por una serie de cambios vitales sin que se perdiera su personalidad. Acabó encontrando su sitio y madurez”, explica Bendis.
Bendis, que se convirtió en el guionista estrella de la casa, llevó a su personaje fetiche a formar parte de la plantilla de periodistas del Daily Bugle de J.J, Jameson (jefe de Spiderman) en The Pulse. Cuando Luke Cage se unió a Los Vengadores, ella se fue con él. Desde entonces su evolución en la primera colección de Marvel no ha parado: Bendis escribió su boda y su parto e incluso decidió que volviera a enfundarse las mallas, pese a que siempre tuvo claro que lo suyo no era volar por ahí salvando a la gente. Tras su madurez, Jessica Jones no es, por desgracia, tan interesante y complicada como cuando no tenía claro lo que hacer con su vida. Por suerte, siempre nos quedará la serie de Netflix, que nos devuelve esa Jessica tal y como la crearon.
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