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La Transición de los Alcántara

La familia de 'Cuéntame' refleja los cambios que se estaban produciendo en una España que comenzaba a respirar en libertad.

Javier A. Fernández
Los Alcántara ya pueden votar, manifestarse y llevar minifalda.
Los Alcántara ya pueden votar, manifestarse y llevar minifalda.

Mercedes y Antonio ya pueden votar, ir a manifestaciones y divorciarse (han estado a punto). El matrimonio televisivo formado por Ana Duato e Imanol Arias llevaba ocho años de su ficción viviendo en libertad —cinco de ellos en democracia— al terminar, en mayo, la 16ª temporada. La serie, que comenzó en 2001 para contar las vicisitudes de una familia de clase media durante el tardofranquismo, ha vivido ya la Transición y los primeros gobiernos de la democracia. Tras narrar el puritanismo y la represión social que sufrían los vecinos de San Genaro, un barrio de extrarradio cualquiera, durante las primeras temporadas, Cuéntame ha reconstruido la pérdida del miedo, las primeras manifestaciones, el feminismo, la legalización de los partidos políticos, el devastador fenómeno de las drogas o el estallido cultural de la movida madrileña, desde la vida íntima de sus protagonistas. Repasamos diez momentos clave de la serie que conforman ese viaje hacia la libertad de los Alcántara y de todos los españoles.

Los pingüinos del caudillo

Durante la agonía de Franco se extendió el rumor de que el anuncio de su muerte se realizaría cuando TVE emitiera un documental sobre pingüinos. “Alguien me contó la y lo incluí en la trama, pero nunca se ha confirmado”, explica Eduardo Ladrón de Guevara, guionista e ideador de la serie. La madrugada del 20 de noviembre fallece el dictador y los españoles se enteran a través de la emisión del documental sobre estos pájaros bobos, al menos en el Madrid ficticio de los Alcántara.

La lucha por la Amnistía

“Amnistía necesaria”, “Un derecho, no un perdón”, “Reconciliación”, “Así se llega a la bastilla”. Con estas ideas los grupos políticos del Congreso se referían a la Ley de la Amnistía el 15 de octubre de 1977, día en que fue aprobada. Esta ley permitía la liberación de presos políticos represaliados durante el franquismo y el regreso al país de los exiliados. Llegaba tras años de reivindicaciones de partidos políticos, colectivos y, sobre todo, la movilización social que comenzó a finales de 1975 con una manifestación a la que acudieron todos los Alcántara.

Feministas y adúlteras

 “Hoy Fellini puede rodar un juicio en Zaragoza. Una señora de 21 años está ahora sentada en el banquillo. Un acusador privado pide para ella cinco años de prisión menor y 50.000 pesetas de multa. Su delito: haber viajado al archipiélago canario en compañía varonil distinta de su marido”. Este fragmento del editorial ¿Cinco años por ir a Canarias?, publicado en EL PAÍS el 6 de octubre de 1976, denunciaba la aplicación de una normativa, anticuada para la gran mayoría, que castigaba a las mujeres en caso de infidelidad. El movimiento feminista luchó contra esta legislación desactualizada, heredada del franquismo, bajo el lema “Yo también soy adúltera”. Este auge del feminismo tuvo su reflejo a través de manifestaciones en la universidad donde Mercedes de Alcántara estudiaba Económicas.

El retorno del PCE

Tras cuarenta años en la sombra, el Partido Comunista Español volvió a ser legal el 9 de abril de 1977, gracias a una ley impulsada por el Gobierno de Unión de Centro Democrático (UCD) presidido por Adolfo Suárez. Aquel Sábado Santo, recordado como Sábado Rojo, el partido realizó su inscripción en el Registro de Asociaciones Políticas del Ministerio de la Gobernación. La familia Alcántara recibió la noticia cuando pasaba las vacaciones en Sagrillas, su pueblo natal.

Viaje al centro

Las primeras elecciones democráticas desde 1936 llevaron a las urnas a más de 18 millones de españoles. Unión de Centro Democrático, el partido de Adolfo Suárez ganó con 165 diputados. Felipe González y el Partido Socialista se convirtieron en la gran sorpresa al obtener 108 diputados y el Partido Comunista, con Santiago Carrillo al frente, logró 20 diputados, un resultado mucho más bajo del esperado por sus seguidores tras 40 años ilegalizado. En el extremo opuesto del espectro político, Alianza Popular de Manuel Fraga, el germen del Partido Popular, quedó muy cerca del PCE al conseguir 16 diputados.

Dudas ante el referéndum

 “¿Aprueba el proyecto de la Constitución?”. Casi 18 millones de españoles dijeron que sí el 6 de diciembre de 1978. Tan solo un millón y medio respondió que no. La participación en el primer referéndum constitucional de la democracia fue muy baja: 26.632.180 eran los ciudadanos mayores de 21 años llamados a votar. Más de diez millones no ejercieron su derecho. Los hijos de los Alcántara se abstuvieron voluntariamente o por despiste. Al pequeño, Carlos, se le presentó la duda en forma de mujer. 

Una explosión cultural

La transición trajo consigo uno de los movimientos contraculturales que mayor impacto ha tenido en la sociedad española. En tiempos de inestabilidad política, con estudiantes muertos a manos de la policía y una joven secuestrada y asesinada por la extrema derecha, se vivía cada noche en los bares un estallido juvenil de música, moda, arte, cine y literatura. “La movida me parece un fenómeno exclusivamente madrileño. En Barcelona no hubo movida, allí había otra cosa, ni en San Sebastián ni en Valencia. Era gente de la pequeña burguesía”, explica Ladrón de Guevara. El guionista admite, sin embargo, que no se podía pasar de puntillas por un fenómeno tan llamativo. A principios de los ochenta muchos de los grupos de la movida madrileña habían desaparecido: unos por el agotamiento de su fórmula y otros por el fallecimiento de alguno de sus miembros. Ese fue el caso de Parálisis Permanente, cuyo vocalista, Eduardo Benavente, falleció en un accidente de tráfico, a los 20 años, poco después de esta actuación en Rock-Ola, a la que asiste Carlos Alcántara.

El drama de la droga

“Había una literatura en torno a las drogas, en particular la heroína, pero nadie sabía lo que era aquello y la gente cayó”, apunta Ladrón de Guevara, que se reunió con expertos veteranos de Proyecto Hombre para contar la tragedia a través del personaje de Inés Alcántara. A finales de los años 70, la droga comenzaba protagonizar debates en la prensa mientras que la Sanidad Pública aún no contaba con centros especializados en el tratamiento de estas adicciones. Tuvo que ser la iglesia la que tomara las riendas del asunto a través de las parroquias. Es precisamente un sacerdote quien ayudó a Inés a superar su drogradicción.

El 23-F o los fantasmas del pasado

Muchos creyeron que el golpe de Estado de la noche del 23 de febrero de 1981 era otro 18 de julio de 1936. La incertidumbre se apoderó de los españoles mientras el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero retenía por la fuerza a los congresistas durante la sesión de votación para la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del gobierno, y el capitán general Miláns del Bosch sacaba los tanques a las calles de Valencia. “Fue una noche formidable, sobre todo para los que habíamos estado comprometidos políticamente. Pensábamos que nos llegaba la noche de los cuchillos largos y había que poner los pies en polvorosa. Por suerte se quedó en un susto”, cuenta Ladrón de Guevara. Toni Alcántara, en la ficción, vivió el golpe en primera persona, pues se encontraba retransmitiendo la sesión.

Una nueva política

Los comicios del 28 de octubre de 1982 sentaron las bases del bipartidismo en España entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (heredero de Alianza Popular). Los socialistas recibieron el 40,82% de los votos mientras que los conservadores el 26,46%. En estas elecciones se hundieron UCD y Centro Democrático y Social (CDS) el nuevo partido con el que se presentaba Adolfo Suárez, tras su dimisión en 1981. Antonio Alcántara sentía una gran admiración por el político y tras formar parte de su primer gobierno, se convirtió en simpatizante de CDS.

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