Para saber si tengo gripe
La expropiación de la salud fue profecía de Iván Illich. Profecía cumplida, como demuestran los autores del libro
A lo largo de un mes, de cada 1.000 personas hay unas 800 que tienen síntomas de algún problema de salud. Sólo 13 personas acaban en urgencias. Algunas personas utilizan las urgencias en exceso y otras en defecto, pero es un punto cardinal de la organización sanitaria que las personas tengan capacidad para “filtrar” apropiadamente los síntomas que perciben de forma que consulten sin arbitrariedad. La expropiación de la salud es el proceso que medicaliza la vida hasta el punto de llevar a consultar todos los problema pues las personas pierden su capacidad de discriminar.
La expropiación de la salud fue profecía de Iván Illich. Profecía cumplida, como demuestran los autores del libro. Utilizan de ejemplo el uso irracional de las urgencias en las epidemias de gripe. Se acude a las urgencias: “Para saber si tengo gripe, tengo todos los síntomas, pero ¡no soy médico...!”.
El sobreuso no es baladí, tiene consecuencias en el propio paciente y en los demás, pues compite con los que precisan atención urgente. Por aclarar dudas se retrasa la atención de pacientes con infarto de miocardio, por ejemplo. Este ejemplo demuestra que la población ha sido expropiada de los conocimientos que retenían prudentemente en el domicilio los cuidados apropiados para los catarros invernales.
Los autores utilizan casos clínicos novelados para demostrar el impacto de la expropiación en la salud, en la vida y en la sociedad. Cubren todos los campos, desde el embarazo a la muerte, desde la salud mental al proceso diagnóstico, de forma que el libro resulta útil para legos y profesionales pues ayuda a adoptar una actitud de pensar y racionalizar el uso de los servicios sanitarios.
La expropiación de la salud. Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández. Los Libros del Lince. Barcelona, 2015. 248 páginas. 20 euros.
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